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Los traductores reclaman en Gijón sus derechos de autor

Los traductores de libros reclaman sus derechos de autor y consideran que la traducción literaria también es una obra de arte. El presidente de la Sociedad Mundial de Traductores y director del centro británico, Peter Bush, espera que del encuentro que estos especialistas mantienen en el marco del II Salón del Libro Iberoamericano de Gijón surja una iniciativa que permita reconsiderar las relaciones entre las editoriales y los traductores de libros. Maite Solana, directora de la Casa del Traductor de España, con sede en Tarazona, cree que hasta ahora el traductor ha venido siendo un mero puente entre lenguas, al que se le pide que pase desapercibido y a quien se le acusa frecuentemente de interpretar libremente la obra original, en el caso de que ésta no obtenga una buena acogida en el mercado. Solana cita al escritor Milan Kundera, quien considera que "los traductores son los que nos permiten vivir en el espacio supranacional de la literatura mundial". ConclusionesEl encuentro de traductores literarios dará a conocer hoy sus primeras conclusiones. Una mesa redonda sobre el autor y sus traductores tendrá lugar a mediodía, con la participación del escritor Antonio Sarabia, entre otros. Se trata de una de las novedades más relevantes en el denso programa de Literastur 99, el II Salón del Libro Iberoamericano de Gijón.

El escritor peruano Alfredo Bryce Echenique habló ayer de su último libro, La amigdalitis de Tarzán, en un abarrotado salón de actos. Lo presentó como "la historia de un desencuentro entre dos personas que se aman" y también como "una recuperación del género epistolar". El escritor peruano dijo que "la literatura iberoamericana ha venido manteniendo un gran nivel en las últimas décadas y lo ha hecho incluso renovando a sus autores".

Otros libros presentados ayer en Literastur 99 fueron Santa Liberdade, de Miguel Bayón; Fin del capítulo ruso, del cubano Antonio Álvarez Gil, y Sueño americano, del panameño Luis Pulido Ritter. El cubano Hugo Luis Sánchez recibió el Premio de Relatos Juan Rulfo del Salón del Libro Iberoamericano, por Dulce hogar, un cuento que habla de éxodo y se centra en las vivencias de una mujer de 60 años que vive en La Habana. "Un libro hecho para el regreso, para cuando el cubano regrese a su casa", en palabras de su autor. El relato será publicado por la editorial chilena LOM, junto a otros nueve que conforman la antología de los premios de relatos Juan Rulfo 99, para escritores que se expresen en español.

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