Las inundaciones arrasan la nueva Alemania del Este
El canciller Schröder anuncia 400 millones de euros en ayudas y llama a un 'esfuerzo nacional'
Los desbordamientos del Danubio, el Elba, el Mulde y de otros ríos supondrán pérdidas de 'miles de millones de euros' en Alemania y harán necesario un 'esfuerzo nacional' de reconstrucción, afirmó ayer el canciller alemán, Gerhard Schröder. Mientras el nivel de las aguas descendía en Austria y Baviera, tocaba máximos en el Este (República Checa y el land de Sajonia) y aumentaba en el Norte, Schröder alertó de que muchos pueblos de la antigua República Democrática Alemana (RDA) tendrán que 'comenzar desde cero' en la modernización que se inició tras la reunificación del país, en 1990.
Muy consciente, seguramente, de que las riadas y la respuesta gubernamental que harán necesaria podrían jugar un importante papel en los comicios del 22 de septiembre (en los que lleva todas las de perder, según las encuestas), Schröder anunció ayer ayudas federales por un total de 400 millones de euros. De esta suma, 100 millones corresponden a dinero en efectivo que se deberá repartir de una 'manera expedita' entre los damnificados, que también se beneficiarán de un programa de créditos blandos y de otros planes de ayuda. En la mayoría de los casos, las compañías de seguros no cubren los daños ocasionados a los particulares.
Con todo, Schröder admitió que esta suma 'no será suficiente'. A su juicio, tanto la Unión Europea como los mismos ciudadanos alemanes, a los que se ha pedido que participen en una campaña nacional de donaciones, deberán aportar ulteriores ayudas para hacer frente a lo que calificó de auténtica 'catástrofe'. Sin entrar en detalles financieros, el canciller anunció que incluso se podría adelantar el Pacto de Solidaridad II, un programa con el que entre 2005 y 2011 se pretenden destinar más de 100.000 millones de euros en nuevas inversiones a la antigua Alemania del Este.
El tono dramático escogido por Schröder corresponde tanto a las imágenes que la televisión alemana seguía transmitiendo en directo ayer desde la zona de los desastres como con las impresiones que el canciller pudo recabar personalmente en la pequeña ciudad de Grimma, en el Estado federado de Sajonia. Allí, en la noche del miércoles, las riadas casi arrasaron el recién renovado casco histórico, dejando zanjas de 1,50 metros de profundidad donde antes había adoquines y sumiendo en el pánico a sus habitantes, 50 de los cuales tuvieron que ser rescatados in extremis de una iglesia que también estaba a punto de inundarse.
Dresde, sitiada por las aguas
Escenas parecidas se vivieron en varias otras localidades de Sajonia, donde ya han muerto ocho personas -desde el fin de semana son 12 las víctimas mortales en toda Alemania- y cuya capital, Dresde, seguía ayer sitiada por las inundaciones, con miles de ciudadanos improvisando diques con sacos de arena destinados no sólo a proteger las calles de la ciudad, sino también su patrimonio artístico, como la Ópera Semper y el palacio Zwinger.
En esta última construcción barroca, que alberga la colección de arte Antiguos Maestros, dos centenares de voluntarios rescataron de los depósitos subterráneos cerca de 4.000 pinturas.
'En el mismo instante en el que sacamos el último cuadro, comenzó a entrar el agua', afirmó su director, Martin Roth. Y lo peor aún parece estar por venir. Tras registrar 6,95 metros ayer por la tarde, el nivel de las aguas del Elba podría subir hoy a 8,50 metros en la capital sajona, ya muy cerca de su máximo histórico, de 8,77 metros en 1845. También por ello el Ejército alemán consideraba evacuar ayer, con varios aviones, a unos 2.0000 enfermos que se encuentran en los hospitales de la ciudad. Es la mayor operación de evacuación civil organizada por los militares alemanes desde la II Guerra Mundial.
Las riadas comenzaron a afectar también ayer al Estado federado de Sajonia-Anhalt, también atravesado por el Elba. Allí, una drástica subida de las aguas podría afectar al complejo químico de Bitterfeld, que alguna vez -hasta antes de que se descubrieran los gigantescos daños ecológicos que ocasionó en sus alrededores- fue orgullo de la RDA, y cuya vetusta tecnología ha sido modernizada a fondo desde 1990.
Tanto la policía como la organización ecologista Greenpeace advirtieron ayer de que una súbita subida del nivel del agua podría provocar vertidos tóxicos de sustancias químicas. Una de las empresas presentes en Bitterfeld es la multinacional Bayer, que desde allí abastece a toda Europa con sus aspirinas. En Austria y en el sur de Alemania, entretanto, el nivel de aguas del Danubio y sus afluentes comenzó a ceder ayer.
Aunque en muchas localidades la gente está acostumbrada a periódicas inundaciones, pocos habían visto algo similar. Algunos habitantes han perdido todo lo que tenían, como le sucedió a Francesco Bertat, un ciudadano italiano que tuvo que contemplar cómo las aguas devastaban su pizzería. En declaraciones a la agencia alemana de prensa Dpa, Bertat desconfiaba de que alguien le resarcirá de estas pérdidas. 'Es pura campaña electoral', dijo.
Un refuerzo para los ecologistas
Aunque no exista una certeza absoluta de que las riadas que están devastando amplias zonas de Europa Central se originen por el cambio climático, la ecología irrumpió ayer de lleno en la campaña electoral alemana. Los tres ministros verdes del Gobierno federal -el de Exteriores, Joschka Fischer; el de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, y la de Protección al Consumidor y Agricultura, Renate Künast-, se apresuraron a visitar localidades afectadas por las riadas, como también hicieron el canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, y su contrincante conservador y primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber. 'Ya es hora de que la razón ecológica se imponga', dijo Fischer, mientras su colega Trittin constataba que 'antes no había este tipo de tempestades de verano'. Como socio menor de la coalición gubernamental, Los Verdes se pueden apuntar varios éxitos en la protección del Medio Ambiente, desde la decisión de desconectar paulatinamente las centrales nucleares hasta la reducción de las emisiones de dióxido de carbono lograda en los últimos años. Uno de los pilares de esta política es la llamada ecotasa sobre el consumo de energía, que desde 1999 ha supuesto cerca de 12 céntimos en impuestos adicionales sobre la gasolina. Desde su adopción, esta medida ha sido duramente criticada por la opositora Unión Cristiana Democrática (CDU), una de cuyas promesas electorales es precisamente evitar un nuevo aumento de la ecotasa a partir del 2003. Hasta ahora el perfil ecológico de los conservadores en la campaña ha sido discreto. Varios medios alemanes destacaron ayer que en el equipo de asesores de Stoiber no figura ningún experto en medio ambiente. 'Lo que pasa es que de este tema se ocupan personalmente los jefes', se defendía ayer la presidenta de la CDU, Angela Merkel, ella misma ex ministra de Medio Ambiente en el Gobierno de Helmut Kohl.
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