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LA CRISIS DE LAS "VACAS LOCAS"

Sólo siete personas trabajan en el análisis de los casos sospechosos

El laboratorio de Zaragoza recibe ocho millones de pesetas del Gobierno

Cuatro técnicos, dos becarios, una secretaria y unas instalaciones de 20 metros cuadrados en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza son toda la dotación del centro nacional de referencia para la detección del mal de las vacas locas. Este organismo, cuya misión es la de confirmar aquellos casos sospechosos que puedan aparecer tras los análisis rutinarios en las comunidades autónomas -se prevén 300.000 antes de un año-, sólo recibe del Ministerio de Agricultura una subvención de ocho millones de pesetas. Este laboratorio confirmó esta semana la existencia de la primera res enferma en España.

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Juan José Badiola, catedrático de Patología Animal, dirige el Laboratorio Nacional de Referencia para las encefalopatías espongiformes transmisibles creado en 1996 en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza. Este experto, que trabaja en los comités internacionales para el control de la enfermedad, no duda en considerar que su presupuesto actual "es insuficiente" y alerta de que lo será aún más con el futuro que se avecina. La universidad pone las instalaciones y paga a los investigadores; Agricultura, ocho millones de pesetas al año.Badiola reconoce que son pocos y que además tienen pocos medios: una secretaria, dos becarios -que trabajan en proyectos de investigación sobre esta patología financiados por la Unión Euro-pea-, un profesor titular de la facultad, otro que trabaja a media jornada y un veterinario contratado por el ministerio. "Vamos a necesitar más medios, es evidente que son escasos y vamos a solicitarlos". Sólo en reactivos se gastan al año tres millones de pesetas.

El laboratorio nacional de referencia está instalado en un edificio nuevo de la facultad. Un espacioso vestíbulo distribuye a los otros laboratorios dotados de luz natural. Pero donde se investiga el síndrome de las vacas locas es un cuarto que no llega a 20 metros cuadrados, situado en el entresuelo del edificio, con un ventanuco que apenas deja pasar la luz natural. Un extractor se encarga de eliminar el formol y los alcoholes. En la pared, gráficos plastificados muestran los cortes y la forma de trabajar, un microscopio de la última generación, una campana de flujo laminar donde se manipulan las muestras hasta que quedan inactivas -una vez tratadas con ácido fórmico- y un microtomo. En la parte trasera, en un cuarto de similares dimensiones, se guardan los materiales y los restos inactivos. Desde1996 se han analizado en este recinto 1.350 vacas, 800 ovejas y 250 cabras. A finales de este año habrán analizado a 600 reses más.

El futuro inmediato obligará a aumentar dotaciones económicas y humanas. A partir de ahora se tendrán que analizar más de 300.000 reses en toda España, porque se practicarán análisis a los animales de más de 30 meses y a los importados.

Para el director del centro de referencia hay que diseñar desde hoy y hasta julio una red nacional de laboratorios para la detección de la enfermedad.

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