Descubriendo los arcanos del vino
Villa Lucía, en Laguardia, es un centro temático que recorre el cultivo de la vid y la producción de caldos
En la Rioja alavesa se echaba en falta un museo sobre el vino. El auge que ha tomado esta comarca para el turismo cultural y gastronómico (se une la calidad de su cocina, la belleza del paisaje y la categoría de sus vinos) no llegaba a consolidarse ante la ausencia de un centro que atendiera al cultivo fundamental -hoy ya casi único- de esta zona. Esta carencia la ha superado la iniciativa privada con la apertura, el pasado 15 de noviembre, del Centro Temático del Vino Villa-Lucía, un hermoso caserón situados a las afueras de Laguardia.Ubicado en la que fue finca de recreo del fabulista e ilustrado Félix María de Samaniego, el museo es un recorrido exhaustivo por lo que es una bodega de vino de crianza, con atención a los métodos tradicionales y a las nuevas innovaciones técnicas.
Esta mezcla del espíritu clásico con la modernidad tecnológica alcanza también a la configuración del centro. La visita se inicia en el zaguán de Villa Lucía, desde donde se accede al sótano de la casa, habilitado como si fuera una bodega. Pero el visitante recibe en la primera sala un chorro de luz, sonido y humo producto de un montaje audiovisual sobre la comarca y el cultivo de la vid: toda una serie de efectos especiales para preparar el recorrido.
En esta primera sala se presentan las distintas variedades de uva que se cultivan en la Rioja Alavesa (tempranillo, garnacha, viura, mazuelo, graciana...) junto con las más famosas de las que se plantan en el mundo, como la cabernet sauvignon, la merlot o la riesling, que el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rioja no permite utilizar en la elaboración de sus caldos.
Una vez que se han adquirido los conocimientos básicos sobre el trabajo del viticultor (tipos de injerto, modalidades de poda, enfermedades de la vid, etcétera), el interesado ya está preparado para conocer lo que, al fin y al cabo, le ha traído hasta Villa Lucía: la elaboración del vino.
Qué mejor para entrar en materia que acceder a la siguiente sala del museo por una cubeta de fermentación, que reproduce virtualmente todas las sensaciones auditivas y olfativas que se podrían obtener si se estuviera en medio de ese momento en el que el mosto se convierte en vino. A partir de aquí, se presentan los distintos métodos que se emplean para la elaboración de los diferentes caldos: de cosechero (con su famosa fermentación carbónica), crianza, cava, blanco y rosado.
Estos paneles están rodeados por algunas colecciones de materiales e instrumentos habituales en las bodegas, como una serie de canillas (los grifos de los depósitos), algunas con cientos de años de antigüedad. O ese pequeño rincón del químico (hoy llamado enólogo) que recrea con precisión el ambiente de balanzas, tubos, probetas y frascos con los que se estudiaba el vino y se analizaba su graduación. O la reproducción de la bodega clásica de un cosechero de Laguardia con dos joyas de coleccionista de antigüedades: sendos cajones para entregar los diezmos que datan de los siglos XII y XIII.
Después de estas explicaciones someras y la consiguiente puesta en lugar, llega el momento de reconocer el vino: su olor, color y sabor. El olfato tiene que emplearse a fondo para distinguir más de 20 aromas y adivinar cuál es cuál. Al igual que ocurre un poco más adelante con el color de los distintos vinos, o con la clase práctica para conocer dónde se perciben los cuatro sabores (amargo, dulce, ácido y salado) en la lengua y el paladar.
Ya sólo queda conocer el punto final, el embotellado y conservación de los caldos. A partir de ese momento, después de haber recorrido con detalle cada uno de los oficios y artesanías que rodean la creación del vino, llega la degustación, en alguna de las catas organizadas por el centro con los vinos que albergan sus bodegas. Ahí permanecen bien ordenados, de crianza a gran reserva, miles de botellas que han nacido de las tierras de la Rioja y otras comarcas vinícolas de todo el mundo.
Datos prácticos
Dirección: Villa Lucía, carretera de Logroño, Laguardia. Teléfono: 941 600032.Horario: el museo se visita siempre con guía, que sale, en invierno, cada media hora, de 12.00 a 13.30 y de 17.00 a 18.30; sábados y domingos, y de 17.00 a 18.30 el resto de la semana. A partir de la primavera, el horario se ampliará a la mañana durante toda la semana, de lunes a domingo.
Entrada: hay dos tipos; la sencilla, 700 pesetas. Si el visitante quiere disfrutar de la cata de dos vinos, uno joven y otro crianza, acompañada de un aperitivo, la entrada asciende a 1.400 pesetas.
Fecha de inauguración: el museo abrió sus puertas el 15 de noviembre, después de un acto inaugural el sábado 11, que contó con la presencia de más de 500 personas.
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