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ELECCIONES CATALANAS

Arenas ratifica la "predisposición" del PP a dar el gobierno a Pujol

Javier Casqueiro

La dirección nacional del PP se marcó oficiosamente tres objetivos en estos comicios catalanes. Mantener la tercera posición política en Cataluña, "ser decisivos" para el Gobierno de Jordi Pujol en la Generalitat y quedarse en 14 escaños, tres menos que en 1995. A las 23.25 horas de ayer, con los resultados escrutados por encima del 98%, Javier Arenas, el secretario general del PP, ratificaba que los tres retos se habían cumplido. Después se vio que el tercero no pudo ser ya que finalmente sólo obtuvo 12 diputados. Los dirigentes concentrados en la sede central del PP no exhibieron ni caras de alegría exultante ni de depresión. Arenas precisó mucho al señalar que estaba dispuesto a facilitar la gobernabilidad y estabilidad al Ejecutivo de Pujol, no a gobernar con él.El secretario general del PP aguardó en la sede del partido en Madrid hasta que el escrutinio prácticamente se cerró y ya no cabían más sorpresas que conocer si su partido se quedaba con 13 o 12 escaños. Estaba convencido de que serían 13 y que esa cifra aún sería más confirmada con el voto por correo de la emigración. Conversó con Aznar y al final de la jornada felicitó telefónicamente a Pere Esteve, secretario general de CiU. Arenas no quería sobresaltos desagradables. Pretendía comparecer después de que los resultados más reales posibles le confirmasen las tendencias de los sondeos, para interpretar así ese presunto éxito limitado del PP únicamente en clave catalana y cuidándose de traslucir las proyecciones nacionales.

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Apareció finalmente Arenas y se mostró satisfecho porque su partido y su candidato, Alberto Fernández, hubiesen logrado "todas sus metas". Y opinó que desde ahora "se abre un nuevo ciclo político en Cataluña en el que el PP se confirma como la fuerza decisiva". Sobre las novedades de ese ciclo no aportó otras ideas. Fue ahí cuando añadió que el recuento final de estos comicios permitirá establecer "un elemento positivo para consolidar la estabilidad parlamentaria en el Congreso de los Diputados que ha promovido el Gobierno de José María Aznar". Arenas no quiso aclarar anoche cómo se verá esa "disponibilidad del PP para facilitar la gobernabilidad en Cataluña" y su "predisposición" a permitir una "legislatura estable". Sí instó a Pujol a mover ficha como responsable del partido con más escaños y a tomar la iniciativa de conversar con el PP. Y advirtió a CiU de que espera una interpretación de las elecciones guiada "por la moderación y el sentido común".

No fue más lejos, felicitó a los ganadores y se olvidó de que el socialista Pasqual Maragall había vencido en número de votos. No le dedicó ningún elogio. Al contrario, criticó al PSOE por dar la sensación durante toda la jornada de que el triunfo estaba en sus manos y por haber cometido "el grave error" de vender esa piel del oso antes de cazarlo.

Buenos pronósticos

Arenas sólo se permitió una proyección de estas elecciones hacia las generales y fue para destacarque, pese a haber bajado cinco diputados, el balance de los comicios de la próxima primavera será muy bueno para el PP en Cataluña. Entonces se definirá el futuro de los populares en esa comunidad, ahora encomendado a Alberto Fernández, que revalidó ayer ante la cúpula del partido, momentáneamente, su cuestionado liderazgo. Tras las generales se descifrará cuál es la calidad del portavoz del Gobierno, Josep Piqué, como una alternativa más moderada.

Las hipótesis de trabajo pasaban ayer únicamente por ser determinantes en la vida política catalana, sin implicarse en la gestión del Gobierno, y desde una postura crítica en el Parlament. Algunos dirigentes planteaban en privado que el PP podría usar esa faceta condicionante hacia CiU desde la mayor ambigüedad hasta las generales. La dirección del PP no concedía en público demasiada relevancia a su caída respecto a los resultados que cosechó Alejo Vidal Quadras. "Estaba prevista, entre otras razones porque la situación política actual en Cataluña y en España no tiene nada que ver con la de 1995".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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