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Europa y EE UU acercan sus posiciones sobre Oriente Próximo

'Arafat tiene una nueva oportunidad tras defraudar a su pueblo', dice el presidente estadounidense

La cumbre Unión Europea-Estados Unidos, segunda de la era de George W. Bush, celebrada ayer en Washington, fue 'una discusión profunda sobre desafíos comunes', según el presidente norteamericano, y un encuentro 'sustancialmente positivo', según José María Aznar, que, como presidente de turno de la UE, añadió: 'Lamento defraudar las expectativas sobre fuertes controversias, porque no se han dado'. Las dos partes zanjaron así oficialmente sus disputas, aunque no avanzaron ni un palmo en la resolución de sus problemas comerciales.

'No ha habido ningún acuerdo, sencillamente porque no ha sido posible', reconoció tras el encuentro el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi. La información relativa a la cumbre respondió pues exactamente al esquema previamente acordado por las dos partes: reconstrucción de la imagen de unidad política en la escena internacional, facilitada por la liberación de Yasir Arafat y la precaria mejora de la situación en Oriente Próximo, y elaboración de una agenda 'positiva', que, según Bush, 'debe llevar el mismo espíritu de cooperación al terreno económico'.

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Bush, por su parte, prometió toda la ayuda que Aznar necesite en materia antiterrorista, y mostró toda su disponibilidad. 'Estoy dispuesto a ayudar al presidente Aznar contra ETA. Si pide ayuda, se la daremos', aseguró Bush. 'José María sabe que, siempre que quiera, puede encontrarme al teléfono', añadió el presidente estadounidense.

'Se seguirá buscando un acuerdo', es todo lo que pudieron decir las dos partes sobre los serios enfrentamientos comerciales que han agudizado sus diferencias.

El presidente norteamericano se declaró dispuesto a intentar una solución al problema fiscal de las sociedades comerciales off-shore que plantean una competencia desleal al comercio europeo, pero dijo que necesita el acuerdo del Senado y nuevas leyes. En consecuencia, pidió tiempo, probablemente hasta que pasen las elecciones legislativas del próximo noviembre.

Y lo mismo vale para el problema más grave de los aranceles impuestos por Bush a las importaciones de acero. 'Lo importante es que existe la voluntad política de elaborar un calendario para superarlo', subrayó Aznar, que se dirigió, en cambio, a los agricultores españoles para decirles que confía en que el problema de las clementinas españolas, vetadas en EE UU por el peligro de la mosca mediterránea, estará resuelto antes de que comience las próxima campaña, en octubre.

Prodi, más combativo que Aznar a la hora de exponer las diferencias de tipo siderúrgico, rechazó, por su parte, que la UE hubiera hecho alguna concesión en este terreno. De lo dicho ayer por los portavoces se deduce que, aunque Europa no renuncia a adoptar las represalias que le corresponden legalmente, sí expuso a Bush que no las aplicará, del mismo modo que los norteamericanos no decretarán represalias, mientras las dos partes negocien en el seno de la Organización Mundial del Comercio.

Se mantienen los aranceles

Pero EE UU no suspenderá, entre tanto, sus aranceles, salvo cuando lo decida caso por caso. La única noticia es, pues, que se sigue negociando.

De ahí que las dos partes dedicaran más atención ante la prensa a su cooperación antiterrorista y al tema de Oriente Próximo, donde los puntos de vista tampoco son idénticos. Aznar aseguró que Bush había acogido 'muy positivamente' la propuesta europea de negociar un acuerdo de cooperación judicial y supresión de la extradición entre EE UU y la UE que excluya la aplicación de la pena de muerte a los extraditados, pero las fuentes norteamericanas afirman que su país no puede aceptar una exclusión general de ese tipo. 'Espero que se llegue lo más pronto posible a un compromiso', dijo, no obstante, el presidente español, 'porque resultaría absurdo no darnos cuenta de que al terrorismo hay que hacerle la guerra, no sólo en el terreno, no sólo a través de la cooperación de seguridad e información, sino también desde la cooperación judicial'.

En el tema de Oriente Próximo, la cumbre relegó los problemas concretos, como el futuro de la investigación de los sucesos de Yenín, a la reunión del Cuarteto [EE UU, la UE, Rusia y la ONU] celebrada ayer mismo en Washington. Bush constató 'progresos', afirmó que la situación en Ramala 'se ha resuelto sin violencia', aseguró que 'Arafat tiene una nueva oportunidad tras haber defraudado a su pueblo' y exigió que el Estado palestino no se base 'en la corrupción y el terrorismo', sino 'en el respeto de las libertades'.

Aznar destacó que lo importante es llegar al alto el fuego y a las negociaciones de paz que desemboquen en dos Estados seguros y viables. 'Es muy importante esta concertación. Damos la mayor importancia a lograr condiciones de seguridad para todos y un alto el fuego inmediato que abra la vía de una perspectiva política de negociación para llegar a la existencia de dos Estados soberanos, uno israelí y otro palestino, capaz de vivir en paz y prosperidad uno junto al otro', dijo.

Bush destacó que, tanto en la lucha contra el terrorismo como en el conflicto de Oriente Próximo y en el de los Balcanes, 'se ha demostrado que cuando Europa y EE UU trabajan juntos, su eficacia se multiplica. Nuestra cooperación puede llevar a un mundo más seguro y mejor', aseguró.

Aznar extendió el argumento al terreno comercial. Destacó que el comercio bilateral entre Estados Unidos y Europa, con un flujo anual de cerca de 1,9 billones de dólares en los dos sentidos, representa el 40% el comercio mundial, y añadió: 'Son mucho más intensos los factores de coincidencia que los de discrepancia. Espero y deseo que en los próximos meses los problemas estén resueltos'. El presidente explicó que otros temas, como los latinoamericanos, quedan para el fin de semana que iniciará mañana en Camp David con Bush, quien, según precisó el mismo, se encargará de llevar los puros.

Romano Prodi, José María Aznar y George W. Bush se dirigen a la prensa tras su reunión en Washington.
Romano Prodi, José María Aznar y George W. Bush se dirigen a la prensa tras su reunión en Washington.REUTERS

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