Francia decide dejar de exportar ganado 'sensible' a la enfermedad
El Gobierno francés decidió dejar de exportar ganado 'sensible' a la fiebre aftosa -ovino, bovino, caprino, porcino- y ordenó el bloqueo del ganado de todas esas especies en los lugares donde se encuentran, excepto si se trata de moverlos para trasladarlos a los mataderos (con un control veterinario reforzado). Esas decisiones han obligado al cierre de mercados y ferias de ganado. A su vez, los servicios aduaneros controlan los movimientos de vehículos y personas en las fronteras con Reino Unido, Bélgica y Alemania, en un intento de defender el territorio del Hexágono contra la penetración de animales portadores del virus.
Este plan de medidas estará en vigor durante quince días. A pesar de su contundencia, el Ministerio de Agricultura aseguraba ayer que no había 'ningún caso declarado' de fiebre aftosa en territorio francés. Las autoridades sólo reconocen que las pruebas efectuadas en nueve explotaciones ganaderas han dado resultados positivos, en cuanto a que algunos de los animales eran portadores del virus, por cierto todos procedentes de Reino Unido. Esas autoridades descartan que los corderos autóctonos de Roche-la-Moliére estuvieran infectados: se trata de una granja que fue sometida el fin de semana pasado a medidas de control.
Mal importado
La preocupación por dejar bien claro que el mal viene del otro lado del Canal de la Mancha llevó ayer al ministro de Agricultura, Jean Glavany, a dar una conferencia de prensa nada más aterrizar en París procedente de Canadá, país en el que hizo las declaraciones, en la madrugada del domingo al lunes, que revelaron la existencia de nueve granjas con casos sospechosos en Francia. 'Se trata de un mal que nos viene importado del Reino Unido, donde la situación es verdaderamente preocupante', subrayó ayer Glavany.
El Gobierno prepara a la opinión pública para aceptar nuevos casos en un futuro inmediato. Un total de 75 análisis están en marcha sobre las muestras tomadas a 20.000 ovinos británicos importados en las últimas semanas. Los análisis se hacen cuando ya se ha electrocutado y quemado o enterrado, según los casos, a todos ellos. Otros 30.000 animales franceses, que han estado en contacto con aquellos, se encuentran en fase de destrucción. Dos bovinos que también fueron considerados sospechos estaban sanos, según los análisis, pero esto se supo demasiado tarde para salvarles la vida.
Tanto el titular de Agricultura como el primer ministro, Lionel Jospin, han dado seguridades de que los titulares de las explotaciones afectadas por los sacrificios 'preventivos' serán indemnizados. Incluso han adelantado cifras: 500 francos (12.500 pesetas) por cada ovino, y 5.000 francos (125.000 pesetas) por bovino destruido. Los perímetros de seguridad en torno a las explotaciones sospechosas es de diez kilómetros a la redonda y su control ha sido confiado a la Gendarmería.
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