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SEGURIDAD ALIMENTARIA

La responsable alimentaria de la UE ve normal la sucesión de escándalos

Gabriela Cañas

Dioxinas en los pollos, encefalopatías en las vacas, fiebre aftosa y, ahora, benzopirenos en el aceite. Los escándalos alimentarias sacuden a Europa en los últimos tiempos motivando la inquietud en los consumidores y los cierres de fronteras. Para la directora de Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea, Paola Testori, tales alarmas, que suelen generar una imagen negativa de Europa, son el precio de la transparencia de las autoridades públicas, a las que el ciudadano exige altos estándares de calidad.

'El nivel de protección de nuestra producción alimentaria es el más elevado del mundo', afirma con rotundidad Testori mientras gestiona la nueva crisis del aceite procedente de España. El nivel de protección alimentaria de Europa no es una apreciación subjetiva. Según Testori, todos los indicadores de intoxicaciones alimentarias y de problemas relacionados con la alimentación demuestran que los europeos están más protegidos que el resto de los ciudadanos.

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Esta situación viene dada, fundamentalmente, por el alto nivel de exigencia de los consumidores europeos. Así lo demuestra, por ejemplo, la enorme reticencia en este continente a los productos transgénicos. La norma europea al respecto es la de evaluar el riesgo de estos productos antes de introducirlos en el mercado, lo que Estados Unidos no acepta.

Apuros comerciales

Este nivel de exigencia del consumidor pone en aprietos, en muchas ocasiones, al comercio exterior de la UE. Cualquier alerta alimentaria es susceptible de ser aprovechada por países terceros para restringir el mercado con Europa o para acusar a la UE de insolidaria y exagerada a la hora de tomar precauciones.

Testori sólo reconoce cierta exageración en la atención que los europeos otorgan a estas cuestiones, no en los parámetros científicos que se aplican a los alimentos. Por ejemplo, Kofi Annan, secretario general de la ONU, ha denunciado varias veces la insolidaridad europea al restringir las importaciones de ciertos frutos secos por contener aflatoxinas (un cancerígeno). Para Annan, este tipo de normas provocan unas pérdidas millonarias en países pobres a cambio tan sólo de proteger a los consumidores de un riesgo incierto por no decir nulo.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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