Telepaja

DE PASADAANTONIO FERNÁNDEZA los agricultores cordobeses les ha caído el sambenito de mostrar al enemigo la cara amable de España. Hace apenas un año, el sector olivarero de la provincia acogía, como si del propio mister Marshall se tratara, al por entonces vituperado comisario de Agricultura, Frank Fischler. Sonrisas y olivos para el enemigo público del país. Un único objetivo: convencerlo de la importancia y calidad del aceite de oliva español. La ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, pensó en aquellos días que el mecanismo idóneo para cortejar al político europeo era invitarle a un desayuno molinero. Ya saben, aceite de oliva y buen pan. El plan resultó a medias. España no consiguió por entero sus objetivos en la negociación del mercado oleícola comunitario; sin embargo, el sector aceitero ganó un adepto. Según ha trascendido con posterioridad, Fischler desayuna a diario con aceite de oliva español. La historia se repite. Esta semana, el ministro de Pesca marroquí, Habib El Malki, ha anunciado la decisión de su país de no renovar el acuerdo pesquero con España. Para intentar atajar el problema que se plantea a la flota andaluza,Loyola de Palacio ha organizado otro desayuno molinero. A juzgar por la cara del ministro, la satisfacción ha sido plena. Otro adepto. Según dijo, a partir de ahora lo tomará todas las mañanas. El único pero fue que no habló de pesca. Tras visitar la cooperativa oleícola del valle de los Pedroches, acompañados por su presidente, Jesús Fernández, y por el alcalde de Pozoblanco, Antonio Fernández, el ministro y la ministra hicieron unas declaraciones. Por un momento, el lugar elegido para atender a los medios fue una de las plantas de COVAP. El presidente de la central ganadera, Tomás Aránguez, esperaba a la comitiva para mostrarle las instalaciones. El jefe de prensa de la ministra propuso mantener el encuentro con los medios en el servicio de distribución de pienso de la cooperativa. Alguna que otra sonrisa levantó la sospecha del responsable de comunicación. Pronto halló el motivo. El lugar elegido es conocido entre los vecinos como el Telepaja, distribución de paja a domicilio. Al parecer, un negocio floreciente. Más de 9.000 vacas disfrutan a diario de tan original reparto. A pesar de los buenos resultados del servicio, y en prevención de algún que otro chiste malintencionado, la rueda de prensa se adelantó para no coincidir con los pajeros. Por si acaso.