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Así se gestionan los museos del mundo

Entre la privatización y la alta política, los centros de arte afrontan un presente de dudas y cambios

FRANCIA

Sin duda uno de los emblemas de Francia es el Louvre. Su gestión supone ocuparse de 60.000 metros cuadrados de superficie dedicados a exposición, repartidos en 2.000 salas, a cuidar 350.000 obras de arte de las que sólo se expone un 10%, y a administrar un presupuesto de 120 millones de euros, de los cuales una tercera parte proceden de recursos propios. Los visitantes -más de seis millones anuales- son acogidos en 22.000 metros cuadrados concebidos al efecto; el Louvre sumergido, la parte destinada a los servicios técnicos, se reserva 77.000 más.

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El presidente del Consejo de Administración y director actual es Henry Loyrette, que sustituyó hace un año a Pierre Rosenberg. Tiene bajo su mando a 1.780 personas: 62 conservadores, 111 científicos, 157 administrativos, 101 encargados de animación socicultural, 218 técnicos y 1.056 vigilantes.

El Louvre, como Versalles, tiene categoría de 'establecimiento público administrativo', lo que le permite una amplia autonomía de gestión. Hasta 1993, el museo dependía directamente del Estado y sus salarios; las inversiones y el mantenimiento salían de una partida general dedicada a los 33 museos nacionales. Para el funcionamiento, ya queda dicho, el Louvre recibe el 70% de sus fondos del Estado, pero para sus obras de mejora tiene que buscarse inversores privados. Es así como la sala de la Gioconda está siendo remozada gracias a una firma japonesa.

En el Consejo de Administración del Louvre se sientan un responsable del Ministerio de Cultura y otro de Economía y Finanzas. El director y presidente del Consejo de Administración es nombrado por decreto a partir de la proposición del ministro de Cultura, que escoge la persona considerada adecuada entre el cuerpo de conservadores salidos de la escuela oficial. Eso garantiza que el nombramiento es, sobre todo, profesional y artístico. Un presidente del Louvre que no sea profesor de Historia del Arte es inimaginable.

Los 62 conservadores están distribuidos en siete departamentos, tres de antigüedad y cuatro modernos. Cada uno de ellos tiene amplia autonomía en museografía, política de exposiciones o publicaciones, así como para adquisiciones, aunque los fondos relativos a este último concepto dependen del Estado y de un acuerdo conjunto entre los conservadores de los 33 museos nacionales.

REINO UNIDO

El Museo Británico nombró el mes pasado al nuevo director que sucederá al actual, Robert Anderson, en junio del 2002. El nombramiento de Neil MacGregor, director de la National Gallery, no provocó más polémica que algún reproche sobre la necesidad de proceder con el habitual proceso de selección. A sus 55 años, McGregor era el candidato favorito de la institución, de los expertos y de los medios de comunicación. El Gobierno mantuvo silencio pese a que el primer ministro puede vetar cualquier candidatura.

Como institución estatal nacional, el museo debe seguir las reglas del juego y poner a disposición del público la plaza vacante. Anuncios de contratación aparecieron en medios de comunicación. Se creó al mismo tiempo un comité de selección, presidido en este caso por el próximo presidente de la Junta de Gobernadores, sir John Boyd, quien tomará posesión de su cargo el próximo junio. Entre los miembros del comité, sólo uno fue nominado por el Ministerio de Cultura.

El comité contrató los servicios de consultorías especializadas en la contratación de personas para que elaboraran listas de posibles candidatos, tanto nacionales como extranjeros. Otras figuras, entre ellos McGregor, fueron personalmente invitadas a solicitar la plaza por el presidente o miembros de dicho comité. Tras una criba inicial, los seleccionados fueron objeto de al menos tres entrevistas.

El Gobierno puede intervenir indirectamente en el proceso de selección, en tanto que el director debe ser aprobado por el primer ministro. Pero en la historia reciente del equivalente británico al Museo del Prado no se conoce, o al menos no ha trascendido al público, ninguna instancia en la que el jefe de Gobierno haya vetado el candidato seleccionado por la institución.

El Comité de Gobernadores lo integran 25 miembros, de los cuales uno es designado por la Reina, 15 por el primer ministro y cuatro por instituciones académicas como la Sociedad de Anticuarios, la Royal Academy y la British Academy. Los cinco restantes son elegidos por los propios gobernadores, quienes también seleccionan al presidente. Por tradición, el propio Museo Británico propone al Gobierno los nombres de los gobernadores que debe aprobar. Se tiende en la actualidad a nombrar expertos en diferentes disciplinas e industrias, desde personalidades de los medios de comunicación a financieros, arquitectos o artistas. Los cargos son voluntarios, por cinco años renovables. El comité rara vez renueva a todos sus miembros simultáneamente.

ITALIA

Los museos que existen en Italia, entre los nacionales, locales, regionales, comunales, privados y eclesiásticos, son 4.200, y la cantidad de obras de arte es tal que no es posible estimar su valor. El Estado, en su presupuesto ordinario, aprueba una cierta cantidad de fondos, relativamente irrisoria para la cantidad de bienes que es necesario salvaguardar. A dichas entradas se suman unos 150 millones de euros provenientes del juego del Lotto, en un sistema semejante al de la Lotería Nacional de Inglaterra.

A pesar de la necesidad de fondos para las restauraciones, la política del Ministerio de los Bienes Culturales es tratar de mantener bajo el precio de las entradas de los museos, que parten con un valor de dos euros y llegan a los ocho en las entradas más costosas.

Los ingresos para los menores de 18 años son gratis y con un descuento del 50% para quien tiene entre 18 y 25 años. Los que pagan son los visitantes comprendidos entre los 25 y 65 años. Las personas que tienen más de 65 años entran gratuitamente. Dada la cantidad enorme de obras de arte y museos y la dificultad del Estado para abarcar el sector, visto que el arte necesita de constantes aportes financieros, en los últimos años se ha intentado hacer entrar al sector privado en el área de los bienes culturales.

En la ley de presupuesto se introdujo un artículo sobre la gestión privada en el interior de los museos que levantó muchas polémicas. Ahora, la propuesta ha sido modificada y probablemente será aprobada en el 2002. Se habla de la concesión temporal de algunos servicios de los museos, gestión que no comprenderá algunos sectores, como la administración del personal.

Otra novedad son los billetes de ingreso integrados con otros servicios de una ciudad, unidos a un itinerario que comprende varios museos. Para favorecer las visitas a las muestras, todos los años se dedica una semana en la que todos pueden entrar gratuitamente. Durante las Jornadas Europeas de la Cultura, los museos también abren sus puertas gratuitamente por dos días. Para el Jubileo, durante la Jornada Mundial de la Juventud, los museos fueron abiertos gratuitamente una semana.

El Ministerio de los Bienes Culturales está encabezado por Giuliano Urbani y tres viceministros: uno para el Espectáculo, otro para el Deporte y otro para los Bienes Culturales. Debajo de ellos hay tres direcciones generales que mandan sobre intendencias regionales y locales. De ellas dependen museos, archivos y bibliotecas.

ESTADOS UNIDOS

Philippe de Montebello es el director del Metropolitan desde 1978. Ha sido nombrado por los 60 miembros del Consejo de Supervisión, ahora presidido por Arthur Ochs Sulzburger, editor de The New York Times. Salvo una breve pausa como director del Museo de Houston, Montebello es un hombre 'de la casa' que ha desarrollado toda su carrera en el Metropolitan, donde entró en 1963. Los miembros del Consejo, elegidos de forma discrecional, son 'mecenas de las artes', empresarios como el actual alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, o personalidades con poder recaudatorio como Henry Kissinger. La mayoría aportan dinero de su propio bolsillo al museo. El Metropolitan es una institución semiprivada, legalmente una institución con fines no lucrativos. La ciudad posee sus edificios en Central Park, garantiza los servicios básicos de agua, electricidad y calefacción y aporta la mitad de su presupuesto anual, cifrado en 115 millones de dólares para las operaciones corrientes. El resto procede de donaciones privadas.

RUSIA

Los directores de los grandes museos rusos son nombrados por el primer ministro de Rusia y, generalmente, propuestos por el Ministerio de Cultura. Esto se refiere, entre otros, a los museos moscovitas Pushkin de Bellas Artes, a la Galería Tretiakov y al complejo de museos del Kremlin, así como también el Museo Ruso y el Ermitage, de San Petersburgo.

Mijaíl Piotrovski es el actual director del Ermitage, cargo que ocupa desde 1992. Piotrovski, de 57 años de edad, es arabista de profesión, pero prácticamente se crió en el famoso museo ruso: su padre, Borís Piotrovski, fue director del Ermitage entre 1964 y 1991. Entonces, su hijo Mijaíl fue invitado como vicedirector y en julio del año siguiente fue nombrado director por el entonces primer ministro.

En Rusia, en general, casi no ha habido escándalos ni grandes polémicas en relación al nombramiento de directores de museos, contrariamente a lo que ha sucedido con los del legendario teatro Bolshói. Las excepciones son dos: el cese de la directora de los museos del Kremlin, Irina Rodímtseva, y su sustitución, este año, por la hija del primer cosmonauta del mundo, Yuri Gagarin. Yelena Gagárina, aunque trabajaba en un museo -el de Bellas Artes Pushkin- era sólo subjefa del departamento de gráfica y había otros pretendientes al puesto. Pero el presidente Vladímir Putin decidió hacerle un regalo tanto para su cumpleaños -el 10 de abril cumplió 42- como para el 40º aniversario del vuelo de Yuri Gagarin, y la nombró directora de los museos del Kremlin.

HOLANDA

Elegido por el Gobierno holandés a propuesta de la fundación en que está constituida jurídicamente la sala, el director del Rijsmuseum de Amsterdam tiene plena libertad de acción para realizar su labor sin interferencias políticas. El cargo lo ostenta desde 1996 Ronald de Leeuw, y tanto él como sus dos adjuntos, dedicados a la gestión financiera y cultural, respectivamente, responden ante el Ministerio de Cultura del uso de los fondos públicos recibidos. 'En realidad, Cultura suele sugerir que prestemos más atención a la parte educativa o bien a otras actividades propias del museo, pero no se entromete en el trabajo diario del centro', según sus portavoces.

Los miembros de la fundación proceden del mundo del arte, las finanzas y la cultura, y hay también un representante de la sociedad holandesa al que no se le supone ningún tipo de experiencia museística.

Nombrado sin límite de tiempo, De Leeuw procede del Museo Van Gogh, donde efectuó una renovación histórica que lo ha convertido en uno de los más famosos del mundo. El buen trabajo efectuado allí le valió el cargo en el Reijkmuseum, que prepara también un cambio radical.

ALEMANIA

Llámense Museo Egipcio, Pérgamo o Nueva Galería Nacional, los principales museos de la capital alemana, 17 en total, pertenecen a la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, financiada conjuntamente entre el Estado federal y los länder (los 16 Estados federados). Creada en 1957 para volver a aglutinar en Berlín Oeste las colecciones de arte que con la II Guerra Mundial quedaron dispersas dentro y fuera del país, la Fundación se fusionó con los museos estatales de la República Democrática Alemana tras la caída del muro de Berlín.

Son los políticos quienes marcan la pauta en el consejo directivo, como quedó en evidencia con la elección del actual presidente, Klaus-Dieter Lehmann, precedida de un intenso forcejeo entre el Gobierno federal y los länder. De hecho, la candidatura de este físico de formación salió adelante cuando Helmut Kohl dejó el poder, en 1998: el canciller conservador hubiese preferido a un hombre más afín al frente de este poderoso organismo, que también gestiona dos bibliotecas, un archivo y un instituto de investigación musical.

El máximo responsable museístico dentro de la Fundación es el director general, Peter-Klaus Schuster, quien interviene también en la selección de los directores de cada uno de los museos. Por su dependencia de la Fundación, la autonomía de los museos es más que relativa: toda decisión artística, administrativa o presupuestaria de cierto calado tiene que pasar por la dirección general.

La financiación de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano es una constante manzana de la discordia. En la actualidad, el Estado federal asume más del 75% de los gastos operativos por 138 millones de euros (en 2001), mientras que los cada vez más reacios länder, incluida la ciudad-Estado de Berlín, se encargan del 25% restante. El cuantioso presupuesto de inversiones por 112 millones de euros (destinados, ante todo, al plan de convertir a la llamada Isla de los Museos en una especie de Louvre alemán), en cambio, se debería dividir al 50% entre el Gobierno federal y la Administración local de Berlín.

En la práctica, sin embargo, la capital alemana está al borde de la quiebra, por lo que el Estado central tiene que asumir buena parte de sus compromisos, lo que, de paso, se traduce en una cada vez mayor toma de influencias de la cancillería socialdemócrata de Gerhard Schröder en la Fundación.

Información elaborada por Octavi Martí, Lourdes Gómez, Sergio Mora, Isabel Piquer, Rodrigo Fernández, Isabel Ferrer y Ciro Krauthausen.

Rafael Moneo, ante la maqueta de la ampliación del Museo del Prado.
Rafael Moneo, ante la maqueta de la ampliación del Museo del Prado.BERNARDO PÉREZ
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