Rusia mantiene su oposición al uso de la fuerza contra Belgrado
Rusia sigue mostrando su más firme oposición al empleo de la fuerza contra Yugoslavia en el caso de que la intransigencia de Belgrado impida un acuerdo negociado al conflicto de Kosovo. Sin embargo, un supuesto mensaje del presidente Borís Yeltsin a su homólogo norteamericano, Bill Clinton, ha despertado en los dos últimos días tanto o más interés que la posición de Moscú sobre el conflicto.Borís Yeltsin aprovechó su encuentro del jueves con el canciller alemán, Gerhard Schröder, y con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, para asegurar que había comunicado a Clinton, tanto por escrito como por teléfono, su más enérgica oposición a los bombardeos de la OTAN, e incluso resumió categóricamente su oposición al desmembramiento de la nueva Yugoslavia, su aliado estratégico en los Balcanes: "No os dejaremos tocar Kosovo".
Después de que los portavoces de la Casa Blanca mostraron su extrañeza y señalaron que no tenían noticia de ninguna comunicación del Kremlin sobre el asunto, ni verbal ni escrita, durante los últimos días, la agencia rusa Interfax citó ayer a una alta fuente de la presidencia, según la cual Yeltsin envió el miércoles a Clinton la última de una serie de notas sobre la postura rusa.
Un portavoz del Kremlin confirmó la noticia, que incluía citas textuales, como que "cualquier intento de utilizar la fuerza contra Yugoslavia que soslaye al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debe ser excluido". Rusia es uno de los cinco miembros permanentes del órgano ejecutivo de la ONU y, como tal, tiene derecho de veto. En la nota se aseguraba también que "la vía política es la única aceptable para resolver el problema, con respeto incondicional para la soberanía e integridad territorial de Yugoslavia".
Oferta de tropas
Rusia, que forma parte del Grupo de Contacto, mantiene que, si fracasa la actual negociación, no debe tomarse ninguna medida (mucho menos, militar) sin una nueva reunión de los ministros de Exteriores de este mecanismo de negociación y mediación. El jefe de la diplomacia rusa, Ígor Ivanov, un experto en temas balcánicos, ha mostrado la disposición de su país en la fuerza internacional que pueda crearse para verificar sobre el terreno la aplicación de los acuerdos de paz, si es que éstos se producen.
Sin embargo, no está claro que Rusia vaya a poner en peligro las relaciones con Occidente, de las que depende en buena parte que supere su gravísima crisis económica, para defender a un aliado que no pierde ocasión de tensar la cuerda.
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