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Valencia propone rehabilitar a los Borja con una muestra en Roma

Valencia y Roma se hermanan de nuevo como en los tiempos remotos de los papas Borja, Calixto III y Alejandro VI, que sellaron, con sus controvertidos pontificados, la Iglesia católica de los siglos XV y XVI. Una exposición, organizada conjuntamente por la Generalitat valenciana y la fundación italiana Memmo, pretende rehabilitar la memoria de los Borja -Borgia, en Italia- y restituir a su imagen, distorsionada por la leyenda negra, todos los matices y claroscuros que definen la personalidad de los dos papas valencianos. Al mismo tiempo, y en vísperas del tercer milenio, Valencia y la Embajada española ante la Santa Sede rindieron ayer un homenaje especial a Roma y al Papa con el concierto de campanas creado por el artista Llorenç Barber, titulado O Roma nobilis. Concierto para cien iglesias. "No pediría que se santificara a los Borja, pero vengo a reivindicar su figura y su importancia política y cultural", comentó ayer el presidente de la Generalitat valenciana, Eduardo Zaplana, tras la firma, en el Palazzo Ruspoli de Roma, del convenio de colaboración entre el Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana y la Fundación Memmo, que hará posible la exposición conjunta. Zaplana destacó, más allá de los detalles escabrosos de las biografías de ambos pontífices -en concreto de Alejandro VI, cuyo papado se extiende desde 1492 hasta su muerte, en 1503- el impulso modernizador que imprimieron a la vida de la Iglesia en una etapa decisiva de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. La exposición pretende resaltar el gusto por el arte del papa Alejandro VI, que ha dejado una huella visible en Roma, y la conexión de ambos papas -nacidos en Xàtiva- con la tierra natal, que permitió a Valencia saborear anticipadamente el estilo renacentista que ha dejado una huella reconocible y "romanizante" en la ciudad.

Fuera de la leyenda

La tesis que avala la exposición -cuyo catálogo de obras no ha sido aún completado- es la de reproponer la figura de los papas Borja, lejos de leyendas negras que identificaron durante siglos este apellido como sinónimo de perversidad, como enteramente acorde con los tiempos de poder temporal que asumía la Iglesia católica en ese siglo XV y principios del XVI, caracterizado por el espíritu batallador y por la defensa a ultranza no sólo de la fe, sino de los Estados pontificios. La exposición conjunta se inaugurará en Valencia, donde permanecerá abierta en el Museo de Bellas Artes desde el 12 de diciembre del 2000 hasta el 28 de febrero del 2001. A partir del 10 de marzo de ese año y hasta el mes de junio, será alojada en el fastuoso Palazzo Ruspoli de Roma. El Gobierno de la Comunidad Valenciana ha llevado su celo en pro de la recuperación del nombre de los Borja hasta el sepulcro de ambos pontífices, que será rehabilitado con cargo a los presupuestos autonómicos.

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