"Los clínicos han perdido la propiedad intelectual"

El diseño de los ensayos clínicos promovidos por la industria farmacéutica, es decir, lo que sería la parte más creativa intelectualmente, se efectúa desde las propias compañías. Ello ha comportado que la función científica de los clínicos haya pasado a un segundo plano, y se han convertido a menudo en meros recolectores de datos. Los clínicos han perdido la propiedad intelectual sobre estos estudios y, además, se han mermado las garantías sobre la ulterior publicación de los resultados. Ésa es la opinión de Jordi Camí, director del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona y profesor de la Universidad Pompeu Fabra.Camí cree que otra realidad simultánea es que las nuevas estrategias comerciales han conducido a que "una buena parte de los ensayos clínicos tengan como único objetivo la fidelización de los profesionales de cara a la futura prescripción de medicamentos". A lo que añade: "Con ellos, muchos clínicos creen que hacen investigación cuando en realidad están involucrados en meros estudios promocionales".

Camí defiende que la industria ejecute una política comercial que le permita recuperar sus multimillonarias inversiones y que le proporcione también beneficios. Pero considera tan perversa como difícil de revertir la dinámica actual de las cenas de lujo, los viajes a congresos científicamente poco útiles con todos los gastos pagados y las costosas atenciones a que las empresas farmacéuticas tienen acostrumbrado a gran parte del colectivo médico y científico.

"Esos gastos encarecen excesivamente el precio final de los medicamentos, y lo terminamos pagando todos los ciudadanos cuando compramos un fármaco recetado por la Seguridad Social. Sin mermar los beneficios legítimos de los laboratorios, los medicamentos serían más baratos si no se gastara tanto en promoción comercial".