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La Xunta admite que la aparición de fuel en las Rías Bajas puede obligar a una nueva veda

Los pescadores del País Vasco recogen 700 toneladas a escasas millas de la costa

Xosé Hermida

La amenaza del chapapote resurgió ayer por toda la costa gallega, desde las Rías Bajas hasta el Cantábrico. La tranquilidad que se vivía en los bancos marisqueros del sur de Galicia, donde la veda se había levantado el pasado lunes, se quebró con la aparición de numerosas galletas de fuel en las rías de Vigo, Pontevedra y Muros. La Xunta admitió que si el hidrocarburo sigue llegando en los próximos días tendrá que reconsiderar su decisión de permitir el marisqueo en las Rías Bajas. Los pescadores en el País Vasco salieron a la mar y recogieron 700 toneladas de chapapote.

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Ya no son las grandes lenguas negras de los primeros días, pero la sangría contaminante del Prestige sigue acechando la costa gallega, tres meses y tres semanas después del accidente del buque. El fuel incluso ha vuelto a aparecer en las Rías Bajas, donde la Xunta ya había autorizado el marisqueo desde el pasado lunes alegando que los análisis de aguas demostraban su limpieza. Las Rías Bajas se libraron de la invasión masiva de la marea negra, pero ahora empiezan a recibir chapapote en pequeños trozos, a veces del tamaño de una moneda, o en forma de irisaciones, levísimas capas aceitosas que pueden alcanzar una gran extensión, como las localizadas ayer por los marineros de Baiona, en la ría de Vigo, en un área de dos millas de longitud y unos 40 metros de ancho. En esa irisación, los pesqueros recogieron trozos de chapapote de 20 centímetros de diámetro.

Los mariscadores de Baiona estaban a punto de retornar a sus faenas después de que la Xunta levantase la veda, pero tras lo ocurrido ayer han aplazado la decisión. El consejero de Pesca, Enrique López Veiga, aseguró que las nuevas llegadas de fuel no suponen por ahora un peligro para el marisco y expresó su confianza en que se trate de un "episodio aislado". El consejero insistió en que la apertura del marisqueo no ha sido precipitada, pero reconoció que si la situación persiste algunos días el Gobierno autónomo tendría que "reconsiderar" su decisión.

El fuel también reapareció en la ría de Muros y Noia y volvió a llegar en cantidades importantes a Carnota, en las proximidades de la Costa da Morte. "Aquí no son galletas, sino planchas de casi medio metro", declaró el alcalde de esta última localidad, Xosé Manuel García. Más al norte, en Cedeira, los pesqueros se afanaban por detener el fuel a la entrada de la ría y proteger algunos de los bancos de percebes más ricos de Galicia, libres hasta ahora de contaminación. Marineros y autoridades locales insisten en que el chapapote que llega estos días parece fresco y recién salido del mar. "Es brillante y pestilente, como el de la primera marea negra", indicó el alcalde de Carnota. Pero la Administración mantiene que se trata de trozos desprendidos de las zonas rocosas ya afectadas y no de derrames provenientes de los tanques sumergidos.

Las playas vascas sufrieron ayer su peor día desde que se iniciara la crisis del Prestige con la llegada de gran cantidad de fuel, informa Eduardo Azumendi. Los arenales más afectados fueron los de San Sebastián, donde se retiraron 97 toneladas de residuos impregnados de combustible. Otras 153 toneladas, 56 de ellas en Bakio, se recogieron en las playas de Euskadi. A pesar de las malas condiciones climatológicas en alta mar, 93 pesqueros zarparon para recoger fuel. Las embarcaciones realizaron su trabajo a sólo cinco millas de la costa, dada la proximidad de las manchas de contaminación. Recogieron 700 toneladas de fuel.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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