Freno a los ensayos con embriones
Los reparos éticos de Italia, Francia, Alemania y España amenazan con bloquear la investigación con células madre
Europa está a punto de perder una nueva batalla frente a Estados Unidos en el terreno de la investigación de vanguardia. Hace poco más de seis meses, los ministros de la Unión Europea acordaron financiar con fondos comunitarios ensayos con células madre embrionarias en los países donde no hubiera prohibición. Ahora, la UE, donde en 10 de los 15 países miembros gobierna el centro-derecha, está a punto de recoger velas. Los nuevos reparos éticos de Francia, el recién llegado al bando conservador, pueden ser decisivos para el bloqueo o, al menos, para una moratoria.
Las células madre embrionarias son hoy en día un material precioso para la investigación biomédica. Al contrario de las células hepáticas, óseas o sanguíneas, son células aún no diferenciadas (llamadas pluripotentes), con las que los científicos pueden crear en laboratorio líneas celulares del tejido que necesiten. Se considera que la investigación con este tipo de células abre importantes perspectivas para el tratamiento futuro de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, el Parkinson, el Alzheimer y la diabetes. La investigación es aún incipiente, pero el escollo fundamental no es de carácter técnico, sino ético. Aunque las líneas divisorias no siempre se perfilan de forma nítida, todas las fuentes consultadas admiten que en este terreno hay una clara corriente progresista a favor de promover estos ensayos y una corriente conservadora que los rechaza por considerar que el embrión humano, aún con sólo 14 días, es ya un ser humano. Este último grupo es ahora mayoritario en la UE.
El escollo fundamental de estas investigaciones no es de carácter técnico, sino ético
Hasta hace unos días, Alemania (con Gobierno socialdemócrata), Austria, Italia e Irlanda eran los países que venían manifestando una mayor firmeza contra estas investigaciones, y España era la gran incógnita, dada su posición de neutralidad durante el ejercicio de su presidencia europea. Y, libre ya de esta forzada posición, ha sido el primer país en mover ficha. Ha manifestado su predisposición a acogerse a la moratoria planteada por Alemania, que ha propuesto que Europa se tome un año de respiro antes de decidir. Mientras tanto, no se financiarían proyectos con células madre embrionarias, pero no se prohibirían.
El nuevo Gobierno conservador francés de Jean-Pierre Raffarin no sólo ha dejado interrumpido el debate en la Asamblea Nacional sobre la posibilidad de abrir la puerta a la investigación con células madre de embriones tempranos. Ha hecho saber a sus pares europeos que es contrario a que la UE financie tales investigaciones.
A sus tesis se puede sumar pronto Holanda. El Senado dio luz verde el 11 de junio a una ley que permite investigar con los embriones supernumerarios (los sobrantes congelados de fertilización in vitro). Pero el Gobierno cristianodemócrata a punto de formarse (que incluye la lista del asesinado Fortuyn) ya ha anunciado su intención de limitar o eliminar tales ensayos.
Este asunto debe dirimirse cuanto antes en la UE porque forma parte del VI Programa Marco de Investigación cuatrienal, que debe entrar en vigor el 1 de enero y nadie quiere bloquear un asunto de tal envergadura. La propuesta de la moratoria mientras se aprueba el grueso de un programa de 17.500 millones de euros se perfila como la más viable. Sólo el capítulo bioético impide el acuerdo final.
Dinamarca, que ha tomado el relevo de España en la presidencia europea, quiere un acuerdo cuanto antes y busca una propuesta que obtenga el consenso. Pese a ser gobernado también por la derecha, permite investigar con células madre, aunque sólo para mejorar técnicas reproductivas.
Este posible frenazo es un jarro de agua fría para la comunidad científica europea, incluida la española. El 14 de noviembre de 2000, el Grupo Europeo de Ética presentó un dictamen favorable a estas investigaciones. Un año más tarde, un grupo de destacados científicos españoles pedía al Gobierno luz verde a estos ensayos tras explicar que 'han marcado una nueva era en la investigación biomédica'. Uno de los firmantes, Juan Carlos Izpisúa, ha descartado volver a España para poder seguir investigando con células madre en EE UU.
La Comisión y el Parlamento europeos han secundado a los científicos, pero los gobiernos tienen la última palabra. ¿Pondrá en peligro esta nueva situación las investigaciones del español Bernat Soria? Este científico ha obtenido 2,1 millones de euros de financiación comunitaria para sus ensayos, muy avanzados, con células madre embrionarias para tratar la diabetes. Dado que España no permite tales ensayos, Bernat Soria tendrá que desarrollar sus trabajos fuera.
En un artículo de Federico Mayor Zaragoza publicado recientemente en EL PAÍS, proponía desactivar la polémica utilizando una mayor precisión en los términos. 'Las células embrionarias no son tales', decía, 'sino derivadas de células de la masa interna de blastocitos tempranos procedentes de cigotos (es decir, óvulos fecundados), mucho antes de que se adquieran algunas de las primerísimas señales de organización embrionaria. Además, se hallan en condiciones de inviabilidad'. Una tesis que fue defendida en el Parlamento Europeo por científicos convocados por el Partido Popular Europeo.
Convicciones muy católicas
Tras la nueva posición francesa en contra de la investigación con células madre embrionarias se erige la figura del nuevo ministro de Sanidad, Jean-François Mattéi, un católico practicante que participó activamente en la elaboración de la ley francesa de bioética del año 1994 que prohibió la investigación con embriones. Hace dos años, Mattéi lanzó por Internet un llamamiento a la renegociación de una directiva europea para impedir la patentabilidad de los genes humanos y ha pedido una ley internacional que prohíba la clonación reproductiva por considerarla un crimen contra la humanidad. También las convicciones religiosas han hecho mella en este terreno en Italia, donde el Gobierno de Silvio Berlusconi, que accedió al poder en mayo de 2001, acaba de dar un paso atrás no ya en una técnica vanguardista y debatida como es el uso de células madre embrionarias, sino en las técnicas casi universalmente aceptadas de fecundación asistida. El pasado 12 de junio se aprobó una ley que prohíbe la fecundación artificial con esperma no procedente de la pareja legalmente establecida, limita el número de embriones a fecundar en la fertilización asistida y prohíbe la congelación de los embriones sobrantes. Meses antes, el ministro de Asuntos Europeos, Rocco Buttiglione, abogó por la ley natural y la familia tradicional en contra de cualquier artificio conceptivo. Buttiglione, antes de llegar al Gobierno de Berlusconi, era un profesor de ética católica en diversas instituciones europeas y americanas.
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