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Israel retira las excavadoras del cuartel de Arafat y comienza a negociar el fin del asedio

Radicales palestinos causan cuatro heridos en Hebrón entre un grupo de peregrinos judíos

Estados Unidos ha obligado a israelíes y a palestinos a sentarse a la mesa de negociaciones para pactar una salida a la crisis de la Mokata, donde desde hace cinco días se encuentra asediado por tropas el presidente Yasir Arafat. El proceso de negociación empezó, sin embargo, a tambalearse pocas horas después de haberse iniciado ayer como consecuencia de un ataque de radicales palestinos que dispararon sobre un grupo de judíos en Hebrón hiriendo a cuatro civiles, entre ellos dos niños, y poniendo así en pie de guerra a esta comunidad de colonos, la más levantisca y radical de Israel.

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Las excavadoras D-9, la maquinaria más potente y destructiva de la ingeniería civil israelí, han desaparecido de la Mokata, el complejo presidencial de la Autoridad Palestina en Ramala, y los trabajos de demolición se han dado por acabados. La orden ha venido desde Estados Unidos, acompañada de una enérgica 'recomendación' que, desde ayer, obliga a israelíes y palestinos a negociar una salida a la crisis, incluida la libertad de Yasir Arafat. Poco después, el ministro de Colectividades Locales y responsable del equipo negociador palestino, Saeb Erekat, se entrevistaba con el general Eival Giladim, uno de los responsables de la operación militar Cuestión de Tiempo, que el Gobierno de Ariel Sharon puso en marcha el pasado jueves contra Arafat como represalia por un atentado suicida en Tel Aviv, y con la que se pretende conseguir el exilio del presidente.

Esta reunión entre Erekat y Giladim, la primera que israelíes y palestinos celebran tras el estallido de esta crisis, concluyó sin un acuerdo aparente, pero dejó las puertas abiertas para que las dos partes continúen hablando en los próximos días. Las discrepancias se centraron en torno a la petición por parte de Israel de que se le facilite una lista con los nombres de todos los funcionarios que se encuentran en el asedio con Arafat, unos 200, para saber quiénes de ellos están buscados o acusados de 'actos terroristas'. La propuesta fue rechazada por Erekat y por el propio Arafat en el transcurso de una reunión que los dos celebraron en la Mokata asediada.

Pero no toda la negociación recae sobre las espaldas de Erekat. Abu Mazen, el número dos de la Organización para la Liberación de Palestina, el supuesto delfín de Arafat, se entrevistaba ayer con otros altos cargos del partido Fatah; el ministro de Relaciones con el Parlamento, Nabil Amor, y el jefe de la Seguridad Preventiva de Cisjordania, Zoher Munasra. La reunión, efectuada también con el consentimiento del mando israelí, servirá para abrir una segunda vía de negociación, a la que podría unirse el representante de Naciones Unidas, Tardej Larsen, y el enviado especial de la Unión Europea, Miguel Ángel Moratinos.

'En cuestión de días encontraremos una salida a la crisis y Arafat estará libre. Como políticos estamos obligados a ser pragmáticos', aseguraba en su domicilio el ministro palestino Nabil Amro tratando de desoír las voces de la calle, especialmente las que ayer llegaban desde la plaza Menara en Ramala, donde los jóvenes radicales continúan acosando con piedras a los soldados israelíes que bloquean el camino a la Mokata, al tiempo que se oponen a cualquier pacto, a cualquier entrega. Nadie en la calle está dispuesto a avalar un pacto como el del asedio de Belén, que concluyó con el exilio de 13 activistas.

La negociación, sin embargo, se encontraba a media tarde de ayer en una situación incierta, después de que un grupo de radicales palestinos, apostados en la colina de Abu Sneineh, dispararan contra un grupo de peregrinos judíos que había acudido a la cueva de los patriarcas, en Hebrón, para celebrar la fiesta del tabernáculo. Cuatro civiles resultaron gravemente heridos, entre ellos dos niños, movilizando así a la comunidad de colonos de Hebrón, la más levantisca y radical de Israel, que puede arrastrar a los otros 200.000 colonos del país y bloquear cualquier acuerdo sobre la Mokata.

El momento es delicado. Así lo reconocía ayer el presidente Yasir Arafat en un discurso, retransmitido por teléfono, que llegó a las juventudes de Belén que se manifestaban por las calles. 'La situación es peligrosa, pero nuestro pueblo puede hacer frente a todos los peligros. El pueblo palestino ha conocido situaciones peores que ésta', ha insistido el presidente, para añadir después, incansable: 'Marcharemos sobre Jerusalén y uno de nuestros hijos izará la bandera palestina sobre las murallas de la ciudad; somos un gran pueblo que nadie puede frenar'.

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