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Iparraguirre novela la historia indígena de Argentina

Amelia Castilla

La argentina Sylvia Iparraguirre se encontró con Jemmy Button en 1985 leyendo un libro de antropología. Como novelista quedó seducida por la historia del indígena de Cabo de Hornos que fue canjeado por cinco botones de nácar que Fitz Roy se arrancó del uniforme. A partir de ese dato, Iparraguirre inició una investigación histórica que después convirtió en La tierra del fuego (Alfaguara), la novela que se presentó el jueves y con la que ganó el Premio Sigfrido Radaelli a la mejor obra narrativa del año pasado. La tierra del fuego fue elegida también mejor libro del año 1998 en la feria de Buenos Aires."No he querido escribir la novela del buen salvaje. De alguna forma es como la mirada del otro, la del americano frente a la civilización occidental", dijo la autora, horas después de pisar por primera vez la tierra de sus antepasados. Sylvia Iparraguirre quedó tan impresionada por los datos que le ofrecían sus investigaciones históricas y por la belleza del paisaje que durante un tiempo estuvo bloqueada sin saber cómo abordar la novela. "No fue posible iniciar el libro hasta que apareció la ficción".

La ficción llegó de la mano del narrador, John William Guevara, hijo de un inglés y una criolla, que fue el encargado de contar cómo veía Londres, la ciudad más grande del siglo XIX, Button, un chico de 16 años que vivía cubierto de grasa en Cabo de Hornos. Tras su educación británica, Button regresó a las tierras australes donde se suponía que se convertiría en educador de los yámanas, pero acabó siendo acusado de participar en el asesinato de varios misioneros y sometido a juicio en las Malvinas. Literatura histórica

Con esta novela, que se encuentra entre la literatura histórica y la de viajes, Iparraguirre ha conseguido también novelar una parte de la historia indígena de su país de la que "hasta ahora se ha escrito muy poco".

Tras La tierra del fuego hay mucha referencia literaria. La escritora, que siempre soñó con ser un marino del siglo XIX, se define como una devoradora de libros de viajes. A los nueve años leyó Robinson Crusoe, su primera novela sin dibujos. Luego llegaron Conrad, Melville, London... De hecho en la novela que ahora se publica en España se permitió un lujo secreto: "Moby Dick se publicó en 1851 y vendió 42 ejemplares; mi personaje queda varado durante unos días en Nueva York por una fuerte tormenta de nieve. Durante un paseo compra un libro que le llama la atención porque tiene una ballena en la portada".

Como parte de la documentación de La tierra del fuego, la autora viajó a la zona que describe. Iparraguirre, que es profesora en la Universidad de Buenos Aires, alertó también sobre el peligro de exterminio de la comunidad yámana del fin del mundo a la que pertenecía Jemmy Button, de la que sólo quedan en la actualidad dos personas.

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