El conseller en cap, Artur Mas, sufrió ayer el revolcón parlamentario más importante desde que se convirtió en el candidato de Convergència i Unió (CiU) a presidente de la Generalitat. Paradójicamente, el tropezón no fue consecuencia de ninguna operación preparada por nadie, sino que él mismo se situó en el ojo del huracán al tratar de forzar un cara a cara con su rival socialista, Pasqual Maragall, durante el debate para solemnizar el acuerdo alcanzado por la mayoría de grupos para elevar el techo del autogobierno.
El pleno del Parlament aprobó ayer solemnemente, con los únicos votos en contra del Partido Popular, una propuesta para elevar el techo del autogobierno catalán que incluye la petición de reforma del Estatut.
Ni uno. Todos los nombres propuestos para dirigir los comités organizadores de los debates del Fòrum 2004 fueron rechazados por una de las administraciones consorciadas, la del Gobierno central.
La afirmación del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, de que "no hay demanda" de pisos de alquiler para jóvenes, fueron rebatidas ayer por la Cámara de Comercio de Barcelona. El presidente rectificó después sus afirmaciones pero la polèmcia ha continuado.
Josep Laporte, presidente del Institut d'Estudis Catalans (IEC), en la primera evaluación de su mandato tras las elecciones celebradas en julio, instó ayer a la Biblioteca Nacional a corregir su sistema de clasificación que considera que el balear, el catalán y el valenciano son lenguas distintas.