El rompecabezas de Tetovo

Tetovo, escenario durante los siete días pasados de un sistemático ametrallamiento de las posiciones ocupadas al parecer por la guerrilla albanesa, vivió ayer con tranquilidad la llegada de la primavera. La policía macedonia respetó la tregua concedida a la guerrilla del llamado Ejército de Liberación Nacional (ELN) y no se advertía actividad bélica. Los blindados del Ejército, auténtica chatarra ambulante, ocupaban posiciones en diversos puntos en espera del final de la tregua, a la medianoche de ayer. En este sentido, la guerrilla ofreció ayer por la tarde un alto el fuego ilimitado y unilateral para facilitar el diálogo y obtener una solución pacífica de la crisis. El Gobierno macedonio había amenazado con una lucha con todos los medios tras el ultimátum para que depusieran las armas y salieran del país.

Al mediodía de ayer, Tetovo había recobrado una normalidad mínima tras una semana de pesadilla. En las calles se advertía cierta actividad, aunque casi todos los comercios permanecían cerrados. Funcionaban a tope los cafés, albaneses y macedonios, donde los parroquianos mataban el tiempo en tertulias. Los testimonios recogidos coinciden en el deseo de todos de recuperar la convivencia entre los dos pueblos de esta ciudad. No obstante, los albaneses muestran comprensión hacia sus compatriotas en armas y la justifican con la discriminación que viven. En Tetovo, ni siquiera el número de habitantes consta con certeza. En las noticias de dos de las más destacadas agencias, France Presse habla de 130.000 habitantes y Reuters los deja en sólo 70.000.

En la emisora estatal Radio Tetovo, hasta hace dos años de los 25 periodistas sólo uno era albanés. Hoy día, las dos etnias se reparten los puestos de periodistas al 50%. El periodista albanés Mursel, de 42 años, dos hijos, licenciado en Sociología en la Universidad de Pristina, declara que él mismo sufrió en propia carne la discriminación cuando optó por un puesto de trabajo que se concedió a un macedonio sin estudios. Afirma Mursel que de los 200 empleados del Banco de Tetovo, sólo tres son albaneses, y pertenece a esta etnia el 90% de los inscritos en las oficinas del paro. No obstante, reconoce Mursel que desde la entrada del Partido Democrático de los Albaneses (DPA) hace dos años en el Gobierno la situación ha mejorado, como demuestra el aumento de periodistas albaneses en Radio Tetovo. Explica Mursel que las relaciones en la radio entre albaneses y macedonios son buenas, a pesar de los enfrentamientos armados de los últimos días. Los periodistas de la radio llevan una vida dura. Mursel se lamenta con amargura: 'El salario es de 250 marcos al mes [no llega a 22.000 pesetas] y estos días incluso se arriesga la vida. Aquí, la vida de una persona vale 250 marcos'.

En un café macedonio, cuatro hombres jóvenes matan el tiempo. Uno dice que se dedica a negocios y recuerda con buen sabor sus vacaciones en Lloret de Mar el año pasado. Otro trabaja para el cuartel de las tropas alemanas de la fuerza de paz para Kosovo (Kfor) y se muestra inquieto por su salario de 450 marcos (poco más de 38.000 pesetas) ahora que los alemanes han reducido buena parte de la guarnición. Un tercero se dedica al comercio de telas.

Las opiniones de los hombres macedonios coinciden: 'Tetovo siempre ha sido un pueblo mezclado y seguirá así. Se necesitará un tiempo para estabilizarse, pero las cosas se pondrán bien de nuevo. Lo que pasa ahora no es bueno para nadie'. 'Los albaneses de Macedonia no apoyan a los terroristas', afirma otro. Un tercero le corrige: 'Bueno, algunos lo hacen'. Con convicción, asegura uno de ellos: 'Desde hoy se acabó', y añade: 'Todo es política, los terroristas quieren el poder. El ELN es como el IRA o ETA'.

El periodista Mursel vive en un edificio de seis pisos donde se mezclan 18 familias de las diferentes naciones que viven en Macedonia. Tras el inicio de los enfrentamientos, sólo quedaron dos familias, pero ahora han regresado cinco. La convivencia entre las diferentes familias es buena. También los macedonios del café opinan que la convivencia es buena con los albaneses, pero aseguran que casarse entre ellos no les parece posible, 'por las diferencias de religión y de las familias'.

[Dos oficiales del Ejército yugoslavo fueron secuestrados ayer por 'extremistas' albaneses cerca de Veliki Trnovac, en el sur de Serbia, según informaciones recogidas por France Presse de una fuente militar yugoslava].