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Casi todos los caladeros de moluscos del Mediterráneo están cerrados por toxinas

Desde Algeciras hasta Almería, casi todos los caladeros de moluscos del litoral mediterráneo están cerrados por culpa de dos toxinas: la PSP y la DSP. La inactividad afecta a unos 500 marisqueros que no perciben ninguna ayuda ya que, aunque la Unión Europea ha fijado los topes de toxicidad a partir de los cuales se deben suspender las capturas, no ha establecido subvenciones para compensar el amarre. En Almería y Granada la actividad está casi paralizada desde junio. Desde entonces la veda se ha abierto en zonas puntuales y por períodos muy cortos. En Cádiz, los dos caladeros que hay en el Mediterráneo están cerrados desde hace varias semanas. En Málaga, el martes fueron clausurados cuatro de los nueve puntos de pesca. Los otros cinco están parcialmente abiertos, aunque hay especies, como el corruco y la vieira cuya captura está prohibida en todos. La pesca de conchas finas y chochas también está vedada en la mayoría. Los caladeros del Atlántico son los únicos que están limpios de estas sustancias cuya aparición se debe a unas microalgas de las que se alimentan los moluscos y que contienen las toxinas.

El delegado de Pesca en Málaga, José María Rodríguez, defendió la actuación de la Junta: "No podemos cometer la imprudencia de tener un caladero abierto con toxinas". Aunque desde la Administración se intentó quitar hierro al asunto, técnicos de la Consejería admitieron que la presencia de toxinas se está prolongando más de lo habitual. Para el consumo no hay riesgos, ya que los moluscos que se venden en los mercados andaluces provienen de Italia, Levante, Huelva y Cádiz.

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