'Estamos llegando a una situación terminal'

Miguel Ángel Moratinos, de 50 años, confiesa vivir la crisis más profunda de las relaciones israelo-palestinas desde que en octubre de 1996 fue nombrado emisario de la UE en Oriente Próximo: los atentados suicidas de Jerusalén y Haifa de este fin de semana han colocado la región al borde del caos. Moratinos se muestra preocupado por la respuesta militar del Gobierno israelí, ya que en su opinión 'podría marcar la dinámica del contencioso en los próximos meses'. Pero asimismo está inquieto por las decisiones de Arafat adoptadas a raíz de los atentados, entre las que se encuentran la declaración del estado de excepción y la detención de los líderes y militantes radicales opuestos al alto el fuego con los israelíes y que reclaman seguir a ultranza con la Intifada.

Pregunta. ¿Cuál es la situación para Arafat?

Respuesta. El margen de maniobra de Yasir Arafat es muy limitado. Tiene que tomar una decisión estratégica clara sobre el terreno.

P. ¿Y para Sharon?

R. Depende de la respuesta que Arafat dé sobre el terreno a los grupos radicales palestinos podremos convencer a Israel para que la represalia por los últimos atentados de Haifa y Jerusalén sean proporcionales y, por decirlo de alguna manera, dentro de una línea de contención.

P. ¿En qué plazos?

R. Todo se decidirá en las próximas horas.

P. ¿Cómo ve las decisiones adoptadas por el presidente palestino en las últimas horas: estado de excepción, detención de líderes y militantes radicales?

R. Son indicativas de su compromiso en la lucha contra el terrorismo de las organizaciones islámicas, léase Hamás o Yihad Islámica, que él ha tenido especial cuidado en declararlas fuera de la ley, entre otras razones porque no han respetado el alto el fuego pactado hace dos meses.

P. ¿Está en peligro el liderazgo de Arafat?

R. Espero que la campaña de arresto de los militantes y dirigentes islámicos decretada por Arafat en estas últimas 24 horas sean decisiones permanentes y no temporales. Sólo así Arafat podrá consolidar su autoridad.

P. ¿Pero cree que puede prescindir de Hamás así de un plumazo?

R. Arafat está intentando separar el aparato político de las organizaciones fundamentalistas de los aparatos militares. Esto es lo que está tratando de hacer en las conversaciones que ha mantenido con sus líderes.

P. ¿Qué dudas tiene Arafat en este momento?

R. Está presionado por todas partes, tanto internamente, en las calles palestinas, como desde el exterior por Israel y por la comunidad internacional. Pero al margen de estas circunstancias es muy claro el camino que ha adoptado Arafat y cuál es su compromiso.

P. ¿ Y quién presiona a Sharon?

R. Le presiona, para empezar, la población israelí, y las organizaciones políticas. Y además la comunidad internacional, EE UU y la UE. Hay que entender, sin embargo, que se trata de una presión constructiva.

P. ¿Es cierto que es imposible hablar con Sharon?

R. No hace falta hablar directamente con él. Hablamos con la gente de su Gabinete, con Simón Peres [ministro de Exteriores], del que hemos recibido en las últimas horas un mensaje muy duro exigiendo a Arafat que actúe de manera clara y urgente.

P. ¿No estamos siendo muy alarmistas? ¿No estamos otra vez inmersos en el ciclo clásico de violencia-respuesta?

R. Evidentemente estamos sumidos en un proceso cíclico, caracterizado por una acción violenta y respuesta a esta violencia. Pero ahora, con una gran diferencia, estamos llegando a una situación terminal. Si no sabemos salir de esta crisis vamos a entrar en un escenario totalmente diferente.

P. ¿Está insinuando una guerra abierta?

R. No necesariamente. Hablo de un periodo de enorme inestabilidad en toda la región.

P. ¿Cómo ha encontrado a Arafat esta mañana en Ramala?

R. Muy preocupado. Pero también muy comprometido con las decisiones que ha adoptado en estos últimos días.