Barcelona revisa la cultura de vanguardia de los años cuarenta
No todo fue un erial cultural en la posguerra. En Barcelona, el Club 49, una iniciativa apadrinada por industriales y profesionales liberales catalanes, reabrió en la ciudad la tradición vanguardista de la música, la danza, el teatro y la plástica truncada por la guerra civil. La historia de esta iniciativa privada se revisa ahora en la exposición de pequeño formato Club 49. Reabrir el juego, 1949-1971, que se presenta en el Centro de Arte Santa Mónica (CASM) de Barcelona. En el claustro del mismo centro, el escultor Tom Carr (Tarragona, 1956) presenta la exposición Orbis, en la que no son sus trabajos escultóricos los que se pueden contemplar, sino decenas de diapositivas proyectadas en la sala. Ambas exposiciones permanecerán abiertas hasta el 31 de agosto.Con una concentrada presencia de obras originales de Miró, Tàpies, Cuixart y Miserachs, y con un fuerte apartado documental, la exposición del Club 49 pretende básicamente rememorar la actividad realizada por el Club 49 en su periodo de existencia. Entre las actividades que realizaron agitadores culturales como Joan Prats, Joaquim Gomis, Sixt Illescas o Eudald Serra, entre otros, se encuentran el impulso a las exposiciones de Dau al Set, la actuación de destacados músicos de jazz en Barcelona, como Lionel Hampton y Louis Armstrong, de bailarines como Merce Cunninghan o la presencia del músico contemporáneo John Cage. También los primeros trabajos teatrales de Brossa tuvieron el mecenazgo de este reducido grupo de personas que se articuló como grupo, tras su separación del colectivo Cobalto 49, como una sección del Hot Club de Barcelona, artimaña legal que les permitía reunirse sin necesidad de los imprescindibles permisos administrativos. Sus intereses abarcaron todo tipo de creación desde la perspectiva vanguardista y contemporánea.
Escultura de luz
"Cuando me propusieron realizar la exposición me di cuenta de que mi escultura no encajaría con el recinto. Mi obra suele ser sutil y necesita de espacios neutros. Pronto me di cuenta de que la intervención que podía realizar era conseguir dar volumen, pero sin materia. Esto sólo lo podía conseguir con la luz", explica Tom Carr, quien ya ha utilizado en otras ocasiones la proyección de diapositivas en sus trabajos. Cada diapositiva tiene un valor simbólico relacionado principalmente con la idea de ciclo, de ritmo del tiempo, que tanto puede hacer referencia a los signos zodiacales como a las estaciones del año. Incluso la secuencia de colores puede evocar el transcurrir de las distintas etapas de la vida.
Carr ve en esta instalación de luz y color su idea de espacio público en el que el espectador es pieza fundamental, ya que sólo él puede dotar al montaje de las diferentes perspectivas que posibilita. El visitante es también quien traza los recorridos que configuran el espacio. Carr, que ha realizado numerosas esculturas públicas, también muestra las maquetas de cruces urbanos, inspirados en la idea primera de urbanización propuesta por Ildefons Cerdà en Barcelona.
Babelia
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