Nuevo test escocés

El Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), célebre por la creación en 1997 de la oveja clónica Dolly, presenta hoy en la revista Nature Medicine una nueva técnica para detectar la encefalopatía espongiforme en animales vivos, incluido el ser humano. El método viene a añadirse al patentado por los científicos alemanes Johanna Bergmann y Enrique Preddie (que ya está probando el Gobierno español), a otro que la multinacional Boehringer Ingelheim ha anunciado para finales de año y a tres proyectos más de empresas norteamericanas.

El científico del Roslin Michael Clinton y sus colaboradores han descubierto que los animales infectados por el prión tienen, mucho antes de que presenten síntomas de encefalopatía, e incluso mucho antes de que el prión sea detectable en su cerebro, una alteración molecular en su médula ósea. En concreto, se trata de la inactivación parcial de un gen implicado en la formación de los glóbulos rojos de la sangre (cuyas células precursoras se hallan precisamente en la médula ósea).

Los investigadores no tienen la menor pista sobre cuál es la relación de las enfermedades priónicas con las células precursoras de los glóbulos rojos, pero eso no importa si lo único que se quiere es disponer de un test de detección en las fases tempranas.

Los editores de Nature Medicine señalan en el mismo número que el trabajo constituye un aviso sobre 'un riesgo mucho más importante' que el del contagio humano por el consumo de carne contaminada: el de que haya un número considerable de personas que están incubando los priones en la médula ósea pero no muestran ningún síntoma, y por tanto puedan transmitirla por la sangre.