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El zoo de Madrid se despide de sus delfines y los animalistas que cuestionaban su bienestar lo celebran

La asociación Proyecto Gran Simio se toma el traslado como una pequeña victoria, después de denunciar públicamente durante años las condiciones a las que estaban sometidos estos animales y las condiciones en las que vivían

Los delfines del Zoo de Madrid durante uno de sus espectáculos, en febrero de 2023.
Los delfines del Zoo de Madrid durante uno de sus espectáculos, en febrero de 2023.Anadolu (Anadolu via Getty Images)

El zoológico de Madrid ha trasladado a sus delfines a otro mucho más moderno en la isla tropical de Hainan, en China. Lo hizo el 24 de enero por recomendación de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA ―por sus siglas en inglés―). Desde el zoológico madrileño han querido remarcar que no se debe a ningún problema de salud de los ocho ejemplares de los que disponían. Dicen que sus instalaciones son adecuadas, pero que las asiáticas “superan con creces” los estándares de calidad europeos. En el espacio que queda vacío se traerán nuevas especies de manera temporal cuando otros parques o instituciones lo necesiten, señalan desde el zoo. Desde la asociación animalista Proyecto Gran Simio toman esta decisión como una “pequeña victoria”, señala su director ejecutivo, Pedro Pozas, que denunció que los delfines se encontraban en mal estado de salud tras un informe veterinario elaborado por el organismo internacional Sea Sherphed, algo que se desestimó en los tribunales tras una inspección.

Agustín López, el director de biología del zoo de Madrid, dice que la recomendación de la EAZA se basa en los programas de cría. “No es porque nuestra instalación esté mal, sino porque siempre se busca lo mejor para los animales”. Remarca que trasladar solo a una parte de ellos no es una opción. “Los delfines son animales sociales. Es muy importante no separarlos del grupo”. El zoológico chino es mucho más grande que el de Madrid. Tiene cinco piscinas conectadas entre ellas, cada una de un tamaño diferente. Además, el complejo tiene un hospital veterinario de 2.000 metros cuadrados que incluye una zona de cuarentena para la adaptación de estos cetáceos a su nuevo entorno.

El Zoo de Madrid es propiedad del grupo Parque Reunidos, que también es dueña del Aquopolis Costa Dorada (Tarragona). En 2022, ese parque acuático trasladó nueve delfines al mismo zoo de Hainan. Marine Connection, una asociación animalista centrada en la conservación de delfines y ballenas, criticó esa decisión. “El traslado de los delfines a estas instalaciones demuestra que Parques Reunidos no ha pensado en el futuro bienestar de sus delfines”, señalaron. “No solo se utilizarán para espectáculos públicos, sino con toda probabilidad también para fines de reproducción”.

En ese comunicado, Marine Connection recordó cuando, en 2021, el Dolfindarium Harderwijk de Países Bajos intentó trasladar ocho delfines mulares, como los del Zoo de Madrid, al mismo parque chino. Un juez holandés impidió el traslado debido a la falta de legislación de bienestar animal de China. “Esta última medida autorizada por España es motivo de gran preocupación”, señalan desde la organización.

María José Luis Cerezo, del departamento de prensa del Zoo de Madrid, asegura que las nuevas instalaciones “cumplen con estrictos Estándares y Directrices de la Alianza de Parques y Acuarios de Mamíferos Marinos, una organización internacional de zoológicos e instalaciones de investigación de mamíferos marinos, y con los requisitos del programa de certificación de terceros para zoológicos y acuarios de alta calidad conocido como programa Humane Conservation TM”.

Desde la asociación animalista Proyecto Gran Simio se han tomado el traslado de un modo más positivo. En 2019, presentaron una denuncia al Seprona (Servicio de Protección a la Naturaleza) de la Guardia Civil por las malas condiciones del zoológico madrileño. Se basaron en un informe veterinario que hizo Sea Sherpherd después de que varios de sus expertos se infiltraran en el zoológico y analizaran el estado de los cetáceos. La conclusión que daban era que estaban enfermos, sufrían problemas oculares y dos de ellos tenían lesiones cutáneas por supuestos malos tratos. La demanda fue finalmente desestimada por los tribunales tras ordenar una segunda inspección veterinaria. “Esas enfermedades las podrían haber contraído en su entorno natural”, defiende Agustín López, el director de biología del Zoo de Madrid.

Bea Agüero, que colabora en Sea Sherped, niega que eso sea cierto y culpa de estos problemas al régimen de cautiverio, en el que los delfines orinan y defecan en la misma agua en el que viven y la llenan de bacterias perjudiciales para su salud. Los responsables de la piscina necesitan limpiar el agua con cloro, pero eso también les hace daño en los ojos y les puede provocar quemaduras químicas. “A eso hay que sumarle el estrés crónico al que se enfrentan estos animales por estar encerrados. En condiciones normales nadan de media 100 kilómetros al día”, añade Agüero.

Proyecto Gran Simio, Sea Sherped y Marine Connection piden el cierre de los delfinarios. Como alternativa a los acuarios proponen los santuarios marinos, que son espacios restringidos en el mar donde los delfines viven con mayor libertad y en su hábitat natural. Es algo así como el Parque Natural de Cabárceno, pero en el océano.

La piscina en la que antes vivían los delfines y hacían acrobacias para sorprender a los visitantes del zoológico ha quedado vacía. Desde el Zoo de Madrid se ofrecen a prestarla como alojamiento temporal de las especies marinas de otros parques que soliciten el traslado, pero es una idea que aún no se ha concretado. Pedro Pozas, el director ejecutivo de Proyecto Gran Simio, pide el “cierre inmediato” del delfinario. Propone como alternativa invertir en maquetas o gafas de realidad virtual para que los visitantes conozcan a los animales sin que para ello tengan que estar encerrados.

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