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Rafa Val (Viva Suecia): “Somos demasiado buenos con los que mandan, salimos poco a quemar contenedores”

El artista reflexiona sobre la insatisfacción política, la dictadura franquista, su complicada salida de una discográfica independiente o las críticas que reciben: “Nos dieron tantos palos que empezamos a poner a la gente en su sitio en X”

Rafa Val en el Parque del Retiro de Madrid.
Rafa Val en el Parque del Retiro de Madrid.Samuel Sánchez
Eva Baroja

Hay que ser muy osado para abandonar el título universitario en un cajón e hipotecar tu vida con “trabajos que nadie quiere” porque sueñas con ser músico. O, al menos, hay que tener fe. Rafa Val (Murcia, 37 años) la tuvo. Y, aunque no entiende por qué las plataformas “pagan una mierda” o por qué no les ponen en la radio, sigue confiando. Esta es una entrevista especial, de las pocas que concede sin sus “colegas” de Viva Suecia. Una de las bandas con más éxito y proyección del panorama. En torno a un café, habla de todo y de nada. Él, que ha compuesto algunos de los himnos vitales de una generación a la que le cuesta encontrarse, también estuvo perdido. Pasó por bares y por una fábrica de jabones, cuidó a un enfermo con metástasis, vendió “kiwis en un supermercado”, cambió la publicidad de estancos... Y cuando no tenía claro a dónde ir e iba a rendirse, se obró el milagro.

Pregunta. Lo suyo fue determinación...

Respuesta. Y mira que no soy perseverante con casi nada. Miro atrás y no me reconozco. Había dado muchos tumbos, la banda que tenía se disolvió... Y decidí que iba a opositar. La enseñanza era mi última opción porque soy hijo de profesores y lo mío no era vocacional, pero me encontré con estos desgraciados [sus compañeros de Viva Suecia] y me salvaron la vida.

P. La primera guitarra no se la regalaron hasta los 14 años.

R. Mi padre me preguntó si quería entrar en el conservatorio y le dije que no porque me veía mayor. La compraron en el Carrefour y la bauticé como Gwendolyne, igual que la canción de Julio Iglesias, pero a mí me gustaba Nino Bravo.

P. Muchos de sus compañeros de Magisterio habían pasado por el conservatorio, ¿se sentía inferior?

R. Bueno, eran mejores técnicamente, pero yo había aprendido por mi cuenta cómo funcionan las armonías en las canciones. Lennon era un pianista de nivel bajo y un 95% del planeta sabría decir qué canción es Imagine. ¿Necesitaba ser Beethoven? No.

Nos escuchan un millón de personas, pero a los locutores de radio no les dejan poner nuestra música”

P. ¿Le preocupa la tiranía del algoritmo?

R. Al final, es como la radio. Las listas en las que suenas las eligen ciertas personas. Es curioso que una banda que mete 15.000 personas en un concierto y que escuchan un millón de personas no suene en la radio. Entiendo que están obligados a seguir la moda porque es un negocio, pero, ¿por qué deciden dar la espalda a tantas personas? Muchos locutores de programas de radio nos dicen que no les dejan ponernos...

P. Y esto provoca que el gusto musical sea cada vez más homogéneo.

R. Y que nos tengan más controlados diciéndonos lo que tenemos que escuchar y lo que no. Si fuera un chico joven querría que me enseñaran más cosas y poder decidir. Me alegro mucho de que Dani Fernández sí suene en la radio. Ojalá fuese así con todos.

En las chorradas que dice este señor [el director de Rockdelux] hay mucha superioridad moral”

P. El director de Rockdelux, Santi Carrillo, repite últimamente que Viva Suecia, Arde Bogotá o Supersubmarina son grupos “muy mediocres”. Un “pseudo indie insufrible”, según él.

R. Estupendo, tiene su opinión y la dice. Nosotros sentimos que influimos en determinados momentos de la vida de las personas y eso es tan maravilloso que no merece la pena prestar atención a las chorradas de este señor.

P. ¿Es superioridad moral?

R. Hay mucho de eso.

P. ¿Viva Suecia es indie?

R. Hace mucho tiempo que dejamos de ser indies, sea lo que sea. Somos una banda de rock, pero otros te dirán que ni de coña, que nos llamen como quieran.

P. No les acepta ni el rock pureta ni la radio comercial...

R. Y aún así nos hemos abierto camino. No necesitamos ni a unos ni a otros, las canciones son el mejor juez. Desde que está el streaming, la gente escucha a la vez Taylor Swift, Viva Suecia y Malú y eso es maravilloso.

P. ¿Qué opina de que que les comparen con Arde Bogotá?

R. Fantástico. Son majísimos, tocan de puta madre, y son referente para un montón de gente que vuelve a montar grupos. A nivel musical, tenemos gustos parecidos y nos entendemos bien.

La salida de nuestra anterior discográfica fue terrible. Hubo maltrato y mentiras”

P. ¿Le afectan las críticas?

R. Sí, el que diga que no, miente, pero hay un remedio gratuito que es no entrar a redes sociales.

P. Recientemente, han tenido alguna que otra polémica tuitera. ¿Quién lleva la cuenta de X del grupo?

R. Jesús [Jess Fabric], yo las llevé un tiempo y las tuve que soltar por esto. Siempre habíamos optado por no entrar al trapo, pero con El amor de la clase que sea nos dieron tantos palos y lo pasamos tan mal que Jesús empezó a responder y a poner en su sitio a la gente. ¿Por qué vamos a dejar que suelten su mierda y se vayan tan tranquilos? No podemos ir por ahí como si fuese el lejano Oeste, soltando lo primero que se nos pasa por la cabeza.

P. ¿Pone la música por delante de muchas cosas?

R. Constantemente, y es algo que debería cambiar. Hoy es el sesenta cumpleaños de mi madre y estoy aquí. La gente que te quiere se siente orgullosa y pasa por alto que no pases tiempo con ellos, pero les haces una putada muy grande.

P. Debe ser complicado encontrar el equilibrio.

R. Esto es tan volátil... Tenemos la sensación de que si no lo hacemos ahora no lo haremos nunca, pero ya llevamos diez años con “el momento es ahora”. Seguramente, no estaríamos aquí sin estos sacrificios, pero llegará un momento en el que seamos viejos y se nos bajará la libido musical.

El día que escuché a alguien de Vox hablar del Día de la raza después de la pandemia pensé que no habíamos aprendido nada”

P. ¿Para componer buenas canciones hay que estar triste?

R. Eso lo dice alguien con una crisis compositiva. Escribir cosas con luz también es necesario.

P. Pero sus canciones suelen ser melancólicas.

R. Seguramente estés melancólica en muchos momentos del año, pues mi psicólogo es este. Por eso no me gusta explicar de qué hablan las canciones. Me encanta Sabina, pero en el momento en el que su personaje deja de ser interesante, su música también pierde interés porque habla claramente de él mismo. Yo solo soy un tipo normal que cuenta las cosas que le preocupan.

P. Han conectado con los millennials, una generación que no termina de sentirse adulta por la inestabilidad...

R. Ya, pero hemos viajado a más sitios del mundo con 25 años que nuestros padres en toda su vida. ¿Dónde ponemos el foco? Hay mucha precariedad, pero también tenemos otras facilidades.

P. Uno de sus versos más coreados es “somos la rabia que nos han obligado a sentir”.

R. Es una rabia impuesta desde fuera: las noticias, el rey emérito, la corrupción, los alquileres... Somos demasiado buenos con los que mandan, salimos muy poco a quemar contenedores a la calle.

P. Igual no quemamos contenedores porque las redes nos anestesian.

R. Puede ser, nos obligan a tomar partido. Si eres militante de un espectro político generalmente no eres suficientemente crítico para enfadarte con los tuyos. Y eso es absurdo.

No me imagino a ninguna profesora en Alemania diciendo que Hitler hizo algunas cosas buenas”

P. Su tema No hemos aprendido nada habla de las lecciones que no sacamos de la pandemia.

R. Y no me alegra haber acertado... El día que escuché a alguien de Vox [José Ángel Antelo] decir que el Día de la Hispanidad era el Día de la raza justo cuando acabábamos de salir de esta situación tan límite me hizo pensar que no habíamos aprendido nada y de ahí viene la canción. Si queremos que un chaval no mate a su novia dentro de 20 años es ahora cuando hay que enseñarle. ¿Cómo puede ser que la nota de corte de Magisterio sea tan baja y que la de un médico tan alta? Necesitamos que la gente no haga Magisterio porque sea la opción fácil sino por vocación.

P. Y este año, otra vez, polémica con el franquismo.

R. Eso no va a desaparecer y es un problema muy grande. Somos un país donde ganó la dictadura y el monumento enorme a Franco ahí sigue... Tuve una profesora de Filosofía en el instituto que me decía que tenía que leer su biografía porque no todo lo que hizo era tan malo. No me imagino a ninguna profesora en Alemania diciendo que Hitler hizo algunas cosas buenas.

P. Los jóvenes valoran cada vez menos la democracia.

R. Porque es una máquina de decepción constante. Yo también estoy desencantado. Si la postura de la oposición se basa en decir que lo que hace el partido contrario está mal sistemáticamente, ¿qué mierda de clase política es esta? Normal que los chavales no lo entiendan.

P. Pedro Sánchez dijo públicamente que le gustaba Viva Suecia.

R. Por alguna razón los políticos tienen querencia por la música que hacemos. Pero, mira, el presidente del país dice que le gustamos y nos siguen sin poner en la radio [se ríe]. Nos hizo ilusión igual que cuando Fernando López-Miras viene a nuestros conciertos y se lo pasa de la hostia.

Rafa Val, vocalista de Viva Suecia: "No me apetece hacer nada sin la banda, somos un matrimonio bien avenido".
Rafa Val, vocalista de Viva Suecia: "No me apetece hacer nada sin la banda, somos un matrimonio bien avenido".Samuel Sánchez

P. Cada vez más grupos deciden abandonar las grandes discográficas, pero Viva Suecia hizo lo contrario y fichó por Universal.

R. Salir de nuestra discográfica anterior, Subterfuge, fue eterno y terrible. Ha sido la época más oscura de estos últimos diez años. Estábamos hundidos en un pozo. Hubo maltrato, mentiras, cosas muy feas... Para irse había que pagar un dinero que no teníamos y menos en plena pandemia. La ayuda que nos daban, por ejemplo, era menos de lo que me costaba el piso en el que vivía. Hubo una guerra de abogados y nos trataron muy mal.

P. El lado oscuro de la música, los contratos abusivos.

R. Generalmente te pintan las multinacionales como el demonio, pero en mi caso, he encontrado a mejor gente allí que en una discográfica independiente.

P. ¿Al final tuvieron que pagar ese dinero?

R. Sí, gracias a Antonio, nuestro mánager. Nos ayudó a salir de ahí para salvar nuestra carrera y nuestras vidas personales. La primera canción que escribimos en aquella época fue La voz del presidente. Así que supongo que lo de la rabia también tiene que ver con esto.

P. ¿Qué se merece Rafa Val?

R. No sé qué he hecho para ser un privilegiado en tantas cosas... He encontrado mi vocación y me dedico a ella. ¿Sinceramente? No puedo pedir más.

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Sobre la firma

Eva Baroja
Periodista y filóloga por la Universidad de Navarra. En EL PAÍS desarrolla entrevistas y formatos audiovisuales de cultura y sociedad. Ha trabajado en los informativos de La Sexta y Onda Cero y como coordinadora de redacción en Lacoproductora. Es experta en comunicación política.
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