La proyección económica del español depende de la conquista de las nuevas tecnologías
Los expertos destacan la importancia del mercado y la cultura digital como arma de desarrollo
"Lo verdaderamente importante", comentó ayer Carlos Slim, presidente de Telmex (México), "es que el mundo hispánico se incorpore al área de países con un cierto nivel de bienestar económico". Slim insistió en subrayar que "se ha producido un drástico cambio en el mundo contemporáneo gracias a la cultura digital". Lo dijo también José Manuel Reyero, vicepresidente del Instituto Español de Comercio Exterior: 'Las nuevas tecnologías son mucho más democráticas'. Aprovechar y explotar sus posibilidades es, por tanto, el desafío pendiente.
La mesa redonda sobre El potencial económico del español estuvo moderada por José Luis García Delgado, rector de la Universidad Menéndez Pelayo y coordinador de una de las secciones del Congreso de la Lengua Española, la que se ocupa del Activo del Español.
Se ha dicho reiteradamente que había una firme voluntad de que este congreso no se anduviera excesivamente por las ramas. Una forma drástica de aterrizar en el barrizal de la realidad es hablar de números. La mesa redonda no se decantó por esos derroteros: no hubo muchas cifras. García Delgado introdujo las coordenadas del debate a partir de tres vectores: la base de expansión de una lengua es la solidez de su economía; no hay internacionalización duradera de una economía si no hay interacciones de ésta con la lengua y la cultura y, por último, la utilización de una lengua determinada no garantiza el desarrollo económico del lugar geográfico donde se hable.
Uno de los datos decisivos del nuevo panorama económico es la importancia de la comunidad hispanohablante como mercado potencial. De un lado, eso significa que el español es una de las llaves para llegar a esos nuevos consumidores, y que habrá por tanto una mayor explotación de las industrias de esa lengua. De otro, para que exista un mercado deben existir unos consumidores, lo que significa, en palabras de Carlos Slim, 'que a los empresarios les interesa que la gente tenga un empleo y unos ingresos'. Y de nuevo habló de las posibilidades de unos países, como los latinoamericanos, que tienen ahora muchas más posibilidades de romper con la inmovilidad de clases y el peso del trabajo físico, propio de las sociedades agrarias, y acceder, gracias a las nuevas tecnologías, a un contexto distinto donde la movilidad es mucho mayor y el trabajo físico inexistente. 'El modelo del trabajador de nuestro tiempo es el del pastor tecnológico', sentenció Slim.
En la mesa hubo muchos contrastes. Juan Velarde Fuertes, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, no fue muy optimista a propósito de las posibilidades del español en el marco de las nuevas tecnologías, donde es decisivo el peso de una lengua en la investigación científica y tecnológica. El español no es más 'que un complemento de cierta importancia, pero nada más, en el concierto del lenguaje científico universal', dijo. Tampoco valoró las políticas institucionales en esa dirección. José Manuel Reyero se situó en los antípodas, defendiendo que se está haciendo mucho por colocar el español dentro de los desafíos de la sociedad de la información. Recordó que 'si antes acceder a una universidad era para muchos algo prohibitivo, ahora todos los saberes están en Internet'.
El argentino Enrique Guillermo de Avogrado subrayó las inmensas posibilidades que se abren para el español en Brasil, y el mexicano Juan Serrat Viñas, que leyó la ponencia de Valentín Díez Morodo, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, que no pudo asistir, fue acaso el más positivo. Destacó la importancia de la población hispana en EE UU en la planificación de inversiones, y afirmó que lo que suceda en este país 'tendrá repercusiones en nuestro idioma y en los negocios' y que 'el siglo XXI es el siglo de América Latina'.
La belleza de las palabras
El Congreso de Valladolid ha dado pie para que surjan iniciativas de índole muy variada. Una de ellas ha sido la que ha puesto en marcha El Día de Valladolid al preguntar a cien autores de Castilla y León por sus tres términos preferidos del español. Las diez palabras más votadas han sido, por orden alfabético: alba, amigo, amor, belleza, libertad, luz, mar, melancolía, paz y silencio. De todas ellas, ha sido la palabra amor la que fue elegida un mayor número de veces. Como puede verse, parece que las palabras que se refieren a los sentimientos, a términos abstractos cargados de valor (libertad, belleza, paz) o que tratan de la naturaleza (mar, luz, alba) son las preferidas. Y el miércoles, en su programa Hoy por hoy, de la cadena SER, Iñaki Gabilondo sometió a un jurado de escolares de 17 colegios esos diez términos elegidos. La palabra ganadora fue paz.
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