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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El disparate del olivar

Los últimos datos de la cosecha de aceitunas en Jaén ponen de manifiesto graves problemas en el sector: una baja producción respecto a años anteriores y sólo un 20% del aceite obtenido puede catalogarse como virgen extra. El 80% restante se denomina lampante y pasa a la industria refinadora para eliminar malos sabores, encabezarlo con aceites que le den un sabor agradable y salir al mercado. Este aceite refinado no tiene las apreciadas propiedades que se publicitan con la dieta mediterránea y constituye el 70% del aceite que consumimos los españoles, sin duda por falta de información. La calidad está en los aceites vírgenes extra, que venden con gran valor añadido nuestros vecinos italianos.

De otro lado, las ayudas al sector del olivar se conceden sin considerar la calidad del aceite producido. De este modo, se estima que en esta cosecha el agricultor va a cobrar tres euros por kilo de aceite obtenido, con independencia de que las aceitunas cosechadas estén en el suelo podridas desde hace más de un mes. Tampoco se considera que, para producir aceitunas, la contaminación de las mismas y de su entorno, esté llegando a límites disparatados. Por último, tampoco se tiene en cuenta si el productor hace negocio y se enriquece con las ayudas, o es un agricultor al que hay que apoyar para que sobreviva en su medio.

Quisiera aportar sólo unos datos para ilustrar el disparate del olivar andaluz:

El suministro de agua potable a los vecinos que dependen del pantano de El Rumblar, 84.000 personas en ocho municipios, se ve interrumpida por la contaminación que provoca la terbutilazina (empleada como plaguicida en el olivar). Los niveles de nitratos en las aguas de fuentes y embalses destinadas al uso humano en la provincia de Jaén superan los 700-800 miligramos por litro, cuando lo recomendable es no superar los 50 miligramos por litro. Se abusa de abonos de síntesis que la tierra no puede retener, y se van con el agua en cuanto llueve, contaminando los acuíferos, ríos y pantanos.

En un reciente estudio de productos ecológicos, dos aceites vírgenes contienen trazas de simazina (herbicida), y es vox populi la contaminación de aceites convencionales con diferentes productos fitosanitarios venenosos empleados en los cultivos.

La pérdida de suelo agrícola debida a las malas prácticas agrícolas está convirtiendo los campos en un desierto, donde la diversidad biológica se reduce al olivo, sus plagas y poco más. Esto obliga a continuos aportes de productos químicos para obtener cosechas cada vez más caras y con un desequilibrio cada vez más extremo. Este sistema productivo no se sostiene sin las ayudas europeas.

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Un elevado porcentaje de las ayudas europeas se destinan a productores con grandes superficies que podrían competir sin ayudas y que se enriquecen gracias a las mismas en una clara situación de injusticia. Este drama que nos afecta a todos debería favorecer un debate público, y propongo los siguientes puntos para poder introducirlo:

¿Porque las administraciones no informan a los ciudadanos del nivel de envenenamiento a que se ven sometidos? Parece que la consigna es no crear alarma; entonces ¿cuánto veneno mas tenemos que tragar antes de tomar medidas? ¿Qué va a pasar cuando se acaben las ayudas y la estructura productiva actual no se sostenga? ¿Estarán al mismo nivel los pequeños agricultores que los grandes terratenientes? ¿Cómo pretenden que el sector sea competitivo sin establecer unos criterios de calidad? ¿Cómo pretenden favorecer la agricultura ecológica si las aguas están contaminadas por los cultivos convencionales? ¿Qué credibilidad tendremos en los mercados nacional e internacional?

Estoy seguro que los técnicos y las autoridades públicas pueden aportar más preguntas para clarificar el futuro del sector, poner límites a esta locura y respetar la salud de la ciudadanía de Andalucía, esta comunidad imparable, que busca la calidad, y que marcha hacia un desarrollo ¿sostenible?

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