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ACOSO A IRAK

Los inspectores viajarán en 10 días a Bagdad con orden de investigar sin límites

Irak tiene 30 días para informar sobre todos sus programas de armas de destrucción masiva

Desde hace varias semanas, Hans Blix, el diplomático sueco responsable de la Comisión de las Naciones Unidas para la Inspección, Vigilancia y Verificación (Unmovic, en inglés), solía despedirse de los periodistas con un 'nos veremos en Bagdad'. Ayer el jefe de los inspectores anunció que llegará a Irak el próximo día 18. El calendario de la resolución es muy estricto. Blix y Mohamed el Baradei, director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), deberán reanudar las inspecciones el 23 de diciembre y entregar su primer informe el 21 de febrero.

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'La resolución', dijo Blix, que estuvo presente durante la votación en Nueva York, 'refuerza considerablemente nuestro mandato'. El texto impone a Bagdad el 'acceso inmediato, incondicional, sin trabas ni restricciones', a todas las instalaciones que los inspectores quieran investigar. La Unmovic y la OIEA podrán interrogar a cualquier persona que juzguen oportuno, 'dentro o fuera de Irak' e incluso 'facilitar el traslado de los entrevistados y sus familiares' fuera del país sin la presencia de 'observadores' del Gobierno iraquí.

Unmovic se creó a finales de 1999 para reemplazar a Unscom, la agencia que se hizo cargo del programa de desarme de la ONU de 1991 a 1998. Dentro de 10 días volverá a las instalaciones que Unscom abandonó en diciembre de 1998, por orden de Washington, antes del bombardeo conjunto de Estados Unidos y el Reino Unido que acabó por aislar aún más al régimen iraquí. Los inspectores llevaban entonces más de un año sin trabajar enzarzados en continuas discusiones con Bagdad.

Es exactamente el tipo de situación que el nuevo texto espera evitar. Junto con la resolución, ayer también se aprobó una carta firmada por Blix y El Baradei que resume los acuerdos que alcanzaron a principios de octubre en Viena con los responsables iraquíes. En ella se especifica que, en cualquier momento y sin previo aviso, Unmovic podrá acceder a los ocho palacios presidenciales de Sadam Husein, hasta ahora sujetos a un régimen de inspecciones menos severo.

Blix está listo desde hace semanas. El diplomático sueco y su colega egipcio viajarán primero a Chipre, donde han establecido una de sus bases de operaciones, antes de viajar a Bagdad con una veintena de expertos, de los 260 contratados. 'Al principio las inspecciones serán limitadas, porque necesitaremos varias semanas para instalar toda la infraestructura', como laboratorios, equipos técnicos o helicópteros, aseguró desde Viena una portavoz de la OIEA.

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Es muy posible que no se cumplan los plazos. La resolución estipula que Irak tiene 30 días para informar sobre todos los programas de desarrollo de armas de destrucción masiva (convencionales, químicas, biológicas y de misiles), incluidos aquellos de doble uso (civil y militar), los más complicados. Blix ya advirtió al Consejo y a Washington que le parecía un poco justo, dada la tarea.

Será, como subrayó Kofi Annan, un 'camino difícil y peligroso' y las semillas de la discordia ya están germinando. Ayer se percibieron los primeros obstáculos. El representante ruso, Serguéi Lavrov, sorprendió al asegurar que Irak necesitará 'más de treinta días' para informar sobre el estado de su arsenal, lo que no podrá considerarse como 'una violación' de los acuerdos, una interpretación que no coincide mucho con la de EE UU. 'Cualquier indicio' de obstruccionismo por parte de Bagdad se considerará como 'un asunto muy grave', subrayó su embajador, John Negroponte.

La resolución deja claro que en cualquier momento los inspectores, o incluso los Estados miembros, pueden denunciar la falta de cooperación iraquí lo que sería suficiente para proponer una acción militar.

Para preservar su neutralidad y evitar ser acusados de espías, como ya pasó con los anteriores inspectores, Unmovic 'determinará la composición de sus equipos' que incluirán el mayor número posible de nacionalidades. Podrá recibir información secreta de los miembros de la ONU, pero no tendrá ninguna obligación de compartir sus informes con ellos. En los últimos tres años, la agencia de desarme ha acumulado datos sobre 700 instalaciones que estima 'sospechosas'. Bagdad se hará cargo de los costes de la rehabilitación de las instalaciones abandonadas por Unscom y deberá garantizar la presencia 24 horas al día de un enlace que sepa hablar inglés.

Paradójicamente, una de las preocupaciones más inmediatas de Blix no son los iraquíes, sino la prensa. El diplomático sueco sabe que todos sus gestos serán observados, medidos e interpretados. 'No queremos que esto se convierta en un circo mediático', comentaba la semana pasada. Es un auténtico problema. El diplomático sueco ya ha dicho que se limitará a informar al Consejo y que no le tocará decidir si hay guerra o paz. La realidad iraquí será, sin duda, algo más complicada.

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