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CRISIS EN ARGENTINA

Duhalde anuncia un plan proteccionista que perjudica las inversiones españolas

El presidente pide poderes especiales para poner en marcha un plan económico proteccionista

El Gobierno del peronista Eduardo Duhalde certificó ayer la desaparición del régimen de convertibilidad entre el peso y el dólar que ha estado vigente en Argentina desde 1991, al dar la luz verde a una devaluación del 25,9% de la moneda. Un dólar pasará a valer 1,35 pesos. El país suramericano inaugurará una nueva etapa, a partir de la entrada en vigor de la ley de emergencia económica y de reforma del régimen cambiario, que el Gobierno remitió ayer al Congreso. El Ejecutivo pidió a las Cámaras poderes especiales para proceder a la devalución ante la urgencia de la crisis argentina.

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'El poder ejecutivo nacional está habilitado, por razones de urgencia pública, para modificar el sistema que determina la relación de cambio entre el peso y las divisas extranjeras', reza el proyecto de ley sometido ayer al Parlamento. Junto a la devaluación, el Gobierno se dispone a anunciar un paquete de medidas que incluyen la transformación a pesos de todos los créditos en dólares de un monto de hasta los 100.000 dólares (casi 110.000 euros), y de las tarifas de los servicios públicos privatizados.

La pesificación de la factura del teléfono y la luz inquieta a empresas españolas como Telefónica y Endesa, que controlan una parte importante de los respectivos sectores.

En el último minuto, el Gobierno optó por dejar para el fin de semana la presentación pública de las medidas, que correrá a cargo del ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, para lograr un mayor consenso y esperar a la aprobación del plan por parte del Parlamento. El temor a nuevas movilizaciones en la calle, tras haberse detectado convocatorias por Internet, no sería ajena al aplazamiento del anuncio del Gobierno.

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Antes de entrar en vigor, las medidas ya se han dejado sentir con el aumento de algunos precios y el desabastecimiento en farmacias, lo que ha obligado al Gobierno a pedir ayuda al vecino Brasil. El recuerdo de la hiperinflación, que sólo pudo ser combatida eficazmente con la ley de convertibilidad, está en la memoria de los argentinos.

El nuevo plan prevé medidas para paliar los efectos de la devaluación, como la fijación de precios para combustibles y medicamentos.

El nuevo Gobierno argentino solicitó ayer poderes especiales al Congreso para cambiar la relación de paridad que han mantenido el peso y el dólar durante 10 años, según France Presse. Con esta petición comenzó ayer la lucha en el Congreso por aprobar un plan de emergencia económico que transformará la economía de Argentina, que afectará a los bolsillos de todos los ciudadanos y que amenaza con graves pérdidas para las empresas españolas con inversiones en Argentina. El Gobierno devaluará el peso hasta colocarlo en una relación de 1,35 respecto al dólar y pesificará todos los créditos de hasta 100.000 dólares (más de 120.000 - ), que afectan al 92% de la población. En un intento de paliar los efectos de la devaluación, el Gobierno quiere asegurar los precios de combustibles y medicamentos. Muchas farmacias cerraron ayer.

El presidente argentino, el peronista Eduardo Duhalde, anunció ayer, ante una representación de empresarios y sindicalistas, el nacimiento de una nueva 'alianza de la comunidad productiva' y el fin de la alianza que perjudicó al país entre 'el poder político y el poder financiero'. 'Las finanzas son imprescindibles para un país, pero ubicadas en el lugar que corresponde', precisó Duhalde, que confirmó, sin dar detalles, la devaluación del peso en su relación con el dólar y el regreso a una política económica de claro signo proteccionista, como ejes del nuevo plan económico. La ley de emergencia económica y de reforma del régimen cambiario fue remitida anoche por el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, a la Cámara de Diputados. La ley, que modifica la convertibilidad que ha fijado durante una década el peso argentino con el dólar, tendrá una duración de dos años, según la propuesta del Gobierno de Duhalde. Argentina entrará a partir del lunes en una realidad económica completamente distinta y repleta de interrogantes, el mayor de los cuales es el temor generalizado a una vuelta de la hiperinflación que padecieron los argentinos a finales de los 80 y comienzos de los 90.

Para tranquilizar los ánimos y levantar la autoestima de sus conciudadanos, el presidente convocó en la quinta de Olivos a empresarios del sector industrial y a destacados líderes sindicales peronistas, a quienes explicó las líneas generales de su plan económico y político, que pondrá fin al modelo que encarnó su archienemigo Carlos Menem y heredó, en fase terminal, Fernando de la Rúa.

En una reflexión sobre la gravedad del momento que vive Argentina, recordó Duhalde el pasado: 'Hace más de 40 años que la dirigencia política estuvo totalmente desvinculada de todo lo que estuvo vinculado con la producción'. Reiteró el presidente: 'Durante años nos han hecho creer que en el nuevo orden global hay un solo modelo posible. Es una falacia. Hay una pluralidad de modelos'.

'Estamos quebrados y fundidos. Muchos de ustedes están quebrados y fundidos', dijo enfáticamente el presidente en la primera comparecencia pública desde su investidura, el miércoles pasado, como presidente de la República para los próximos dos años. Y añadió: '¿Quién es el culpable? Hemos sido los argentinos y, fundamentalmente los dirigentes, los responsables de la situación'.

El presidente habló como un nacionalista convencido y se esforzó por transmitir en su mensaje la imperiosa necesidad de proteger a la producción nacional. El auditorio, reunido en la quinta presidencial de Olivos, le aplaudió en varias ocasiones. No en vano ocupaban la mayoría de sillas empresarios del sector productivo y sindicalistas. Ningún banquero entre los asistentes.

El presidente se declaró avergonzado cuando comprobaba que Argentina apenas tiene registro de nacimientos de empresas, porque no hay. 'Tenemos que proteger a todas nuestras empresas, empezando por el tallercito, el pequeño comerciante, la pyme, el pequeño productor, el mediano empresario y el gran empresario, que ya no nos quedan, porque el proceso de desnacionalización ha sido terrible. Tenemos que empezar a cambiar el rumbo', reclamó. La reunión con empresarios y sindicatos es 'la semilla de la nueva alianza productiva', según definió el presidente. 'Nos han querido decir que no hay que proteger. Las crisis significan desprotección. Tenemos que proteger lo nuestro. Cada uno de los argentinos nos puede ayudar, para recuperar el trabajo para todos los argentinos'.

No faltó un llamamiento a consumir argentino, 'porque es razonable que defendamos el trabajo argentino, como lo defienden en todos los países del mundo, por más que digan otra cosa', dijo el presidente. No dejó dudas Duhalde cuando afirmó que su prioridad será garantizar la paz social, después de los violentos sucesos de los últimos días: 'el escalón hacia abajo es un baño de sangre, lo sabemos todos'. Y afirmó Duhalde que las sociedades toleran las circunstancias más adversas. Lo que no toleran es la anarquía'.

Duhalde se mostró convencido del éxito de su empresa como 'presidente de la transición, que no debe competir con nadie'. 'Renunciaré a todos los cargos partidarios. Trabajaré dos años y le dejaré al próximo presidente una Argentina caminando, ordenada y en marcha'.

Tras su discurso, uno de los asistentes, el sindicalista rebelde Hugo Moyano, responsable de la convocatoria de innumerables huelgas, se limitó a declarar: 'No hay una tregua con el Gobierno sino una expectativa. Paros, si es necesario, los haremos'.

La gente sale del metro mientras otras personas hacen cola a las puertas de un banco en Buenos Aires.
La gente sale del metro mientras otras personas hacen cola a las puertas de un banco en Buenos Aires.ASSOCIATED PRESS

El plan de Duhalde

Los puntos principales del proyecto de ley de medidas económicas que trascendieron ayer, y que este fin de semana presentará el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, son los siguientes: - Tipo de cambio. El dólar pasará a valer 1,35 pesos. Esto implica una devaluación del 25,9%, que comenzará a regir efectivamente hasta el miércoles próximo, cuando reanude las actividades el mercado cambiario. La modificación de la Ley de Convertibilidad implicará la creación de dos tipos de cambio: 1) Fijo, a 1,35 pesos por dólar, que regulará el comercio exterior. 2) Flotante, según la oferta o la demanda, que se destinará a las operaciones turísticas y del sector financiero. Sólo se emitirá moneda con respaldo del Banco Central. - Créditos. Se convertirán a pesos todos los créditos concedidos en dólares hasta un monto de 100.000 dólares. Esto afecta al 92% de los deudores en divisa estadounidense. El Gobierno baraja la posibilidad de pesificar las deudas a un tipo de cambio de 1 dólar a 1,35 pesos. Se compensaría con una drástica rebaja de los intereses, que no podrían superar el 4%. - Contratos. Los alquileres y contratos civiles se pesificarán por 180 días y en este plazo deberán ser renegociados. - Depósitos. Los ahorros depositados en los bancos se devolverán en la moneda de origen (dólares o pesos). - Corralito. Se mantienen las restricciones. El proyecto de Duhalde no menciona plazos para disponer de los depósitos congelados, que oscilarían entre seis meses y dos años, según los montos. - Servicios públicos. Las tarifas de los servicios públicos privatizados se convertirán a pesos. No aumentarán y comenzarán negociaciones con las empresas afectadas. - Precios. El Gobierno podrá fijar precios máximos para productos de primera necesidad y monopólicos, como medicinas y combustibles, y negociará con los supermercados la estabilidad de precios. - Exportaciones. Se eliminará el tipo de cambio que regía para el comercio exterior, conocido como factor de empalme, que fijaba el promedio entre el dólar y el euro, y desaparecerá la subvención a las exportaciones, ya que éstas se beneficiarán con la devaluación. Las exportaciones de combustible tendrán una retención de hasta el 25%. - FMI. Cuando la economía comience a normalizarse, el Gobierno buscará ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de otros organismos financieros multilaterales. Una cifra estimativa del apoyo global que pedirá Argentina es de 15.000 millones de dólares. - Presupuesto. El presupuesto del año 2002 respetará el equilibrio fiscal e incluirá una pauta de gastos de 38.000 millones de pesos. También establecerá la política monetaria anual. - Bonos. La emisión de bonos Lecop (Letras de cancelación de obligaciones provinciales) aumentará de 1.300 millones a 3.500 millones de pesos y se utilizarán para abonar jubilaciones y salarios públicos.

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