Fuentes sostiene que el poder del español en EE UU debe ser también económico Un foro destaca la necesidad de recuperar la memoria cultural latina
La edad de oro que está viviendo el español en EEUU, donde ha pasado de ser una lengua de esclavos y pobres a un idioma culto y con pedigrí, acabará de consolidarse cuando aumente su poder para hacer dinero. De momento, los negocios creados por hispanos han crecido de 57.000 en 1987 a 210.000 (1999) y generan 348.000 millones de dólares al año, según datos que aportó ayer Carlos Fuentes en el foro El español en EE UU.
"Les voy a dar un dato que me llena de alegría: la salsa mexicana se vende más en EE UU que esa abominación que se llama ketchup", dijo con una mueca de satisfacción el escritor mexicano Carlos Fuentes, como ejemplo del poder financiero que está adquiriendo el español en Norteamérica. Unos 200 asistentes escuchaban ayer en Casa de América, durante el foro El español en EE UU, organizado por la Fundación Santillana y la Universidad de Brown, en colaboración con el Instituto Cervantes, el catálogo de buenas noticias sobre la implantación del español en EE UU. Otra: marcas como Coca-cola y Kellog's (ese alimento con el que desayunan la mayoría de los estadounidenses) marcan ya su etiquetado en inglés y español. O que los dos candidatos a la Casa Blanca ("que farfullan español", dijo Fuentes) no pierden de vista el voto hispano y sobre todo el negocio que mueven. "Es ya la minoría con más poder adquisitivo, por delante de la negra, y el que quiera hacer negocios tendrá que hablar en español", destacó el catedrático de Literatura Latinoamericana Julio Ortega. Y si no que se lo pregunten a los emigrantes de Miami (eso sí, montados en el dólar), que todo lo negocian en español.
"Si nos acercamos con explicaciones intelectuales, filosóficas, políticas, históricas..., vamos a ser recibidos con el gesto torcido, porque lo que entienden en EE UU es la ley del mercado", apuntó el escritor y académico Juan Luis Cebrián. Algo que ha entendido muy bien Bill Gates, añadió Cebrián. "Él vino a España y firmó un acuerdo con la Real Academia de Española".
Ejemplo de escritor transoceánico, Carlos Fuentes (de origen canario, nacido en México y criado en EE UU) contó un ejemplo del salto cuantitativo y cualitativo del español. Durante una conferencia en Nueva York en los años setenta pidió que le hicieran las preguntas en español. Y allí no se movió ni una hoja. "¿Por qué no me preguntan?", exclamó. "Y una chica, muy valiente, me dijo: 'porque es una lengua de esclavos'. Y, fíjense, ahora esa lengua la hablan 31 millones de norteamericanos".
Obstáculos
Carlos Fuente añadió que allí se editan 1.300 publicaciones en la lengua cervantina; existen 24 diarios en español que leen al día un millón de estadounidenses. "Publicaciones que llevan su mensaje no sólo a los consumidores potenciales, sino a portadores de cultura. No separemos, pues, el evento económico de la latinidad, pues sobre la unión de ambas descansa el crecimiento y la comprensión del español", añadió el escritor.
Pero, advirtiendo del peligro de una mirada autocomplaciente sobre el éxito de la lengua española, la catedrática de Literatura Latinoamericana en el Dartmouth College, Beatriz Pastor, reveló que la segunda y tercera generación de hispanos están perdiendo su lengua de origen. "No podemos echarnos a dormir, porque la verdadera explosión del español sigue llegando de las oleadas de emigrantes y además contamos con la intolerancia del estadounidense hacia todo aquél que no hable su lengua", señaló la catedrática. "Pero el monolingüismo es una enfermedad curable", apuntó Fuentes.
Cebrián partió de una anécdota para reflejar otro obstáculo del español, como es el de la identidad de lo latino. Durante un viaje con la compañía Airlines le ofrecieron dos versiones de una película: una en español y otra en castellano. "Reulta que la del castellano era en español y la del español era en un idioma neutro que sólo lo hablan en Hollywood y en Airlines".
Babelia
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