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Gobierno y oposición alemanes cierran filas en favor de reducir las aportaciones a la UE

Pilar Bonet

El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, y el líder de la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera, Edmund Stoiber, sometieron ayer a revisión la política de solidaridad europea que Helmut Kohl practicó a principios de esta década. En un acalorado debate en el pleno del Bundestag (Parlamento), el canciller y Stoiber, que actúa como motor de la oposición conservadora formada por la CSU y la Unión Cristiana Democrática (CDU), contrapusieron dos concepciones diferentes de la defensa conjunta de los intereses nacionales alemanes.

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Ambos, sin embargo, coincidían en la cuestión de fondo: en el marco de la Unión Europea (UE), Alemania no quiere seguir soportando las cargas económicas, que aceptó al calor de la reunificación, allá por el año 1992, cuando el canciller Kohl no había calculado o no había querido calcular los marcos que costaría asimilar la antigua República Democrática Alemana, hoy los territorios orientales del país, hacia donde fluyen anualmente más de 100.000 millones de marcos (unos 196.000 millones de euros).Schröder se mostró partidario de la gradualidad y el compromiso a la hora de rebajar la posición de contribuyente neto de Alemania. No es "posible ni razonable rebajar a cero de la noche a la mañana" una posición de contribuyente neto que se ha formado a lo largo de 17 años, señaló. De lo que se trata es de "mantener una estabilidad real del gasto", lo cual "ya es suficientemente difícil". Para explicar la naturaleza de esta dificultad, Schröder insinuó que los países beneficiarios del Fondo de Cohesión mantienen un doble rasero en relación a sus presupuestos nacionales y los presupuestos europeos. "Los países que se benefician al máximo del Fondo de Cohesión, son también los países que creen que la defensa de sus intereses nacionales pasa por practicar la estabilidad en casa, pero considerar que esto no es tan importante a escala europea". "Ésta no es la posición alemana", señaló. El Fondo de Cohesión fue logrado por Felipe González en la cumbre de Edimburgo en 1992 para los países con renta nacional inferior al 90% de la renta comunitaria. Beneficiarios del fondo son España, Grecia, Portugal e Irlanda.

El canciller alemán aseguró ayer que estaría satisfecho si pudiera hacer comprender a sus socios que Alemania está decidida a cambiar la tendencia de su contribución neta, que ahora tiene un saldo desfavorable de 22.000 millones de marcos. Schröder no dio cifras y reiteró la necesidad de invertir el signo de la contribución.

Stoiber se diferenció del canciller por su radicalismo. El líder bávaro defendió el programa conjunto de la CSU-CDU, en el que se reivindica reducir la contribución neta alemana en 14.000 millones de marcos anuales en el periodo presupuestario de 2000-2006 y una cofinanciación del 50% de los gastos de ayuda directa a la agricultura a cargo de los presupuestos nacionales. Stoiber, que defiende un mayor protagonismo y participación de las regiones en la política europea, manifestó que los alemanes son "los más afectados" por las previsiones actuales para la Agenda 2000 y opinó que "será difícil resolver simultáneamente estos problemas en interés de Alemania y de Europa".

El político se quejó de que las pocas competencias que, a su juicio, dejan a su región los planes de reforma de los fondos estructurales de la presidencia alemana. Stoiber dijo que se niega a explicar a los agricultores bávaros las propuestas de Monika Wulf-Mathies, la comisaria de Fondos Estructurales, en el caso de que éstas se realicen. "Si la Agenda 2000 sale como Wulf-Mathies quiere, yo no puedo (...) ir a decirles a mis agricultores que lo siento y que, comparando con Extremadura, viven en una situación maravillosa, pero que tendrán que tener paciencia hasta que ellos [los de Extremadura] se pongan a la altura, porque no puedo subvencionarlos con medios bávaros", señaló. Stoiber afirmó que las decisiones de la cumbre de Edimburgo estaban orientadas hacia unas cuotas de bienestar "que en principio correspondían a la antigua RFA". La situación de bienestar cambió radicalmente en Alemania en 1996, 1997 y 1998 en relación a otros países europeos, y el problema es "cómo explicar al hombre de la calle" que "tenemos que seguir dando a Luxemburgo, Bélgica y Dinamarca". El político amenazó al Gobierno con la posibilidad de que la política agraria lleve al paro a miles de campesinos y dé al traste con la política contra el desempleo.

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El canciller Schröder dejó bien claro que defiende los intereses nacionales alemanes. "Considero adecuado hacer comprender a los socios europeos que Alemania tiene derecho a defender sus intereses. Mi política es dejar claro que los alemanes defienden sus intereses, pero saben que en una Europa unida los intereses propios tienen que ir acompañados del respeto a los intereses de los demás".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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