Los científicos estiman que España superará los 3.500 casos de 'vacas locas'
Los positivos llegarán a 250 en 2001 y seguirán aumentando durante dos años más
El Reino Unido prohibió las harinas cárnicas en 1988. Al año siguiente detectó 7.000 reses enfermas. Al siguiente, 14.000. Al siguiente, 25.000. Se trata de una consecuencia del largo periodo de incubación de la enfermedad, que es de unos cuatro o cinco años en promedio. Las cifras no empezaron a bajar hasta 1993, cuatro o cinco años después de la prohibición de las harinas.
Que el crecimiento ocurra por duplicación durante los primeros años tras la prohibición refleja probablemente un incremento similar de la cantidad de piensos contaminados durante los años inmediatamente anteriores a la prohibición. Este hecho se deriva del carácter acumulativo del proceso: los restos de unas cuantas vacas enfermas iniciales se transforman en piensos, estos piensos contaminan a un número mayor de vacas, que se vuelven a transformar en piensos, etcétera.
El director del laboratorio de referencia sobre encefalopatías transmisibles de Zaragoza, Juan José Badiola, visto el ritmo de aparición de positivos en España, considera probable que este año se cierre con más de 250 vacas locas en España. Admite que se trata de una estimación muy conservadora, ya que de los 30.000 o 35.000 tests priónicos que se han llevado a cabo hasta el momento, casi la mitad (14.600) se han realizado en Galicia. Ello quiere decir que otras comunidades -Cataluña es un ejemplo reconocido- están retrasando todo lo posible sus tests, y que el ritmo de casos podría acelerarse mucho en la segunda mitad del año.
Badiola no se atreve a hacer predicciones a más largo plazo, pues cree que el número de positivos dependerá mucho de impredecibles decisiones políticas. Muy en particular, del número de sacrificios sin análisis previo que se permitan en los próximos años. Hasta el 1 de julio, los ganaderos pueden vender sus reses a la Administración para que sean destruidas sin previo análisis, y, según Badiola, la UE decidirá próximamente si adelanta o retrasa esa fecha.
Sin embargo, esas decisiones políticas no afectan a la cifra real de vacas locas, sino sólo a la cifra oficial. Y, cuando lo que se discute es la cifra real, otros científicos consultados por este diario consideran muy probable que la evolución de casos en España siga la pauta británica a partir de la prohibición de las harinas cárnicas en 1988.
Si este año, el primero tras la prohibición en España, se cierra con los 250 casos previstos por Badiola -una estimación conservadora-, la pauta británica predice aproximadamente 500 casos en 2002, unos 1.000 en 2003, otra vez 1.000 en 2004 y una reducción paulatina a partir de 2005. El total superará las 3.500 reses.
Pruebas en vivo
El punto de partida de estas predicciones es el ritmo de aparición de casos actual, que se acerca a una res positiva por cada mil analizadas. Cualquier otro supuesto de estimación arrojaría números muy superiores. Por ejemplo, los tests para reses vivas que el Gobierno ya está sometiendo a prueba, basados en una patente de dos científicos alemanes, arrojaron en ensayos preliminares unos porcentajes de positivos superiores a los del test Prionics que se usa actualmente. Es lógico: mientras que el Prionics sólo detecta una res como positiva unos meses antes de que desarrolle los síntomas, el test en vivo revela la infección incluso muchos años antes.
Otro tipo de test, diseñado por los investigadores españoles Nicolás García y Antonio Delgado, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es capaz de detectar qué vacas -o qué carnes- han sido alimentadas con piensos cárnicos, incluso cuando esa ingesta hubiera ocurrido hace años. Este test, del que el Gobierno tiene constancia desde enero, podría identificar qué explotaciones son susceptibles de dar resultados priónicos positivos en los próximos años.
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