Incertidumbre en el foco de la neumonía
Escasea la información en Foshan, la ciudad china en la que probablemente se originó la epidemia
En un ala del Hospital del Pueblo número 1 de Foshan a la que se accede sólo después de haber salido a la calle, una inscripción en chino y en inglés recibe al posible paciente: "Enfermedades Infecciosas". En la sala de espera, un hombre de unos 40 años camina nervioso, protegiéndose la boca y la nariz con su cazadora como si fuera un embozado. Su actitud es fácil de entender. Foshan, en el sur de China, es probablemente el lugar en el que se originó la epidemia de neumonía asiática que ya ha afectado a 2.416 personas en todo el mundo y ha causado la muerte de 89.
En una habitación contigua, una mujer con bata entrevista a otra. Unos caracteres rojos dibujados sobre la mascarilla revelan su cargo: doctora.
Los habitantes de Foshan conocen mejor el brote de Hong Kong que el de su ciudad
Dos enfermeras despachan mascarillas protectoras de tela a tres yuanes la pieza
Estamos en Foshan, una bullicioso ciudad de cuatro millones de habitantes, de la provincia de Guangdong, al sur de China, situada a 28 kilómetros de Canton, a 200 de Hong Kong y a 2.500 de Pekín. El hospital es un edificio de mosaicos blancos, vestíbulo con escaleras mecánicas bajo un techo de cristal y pasillos vacíos. Recuerda a un centro comercial. Está muy tranquilo en esta tarde de sábado. En la farmacia, dos enfermeras despachan un par de protecciones de tela a tres yuanes (34 céntimos de euro) la pieza. "Aquí no hace falta, esto está bien ventilado. Pero yo me la pongo cuando vengo en transporte público al trabajo porque tengo miedo", reconoce una de ellas mientras su compañera esquiva las preguntas. A la salida, una pareja explica que han ido a una consulta y llevan mascarilla porque saben que hay enfermos ingresados con neumonía atípica. "Pero en la calle vamos sin ella".
El pasado viernes pasó por este hospital el equipo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se encuentra en la provincia de Guangdong para investigar el origen de la rara epidemia que ha causado 85 muertos en Asia y Canadá e infectado a 2.416 personas en 18 países. La mayoría de las víctimas se han producido en esta provincia china: 40 muertos y 1.200 infectados.
Fue en Foshan donde el 16 de noviembre se detectó el primer caso del denominado síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), un hombre de negocios que fue dado de alta en enero. Sobrevivió a la enfermedad, pero contagió a cuatro personas, aunque no a sus hijos. A partir de ahí, la epidemia se extendió al fronterizo Hong Kong y al resto del mundo.
Según diversas fuentes, los hospitales recibieron el aviso de que existía un brote de una extraña neumonía en Guangdong alrededor del Año Nuevo chino, que este año cayó el 1 de febrero. Con el país paralizado por la más importante de las fiestas, el aviso no fue extendido hasta después de las vacaciones. "En esa época no le digas a nadie que trabaje", dice un joven profesional. Para entonces, los casos se habían multiplicado.
Hasta el punto que cuando los habitantes de Foshan se lanzaron a comprar un remedio hecho con raíces conocido como Banlangen, a hervir vinagre en la creencia de que evitaría la infección y a recluirse en sus casas, las autoridades se movilizaron. Ya había pasado la semana de vacaciones, los negocios (turismo, comercio) estaban hechos. La botella de vinagre llegó a costar 200 yuanes (22 euros), el salario mensual de un campesino.
A mediados de febrero, el Gobierno reconoció que había habido cinco muertos y 305 infectados en Guangdong. Tras semanas insistiendo que todo estaba bajo control, el 26 de marzo, elevaba la cifra a 31 fallecidos en esta provincia y tres en Pekín, y el 1 de abril subía a 46 el total. El pasado viernes, después de haber recibido numerosas acusaciones de ocultismo, la viceprimer ministra Wu Yi, en un extraño movimiento, pidió disculpas por la forma en que se ha gestionado la crisis. El silencio informativo había caminado paralelo a la celebración a principios de marzo de la X Asamblea Popular Nacional que eligió a los nuevos gobernantes del país, incluida la propia Wu.
En Foshan, sin embargo, la población no parece estar muy al tanto de lo que ocurre. "Estamos muy informados de lo que pasa en Hong Kong por sus televisiones, pero cuando tratan la epidemia en China continental, se corta la emisión y ponen anuncios", explican algunas fuentes.
Según Ángel Navarro, representante de la Cámara de Comercio española en Guangdong, quien reside en Foshan, los expatriados de las 11 empresas españolas que hay en la provincia no tienen planes de salir del país, pese a la recomendación dada esta semana por la OMS de que no se viaje a Guangdong ni a Hong Kong. Navarro dirige la filial de exportación en China del grupo vasco Vicinay, fabricante de cadenas marinas en Foshan, una ciudad de aire tropical, situada en el delta del río Perla, donde las casas bajas alternan con modernos rascacielos y donde los ciclomotores han sustituido a las bicicletas.
"Algunas compañías tienen planes de contingencia para el caso de que esto vaya a más. Sí se han suspendido viajes de directivos desde España, pero todo está normal. Porque no ocurre nada o porque no se sabe nada", dice. "El miedo que tenemos es que por lo que sea cunda el pánico". Hay médicos extranjeros que aseguran que los hospitales se desbordarían y han aconsejado a algunas embarazadas, como medida preventiva, que dejen la zona. Ningún portavoz del Gobierno provincial de Guangdong estuvo disponible ayer para explicar su posición sobre el brote de neumonía.
Chen, que regenta un minúsculo local con una lavadora industrial en el barrio viejo, se muestra dispuesto a lavar las mascarillas de los visitantes. "Yo no tengo miedo, esto no es muy serio. Pero las separaré del resto de la ropa". A pocos metros, un hombre camina acelerado, tras su protección bien ajustada a la nariz. "Que por qué la llevo, porque vengo de Hong Kong, pero aquí me siento un bicho raro".
Algunas fuentes dicen que la policía pregunta a la gente que lleva mascarilla por qué lo hace como medida intimidatoria. "Yo me la pondría, pero no lo hago por eso. El Gobierno local no quiere que haya mala imagen". Guangdong es uno de los principales motores del crecimiento de China. Foshan, conocida por su industria cerámica, fabrica el 80% de los microondas del mundo.
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