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GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

Fuerzas norteamericanas y afganas combaten una fuerte bolsa de resistencia talibán

Muere un soldado estadounidense en una zona castigada por bombardeos de los B-52

Jorge Marirrodriga

Tropas estadounidenses apoyadas por bombarderos y soldados de la Alianza del Norte libraron ayer duros enfrentamientos en la provincia oriental de Paktia, al este de Afganistán, con cientos de combatientes talibanes, muchos de ellos extranjeros, militantes de la organización terrorista Al Qaeda, que aún permanecían activos en territorio afgano. Al menos un soldado de EE UU y dos afganos fallecieron en los combates. En medio de un gran secretismo, decenas de heridos fueron trasladados a la base de Bagram, cerca de Kabul.

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Se trata de los combates más importantes librados en las últimas semanas en Afganistán y la primera vez en que se producen no por iniciativa de la coalición internacional, sino debido a una contraofensiva de los talibanes cerca de la ciudad de Gardez, capital de Paktia. Esta provincia se encuentra en la zona donde se refugiaron los talibanes y los partidarios de Osama Bin Laden. Uno de los señores de la guerra que controlan la región, Padsha Jan Zadran, señaló a la BBC que se han producido intensos bombardeos estadounidenses con aviones B-52, en los que se ha empleado armamento muy sofisticado.

Según informadores presentes en la zona, los soldados provenientes del frente han relatado que se han visto obligados a retroceder. En los enfrentamientos participan 50 soldados estadounidenses y unos 1.000 combatientes de la Alianza, que, pese al apoyo aéreo, se han visto en serios apuros. 'Los combates han sido muy duros y hemos perdido terreno', relató un soldado, que señaló que tuvieron que enfrentarse a fuego de mortero.

Aunque oficialmente la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) no ha dado cifras de muertos o heridos, la base de Bagram (bajo mando de EEUU y donde opera la Unidad Médica Avanzada del Ejército del Aire español) quedó colapsada y al menos ocho personas tuvieron que ser trasladadas en un avión Hércules a Kabul para ser ingresadas en un hospital de la capital afgana.

Desde EE UU, fuentes militares confirmaron que al menos un soldado estadounidense y dos afganos habían fallecido en los combates. 'Las fuerzas afganas y estadounidenses han sufrido numerosas bajas', dijo el Mando Central de EE UU en Tampa (Florida).

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En las últimas horas, numerosas tropas y material del Ejército de Estados Unidos han llegado a la base de Bagram, al sur de Kabul y a unos 100 kilómetros del lugar donde se están produciendo los enfrentamientos. El asalto se ha producido después de que los servicios de inteligencia estadounidenses recibiesen reiterados informes que señalaban que los talibanes estaban reagrupándose. Según confirmaron en Kabul fuentes de la ISAF, cientos de combatientes de Al Qaeda permenecerían todavía en la zona, siendo su rendición muy complicada porque se encuentran atrincherados con sus familias.

La dificultad en dar con estos soldados, y con otras posibles bolsas de resistencia que puedan quedar en el país y que, por ahora, permanecen dormidas, ha llevado a las autoridades estadounidenses a aprobar un plan para dar entrenamiento especial a soldados afganos, que incluye no sólo técnicas de combate, sino de espionaje e infiltración.

Aparte de la importante presencia de fuerzas talibanes, Paktia es una provincia especialmente conflictiva debido a las profundas diferencias entre pastunes y tayikos, quienes, a pesar de estar integrados nominalmente en la vencedora Alianza del Norte, el pasado mes se enzarzaron en una lucha que provocó 50 muertos. Precisamente ayer se produjeron enfrentamientos del mismo tipo en la provincia de Mazar-i-Sharif, al norte del país, entre distintas facciones de la Alianza del Norte, que controla la zona.

En este ambiente está previsto que llegué hoy a Kabul el ministro de Defensa español, Federico Trillo-Figueroa, quien se entrevistará con el presidente provisional afgano, Hamid Karzai, y con los mandos del contingente español de la ISAF, cuyos últimos soldados se incorporarán hoy mismo, quedando fijado el número en unos 350 hombres y mujeres que, según ha asegurado el propio Trillo, permanecerán en Afganistán hasta finales de junio, cuando concluye el mandato otorgado por Naciones Unidas a la fuerza internacional.

Un combatiente de la Alianza del Norte, ayer en Bagram.
Un combatiente de la Alianza del Norte, ayer en Bagram.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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