La Casa Blanca afirma que 'Israel tiene derecho a defenderse' del terrorismo
Una parte del Gobierno de EE UU ya no cree que Yasir Arafat sea un interlocutor válido
George Bush ha dado carta blanca a Ariel Sharon. 'Israel tiene derecho a defenderse, y el presidente lo entiende claramente', dijo Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca. Por primera vez en mucho tiempo, Estados Unidos no ha pedido al Gobierno israelí que se autocontrole al lanzar represalias o que su respuesta sea 'proporcionada'. Sólo el secretario de Estado, Colin Powell, pidió a israelíes y palestinos que tuvieran en cuenta 'las consecuencias de sus actos'. Se ha hecho evidente que una parte del Gobierno estadounidense cree que Yasir Arafat ya no es un interlocutor válido.
La decisión final del presidente Bush con respecto a la crisis de Oriente Próximo dependerá de la contundencia con que el líder palestino actúe contra los grupos terroristas.
El conflicto de Oriente Próximo ha alcanzado el punto de ebullición en el peor momento para Washington. La guerra en Afganistán se acerca a su fase definitiva; se empieza a hablar de si la siguiente etapa de la campaña antiterrorista se librará en Irak o en otro país, y Bush necesita mantener de su lado una masa crítica de países musulmanes.
En un esfuerzo por calmar la situación, o demostrar al menos su interés por recuperar las conversaciones de paz, el presidente de Estados Unidos envió el 26 de noviembre a Tel Aviv a un nuevo mediador, el general de marines Anthony Zinni, con buenos contactos personales en ambos bandos. 'Zinni seguirá en Israel', dijo ayer Ari Fleischer, pero son muchos los que consideran que su misión es ya imposible.
Enfrentado a los atentados del fin de semana y a la escalada vertiginosa del conflicto, Bush no ha tenido más opción que alinearse con su aliado de siempre, Israel. El portavoz de la Casa Blanca admitió el paralelismo entre los problemas de Estados Unidos e Israel con el terrorismo. 'Como ha dicho el presidente más de una vez, no hay terroristas buenos y terroristas malos, e Israel tiene derecho a defenderse', comentó.
El presidente no ha dado luz verde a nadie, porque nadie se la ha pedido', precisó Fleischer cuando se le preguntó si Bush estaba dispuesto a aceptar cualquier acción bélica que emprendiera Sharon. 'Como dice el secretario de Estado, Colin Powell, es importante que todas las partes implicadas tengan en cuenta las consecuencias futuras de sus actos, para que la paz pueda alcanzarse finalmente'.
Bush delega
El presidente Bush optó por ocultarse para no verse obligado a comentar personalmente los sucesos en Oriente Próximo. Impidió el acceso de la prensa a su reunión con el primer ministro sueco, Goran Persson, y delegó en su portavoz las explicaciones sobre su posición. Estaba reunido con el Consejo de Seguridad Nacional cuando tuvo noticia de las primeras represalias de Sharon, y dedicó el resto de la reunión, centrada inicialmente en Afganistán, a debatir las posibles consecuencias de la escalada bélica en Israel.
Una parte del Gobierno estadounidense, encabezada por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cree que habría que descartar definitivamente a Arafat y dejar de considerarle un interlocutor válido. Eso implicaría muy probablemente la caída del presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ya que extrae su influencia política del reconocimiento diplomático.
Bush, que se negó a estrecharle la mano hace unas semanas, durante la asamblea general de la ONU en Nueva York, parece decidido a darle una última oportunidad: 'Arafat tiene la ocasión de demostrar con acciones, no palabras, que es capaz de tomar medidas contra el terrorismo y quienes lo patrocinan. Las cárceles palestinas deben cerrar su puerta giratoria', afirmó el portavoz de Bush, quien matizó que no podía compararse, como hacía el Gobierno israelí, al líder palestino con el líder talibán Mohamed Omar. 'Arafat ha dado pasos hacia la paz, cosa que no ha hecho ni hará nunca el mulá Omar', subrayó el portavoz de la Casa Blanca.
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