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El niño nacido en Gijón de una madre muerta evoluciona favorablemente en la incubadora

El bebé que nació el viernes pasado en Gijón tras practicársele una cesárea a su madre, en situación de muerte cerebral desde hacía un mes y medio, evoluciona favorablemente en la unidad de neonatología del hospital asturiano de Cabueñes. Al niño, un varón de 1,290 kilos de peso y 29 semanas de gestación, se le suministra oxígeno y antibióticos a causa de una leve disfunción respiratoria, posiblemente motivada por una infección intrauterina. "Estamos tratando de localizar el tipo de germen responsable de la infección", señaló Adela Rodríguez, jefa del servicio de neonatología del hospital, que informó de que "la exploración es normal y la evolución del pequeño es buena. El niño respira espontáneamente, la necesidad de oxígeno va bajando y las constantes vitales son normales".

Los médicos mantienen la vigilancia ante el riesgo de que el niño desarrolle algunas de las enfermedades que padecía la madre, como la hepatitis de los tipos B y C. A la mujer, Milagros L. M., de 34 años, soltera y sin pareja estable, se le diagnosticó muerte clínica el 14 de noviembre a causa de una hemorragia cerebral masiva motivada probablemente por la infección general en la sangre, con afectación a diversos órganos, que padecía. Fue enterrada en Luanco (Asturias) el sábado pasado.

Los cinco hermanos de Milagros, únicos familiares del bebé, no habían informado ayer de quién se hará cargo de él.

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