Serbia descubre la normalidad sin Milosevic
Sólo los enfrentamientos tras una manifestación de homosexuales rompen la calma en Belgrado
Una tranquilidad casi absoluta reinaba ayer en Belgrado, tras el terremoto político desencadenado por la extradición del ex presidente Slobodan Milosevic, de 59 años, al Tribunal Penal Internacional de La Haya, encargado de juzgar los crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia. Los entre 5.000 y 10.000 manifestantes partidarios del déspota encarcelado en La Haya se han concedido una tregua hasta la tarde del lunes. Las calles del centro de la capital quedaron ayer a disposición de homosexuales y lesbianas, que pretendían manifestarse en defensa de sus derechos. No pudieron hacerlo. Los grupos homosexuales tuvieron que vérselas con enardecidos hinchas de los dos clubes de fútbol capitalinos, Estrella Roja y Partizan, esta vez unidos ante la causa común de la 'limpieza de elementos nocivos'. La policía tuvo que intervenir con disparos al aire y se produjeron heridos. Los ultras lanzaron pedruscos contra la sede de uno de los partidos de la Oposición Democrática de Serbia (DOS), la coalición que derrotó a Milosevic y llevó al poder a Kostunica en Yugoslavia y a Djindjic en Serbia.
La tregua en las calles coincidía con declaraciones de políticos, militares y hasta jerarcas de la Iglesia ortodoxa; todos ellos sacudidos y conmocionados por la extradición de Milosevic, que sin duda ha marcado un hito en la transición de Yugoslavia hacia una auténtica democracia.
Kostunica no fue informado
El presidente de Yugoslavia, Vojislav Kostunica, y el primer ministro de Serbia, Zoran Djindjic, han bajado el diapasón del enfrentamiento sin dejar por ello de lanzarse pullas. Djindjic declaró que Kostunica había tenido de dos a tres horas para enterarse de la extradición de Milosevic y que el día 25 se le había informado de que se tomaría esa medida si intervenía el Tribunal Constitucional. Kostunica replicó ayer con un comunicado para desmentir a Djindjic: 'La verdad es que yo no he sido informado de la extradición del ex presidente yugoslavo'. Añade que él (Kostunica) nunca se había pronunciado a favor de la extradición de Milosevic o de cualquier otro ciudadano, sino de crear una base legal 'para proteger la dignidad del Estado y de los individuos'. Insiste Kostunica en que el Gobierno serbio 'no sólo ignoró la decisión del Tribunal Constitucional, sino también el decreto del Gobierno federal votado por la DOS'.
Kostunica mantuvo el viernes una reunión con los mandos militares, de la que informó una escueta nota, redactada con la pretensión de tranquilizar y advertir que no hay ruido de sables: 'Todo ha quedado establecido para bajar las tensiones y llegar a una solución política de la crisis'. El alto mando militar, fiel a su comandante, Kostunica, como antes lo fue al hoy preso de La Haya, ha querido lavarse las manos ante la extradición y poner claro que no han tenido la menor intervención en la ejecución de la medida: 'El Ejército de Yugoslavia no participó en el proceso de extradición de Slobodan Milosevic al Tribunal de La Haya, ni tiene conocimiento de cómo lo hicieron los órganos competentes de la República Serbia'. Sale al paso el Ejército a la información procedente de la fiscal de La Haya Carla del Ponte de que un helicóptero militar había trasladado a Milosevic a la base militar de Tuzla, en Bosnia-Herzegovia, donde se hicieron cargo de él los fiscales de La Haya. Los militares yugoslavos le echan el muerto a la policía serbia: 'A esa hora estaban activos los helicópteros del Ministerio del Interior de la República Serbia y ellos, como órganos competentes, saben cómo fue realizada la extradición'.
Mayoría relativa
En los próximos días, Kostunica tiene que resolver la crisis que plantea la dimisión del primer ministro, el montenegrino Zoran Zizic, del Partido Socialista Popular (SNP), fiel vasallo de Milosevic hasta su caída. En las elecciones federales del pasado 24 de septiembre, la DOS sólo ganó por mayoría relativa con 58 de los 138 escaños en la Cámara baja del Parlamento federal. La DOS tuvo que aliarse con el SNP para sumar sus 28 escaños y lograr una mayoría. El SNP se negó y aceleró la crisis al obligar al Gobierno de Yugoslavia a elaborar el decreto que luego se saltó a la torera el Gobierno de Serbia. En el Parlamento federal, el Partido Socialista de Serbia (SPS), de Milosevic, cuenta con 44 diputados, más 5 del Partido Radical Serbio (SRS), del ultranacionalista Vojislav Seselj. No se puede excluir que con esta constelación resulte imposible formar un Gobierno con mayoría. Se especula con la posibilidad de elecciones federales anticipadas, que podrían dar la puntilla a Yugoslavia si el presidente de Montenegro, Milo Djukanovic, se mantiene en sus trece y repite el boicoteo del pasado 24 de septiembre.
Ivan Torov, el brillante, independiente y honesto analista del diario Danas, resume en su columna de ayer: 'Es un hecho que en el enfrentamiento directo con su aliado de coalición más fuerte, pero a la vez su rival político, Vojislav Kostunica, Djindjic ganó la primera ronda (¿acaso la más dura?). Lo apoyaron todos los miembros de la DOS, menos el DSS . Esto, objetivamente le da una satisfacción moral, pero no lo libra del riesgo de nuevas complicaciones en las relaciones y, quizás, de la disolución definitiva de esta amplia coalición, ya bastante enfrentada entre sí'. Sobre el futuro de Yugoslavia, Torov se muestra lleno de incertidumbres: 'Quien consiga descifrar en este lío político las verdaderas intenciones del SNP, la fórmula mágica de lo que va a pasar en los próximos 10 días con el Gobierno federal, pero también con la República Federal de Yugoslavia, sin duda, merece un premio'.
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