El argentino Tomás Eloy Martínez gana el Alfaguara
El jurado, presidido por Jorge Semprún, eligió 'El vuelo de la reina' entre los cinco finalistas de los 433 originales
Tomás Eloy Martínez (Tucumán, 1934) obtuvo ayer el V Premio Alfaguara de Novela con El vuelo de la reina, una historia de amor, erotismo y traición que transcurre bajo el telón de fondo de la corrupción del poder y los medios en Argentina. El veterano escritor y periodista mezcla el relato de la obsesión sentimental entre un director de periódico de 60 años y una redactora de 30 con la descripción de una realidad oscura y podrida. El jurado, presidido por Jorge Semprún, eligió por mayoría la obra entre los cinco finalistas que pasaron la criba de 433 originales, 310 de ellos latinoamericanos.
Martínez, que recibirá 196.000 euros y una escultura de Martín Chirino el 11 de abril en Madrid, agradeció el premio por teléfono desde Estados Unidos, durante una videoconferencia con América Latina abierta por Juan Cruz al grito de 'Viva Argentina'. El premio es para Martínez, sí, pero también para la literatura argentina, lo cual complació mucho al autor: 'En este momento en que las desdichas se abaten sobre el país, la cultura está en los sótanos, pero viva y de pie'.
'Confundido, abrumado y emocionado' por la decisión del jurado, que compareció en pleno en la Casa de América para comunicar el fallo a la prensa, Martínez explicó que éste es el único premio importante que ha ganado.
Pero este escritor, articulista, cuentista, guionista y profesor de Literatura conoció el éxito en los ochenta con La novela de Perón, y en los noventa, noventa, con Santa Evita, la narración de las peripecias del cadáver de la primera dama argentina, que ha vendido más de 150.000 ejemplares.
Rosa Regás, secretaria del jurado, leyó el acta, que destaca cómo El vuelo de la reina describe 'los mecanismos del poder político y de los medios, un mundo de corrupción que se extiende a todos los ámbitos de la vida'.
Jesús de Polanco, presidente del Grupo PRISA, felicitó al ganador, entre bromas mutuas sobre futuras ventas y plusvalías, y Semprún afirmó que la novela era, 'sin duda', la mejor de las cinco leídas. 'Nos sentimos satisfechos por haber cumplido con nuestro deber literario: es una gran novela y puede vender muchos ejemplares, lo cual también es importante', dijo el presidente del jurado. 'Emplea la crítica social, y a ratos de forma dura, incluso desagradable', añadió, 'pero resulta muy coherente porque traza una metáfora de la situación social argentina'.
Martínez explicó que la realidad fue impregnando la novela casi a su pesar, porque 'a veces la razón ficticia se nutre de la sinrazón de la realidad'. Su idea inicial fue escribir la historia de amor y traición de un 'periodista oscuro, brillante, obsesivo y trágico', y 'encontrar cierta forma de humor, porque las tragedias no tienen sentido sin su contrapeso de humor'. Pero poco a poco surgían, contó, 'las diversas variantes de la corrupción argentina, el cinismo, la hipocresía, las más extrañas formas de venalidad...'.
Cada miembro del jurado felicitó al autor y opinó sobre un libro que Martínez envió con el título La mujer de la vida y el seudónimo J. S. Carmona. El mexicano Carlos Monsiváis se confesó adicto a la prosa de Martínez, y dijo que estaba tan contento por el premio que estuvo 'a punto de no sentir envidia'. La brasileña Nélida Piñón, citada en la novela como una de las mujeres más inteligentes de Iberoamérica (Martínez lamentó en broma que pudiera tomarse por un elogio al jurado), subrayó su equilibrio y armonía técnica, pero sobre todo el 'atrevimiento de presentar un personaje cruel que no demuestra arrepentimiento'. Rosa Regás se mostró admirada por el uso de los dos tiempos narrativos. El cineasta Agustín Díaz Yanes dijo haberlo pasado muy bien leyendo el libro. La escritora puertorriqueña Rosario Ferré recordó que en sus clases Martínez siempre decía que la literatura debe ser testimonio del mundo que nos rodea. Y el director general de Santillana, Juan González, calificó el libro de 'conmovedor'. Para acabar, Martínez dejó una frase memorable: 'La literatura forma parte de la libertad y los sueños. Y no podemos vivir sin ninguna de esas dos cosas'.
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