Hombres cada vez menos fértiles
El semen de entre el 30% y el 50% de los varones no alcanza los criterios de calidad de la OMS
Es una joven pareja de 33 y 34 años con problemas de esterilidad, una más de las 600.000 parejas estériles que hay en España. Muchas de estas parejas llevan años haciéndose pruebas, visitando a especialistas y luchando para alcanzar un objetivo que se ha convertido en el centro de sus vidas: ser padres. Como sucede en la mitad de los casos, la anomalía de esta pareja, que prefiere mantenerse en el anonimato, está en el varón. Sufre traslocación recíproca de los cromosomas 1 y 11 (alteración que se produce siempre que hay intercambio de material genético entre dos cromosomas). Ellos han conseguido ya su objetivo, pero además figuran como la primera pareja española con esta anomalía que consigue tener una hija sana mediante diagnóstico genético preimplantacional (DGP).
Uno de cada cuatro hombres con problemas de infertilidad puede llegar a tener hijos
La paternidad tardía, el tabaco, el estrés y los tóxicos ambientales son factores de infertilidad
No es, ni mucho menos, un caso aislado. Los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU, una de las instituciones más prestigiosas en biomedicina, han confirmado los resultados de un amplio estudio realizado entre 1938 y 1990 que revelan que la concentración y calidad del semen disminuye en este país un 1,5% al año. En Europa, se calcula que este descenso ronda el 3%. Por tanto, según los expertos, y si se calcula este porcentaje con las cifras de concentración de espermatozoides de esos años, se estima que la concentración media hoy estaría alrededor de unos 24 millones de espermatozoides por mililitro, cantidad ligeramente por encima del límite de fertilidad establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Algunos países europeos como Dinamarca ya han tomado medidas y han iniciado un programa anual para analizar la calidad del semen de sus jóvenes. Los últimos estudios realizados en este país, según un trabajo publicado en Human Reproduction en junio de 2002, revelan que más del 30% de los daneses de 19 años tienen una concentración de espermatozoides menor de la establecida por la OMS.
Los resultados del primer estudio poblacional realizado en España, presentado el año pasado en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Fertilidad, demuestran que la situación no es más alentadora. Esta investigación, en la que participaron más de 400 voluntarios tarraconenses de entre 22 y 59 años, demostró que hasta el 53% de las muestras no cumplía los parámetros de normalidad. "Esto no significa que la mitad de esta población sea estéril pero sí que se aprecia una reducción importante de la infertilidad masculina", sostiene Marisa López Teijón, responsable del servicio de Reproducción Asistida del Instituto Marqués de Tarragona, entidad que realizó el estudio.
A finales de 2003, el mismo centro presentará los resultados de otros dos estudios poblacionales realizados en la provincia de Barcelona y en La Coruña, con una muestra de más de 1.000 pacientes y, según ya ha adelantado López Teijón, los resultados preliminares son peores que los del estudio de Tarragona.
Muchos de los casos de esterilidad tienen solución, pero requieren procedimientos médicos complejos, como el del joven que sufría traslocación recíproca de los cromosomas 1 y 11. "La pareja se sometió a un ciclo de fertilización in vitro con microinyección espermática, y a los embriones fecundados se les realizó diagnóstico preimplantacional, prueba genética en la que se analiza el núcleo de una única célula de cada uno de los embriones fecundados. En este caso se obtuvieron seis, y sólo dos eran genéticamente normales. Se transfirieron a la mujer y quedó gestante en ese ciclo", explica Pedro Caballero, director de la Clínica Tambre de Madrid, en la que se ha tratado este embarazo.
Las traslocaciones pueden afectar tanto al hombre como a la mujer. En ambos casos se manifiestan con abortos repetitivos, pero cuando se asocian al hombre también se acompañan de baja calidad espermática. Entre un 10% y un 30% de los varones infértiles padece este trastorno. "Son individuos sanos, que tienen dos pares de cada uno de los cromosomas, pero en vez de estar cada uno con su pareja están mal distribuidos y generan embriones desbalanceados, es decir, que pueden tener tres cromosomas 1 y un 11 en lugar de dos 1 y dos 11, por ejemplo. Y, eso es incompatible con la vida", explica Josep Santaló, del departamento de Biología Celular de la Universidad Autónoma de Barcelona, uno de los genetistas de este caso, que se publicará en la revista Human Reproduction.
Además de las alteraciones cromosómicas, existen otros factores que influyen en la infertilidad masculina, entre ellos, el aplazamiento de la paternidad, el consumo de tabaco, drogas, el estrés, las infecciones, la temperatura testicular elevada (por encima de los 37º centígrados) y los tóxicos medioambientales. "Los testículos son extremadamente sensibles a algunos factores, sobre todo, a los tóxicos medioambientales. De hecho, se consideran la causa más importante del aumento de la infertilidad masculina en los últimos 20 años", explica Juan Álvarez, director del Centro de Infertilidad Masculina Androgen de La Coruña y profesor de Biología Reproductiva de la Universidad de Harvard.
"Estos factores", prosigue, "pueden ser endógenos, como es el caso de los radicales libres producidos en el propio testículo, o, exógenos, tóxicos industriales que se encuentran en el medio laboral, pesticidas, cremas antisolares, alquilfenoles, presentes en los antioxidantes de la industria del plástico o en algunos productos domésticos como champúes o cosmésticos; bisfenol A y derivados, que se localizan en el resvestimiento de las latas de conserva; o hidroxianisol butilado o BHA, presente en los antioxidantes alimenticios".
La OMS considera que existe infertilidad masculina cuando la concentración de espermatozoides en el semen es inferior a 20 millones por mililitro cúbico, cuando menos del 50% de espermatozoides no tienen movilidad progresiva o cuando el porcentaje de espermatozoides con morfología normal es inferior al 15%.
"Cuando el hombre llega a la consulta lo primero que intentamos hacer es averiguar si tiene espermatozoides, y si éstos cumplen los parámetros de la OMS. Para ello se realiza una detallada historia clínica, recogiendo todos los sucesos que hayan podido influir en la fertilidad como la radioterapia, por ejemplo, y después se realiza la exploración física buscando datos que hagan sospechar de alguna patología, como unos testículos pequeños o blandos. Todo ello, más el seminograma, nos da una primera visión de la posible infertilidad del hombre", declara Antonio Allona, del servicio de Urología del hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Si los resultados del seminograma demuestran que hay espermatozoides en el semen pero tienen algún tipo anomalía, como oligozoospermia (alteración en el número), astenozoospermia (en la movilidad), o en la forma (teratozoospermia), se administran fármacos antiinflamatorios, antibióticos u hormonales. En ciertos casos se utilizan terapias más innovadoras con ácido fólico y sulfato de zinc o antioxidantes. Exceptuando las causas genéticas, se puede llegar a diagnosticar hasta el 75% de las causas de infertilidad masculina, y, de éstas, entre el 30% y el 40% pueden tratarse de forma satisfactoria.
"Con los tratamientos actuales, una de cada cuatro parejas de infertilidad con factor masculino puede llegar a tener hijos de forma natural o con tratamientos mínimamente invasivos, como la inseminación intrauterina. Sin embargo, muchas veces las parejas se deciden por técnicas de reproducción asistida porque no están informadas de los trastornos de infertilidad en el hombre ni de sus tratamientos", dice Juan Álvarez.
Estudios clave en el cromosoma Y
Los revolucionarios datos presentados hace unos meses en EE UU por el doctor David Page, del Howard Hughes Medical Institute, sobre el hallazgo de la secuenciación completa y el mecanismo de reparación y duplicación del cromosoma sexual Y abrirán nuevas líneas de investigación para conocer por qué se produce la infertilidad masculina, pero todavía habrá que esperar unos años para que estos resultados repercutan en un tratamiento.
"Los estudios norteamericanos revelan que el cromosoma Y, lejos de estar vacío, contiene 78 genes, y la combinación de ellos produce 27 proteínas. Además, se demuestra que no necesita entrecruzarse con ningún otro cromosoma para mantenerse y reparar su daño genético, sino que dispone de unos genes, que se llaman palíndromos, que se pueden leer tanto por la derecha como por la izquierda. Este hecho le permite duplicarse más veces que un cromosoma clásico. Ahora, lo que tenemos que averiguar es el mecanismo por el que se producen las proteínas, tanto la normal como la anormal, ya que esta última es una de las causantes de la infertilidad", explica Carlos San Román, jefe del servicio de Genética Clínica del hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Otras fuentes destacan la importancia de este descubrimiento, pero aseguran que, aunque ayudarán a tener un conocimiento más detallado de la infertilidad en el futuro, de momento añaden poca información a lo que ya se sabía sobre las microdelecciones del cromosoma Y. Este trastorno aparece por unos defectos en el gen que impiden que llegue la información necesaria para producir el espermatozoide en el testículo. Las microdelecciones del cromosoma Y constituyen el 15% de las causas de azoospermias no obstructivas y el 6% de las oligozoospermias severas.
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