Jorge Edwards, el viejo dandi de la literatura chilena, obtiene el Cervantes
El escritor, cuyo nombre se había barajado en otras ocasiones, recibe con frialdad el premio
El escritor chileno Jorge Edwards todavía no se reponía de la derrota en el partido de tenis que había jugado durante la mañana cuando se enteró de que era el nuevo ganador del Premio Cervantes de Literatura. La noticia no provocó grandes alteraciones en un país todavía sumergido en los efectos del virtual empate entre los dos principales candidatos de las elecciones celebradas el domingo pasado. "Parece que esta semana el único ganador he sido yo", comentó Edwards con su ya conocido sentido del humor.El teléfono no paraba de sonar, pero -cuatro horas después de conocida la noticia- ningún escritor chileno se había acercado todavía para felicitarlo a su espacioso piso, cuyas ventanas se abren sobre el histórico cerro Santa Lucía en pleno centro de Santiago para felicitarlo. Lo cierto es que tampoco a él este premio parece conmoverlo de forma particular. El viejo dandi de la literatura chilena -Edwards es conocido por su buen vestir, su delicado paladar y su sarcástica personalidad- no se altera con facilidad.
El Gobierno de Chile expresó anoche su orgullo por la concesión del Cervantes a Jorge Edwards. El ministro de Educación, José Pablo Arellano, declaró a Efe: "Creo que la vasta obra que a lo largo de casi 50 años nos ha entregado Jorge Edwards recibe un reconocimiento muy merecido con este premio".
"Carmen Balcells, mi agente, me llamó hace un mes para decirme que tenía posibilidades porque este año le tocaba a un sudaca. Así me lo dijo", señala Edwards. Incluso revela que algunos periodistas le sugirieron que viajara a Madrid para esperar el resultado, cosa que él declinó. "Prefiero esperar en mi propia casa", sostuvo.
Un vino tinto
De todos modos, el lunes por la noche, como todas las noches de su vida, Edwards, sabiendo que ayer se fallaba el Cervantes, durmió sin necesidad de sedantes. "Mi único calmante ha sido siempre un vaso de buen vino tinto", confiesa. Este premio -en 1994 obtuvo el Premio Nacional de Literatura de Chile- coincide con unas tensas relaciones entre Chile y España debido al arresto del dictador Augusto Pinochet Ugarte en Londres, acontecimiento ante el cual Jorge Edwards (que durante años compaginó la actividad diplomática con la literatura) ha desplegado su tajante opinión en los diarios y revistas para los cuales colabora.
"En España hay conciencia de que he ido contra la corriente en este tema y que sigo la línea de pensamiento de Felipe González. Los españoles creen que la transición española ha sido un éxito y la chilena un fracaso, y es bastante más relativo que eso. Lo que ocurre es que en Chile, para tener menos años de dictadura, hemos terminado teniendo más años de transición. Lo político es decir que hay que crear las condiciones para que Pinochet sea juzgado en Chile", afirma.
Sin embargo, Edwards no cree que este premio tenga nada que ver con las relaciones bilaterales, porque lleva siete años en las listas de candidatos. "Ademas, soy un viejo escritor. Escribo cuentos, novelas, ensayos y memorias desde 1952", dice. Pero asume que quizá España ha querido hacer un gesto para probar que los españoles no están peleados con todos los chilenos.
La sangre fría de Edwards frente a un premio de esta suculencia es notable. Más que emocionado por la perspectiva, se siente feliz por haber terminado hace muy poco una larga novela histórica sobre el peso de la noche colonial en Chile, "una noche colonial con los pesados aparatos de tortura que usó la Inquisición española en este país".
Gata cautiva
La novela nació de una pequeñísima anécdota histórica: Edwards leyó unos documentos en los que se relataba cómo Manuelita Fernández de Rebolledo, casada con el arquitecto italiano Joaquín Toesca -autor del simbólico palacio de la Moneda, la sede del Gobierno chileno-, trepaba como gata por los muros del convento para ir a saciar sus excesos libidinosos. Su propio marido era el que la mantenía cautiva en diversos claustros por largos periodos. "Es fácil imaginarse que este episodio me fascinó". La novela, de 400 páginas, está escrita desde la perspectiva de un chileno que acaba de llegar de su exilio cuando la dictadura aún está en el poder. "En ese sentido es autobiográfica y se puede tratar de mi vida", asume Edwards, que viste un conjunto sport de polo y pantalón en adecuados tonos caqui.
Por ahora, relata el autor de Persona non grata, se encuentra congelado el rodaje de la película basada en su último libro publicado, El origen del mundo, cuya directora es la chilena afincada en París Valeria Sarmiento, esposa del cineasta Raúl Ruiz. La actriz española Marisa Paredes interpretaría el principal papel femenino. Por otra parte, Edwards piensa que este premio servirá para cristalizar su anhelado proyecto de una contundente revista literaria chilena junto a Gonzalo Contreras, Arturo Fontaine y Nicanor Parra, entre otros. "Espero no tener que destinar dinero del premio, porque no soy rico ni me sobra, y bastante me cuesta ganármelo, pero esta coyuntura puede ayudar a acelerar la publicación de esta revista", afirma.
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