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El exceso de producción porcina es un problema de ámbito mundial

VIENE DE LA PÁGINA 1 La peste, declarada oficialmente por la Generalitat el 18 de abril de 1997, cuando el virus ya llevaba dos meses haciendo estragos en la cabaña, fue como el epílogo de una época dorada, caracterizada por una tendencia alcista de los precios que animó a los ganaderos a invertir los beneficios en nuevas explotaciones. En junio de 1997, en pleno crecimiento del censo, el kilo de carne en vivo se pagó a 270 pesetas y a ese precio el sector se hizo de oro. Ahora se están pagando las consecuencias y son muchos los que piensan que si no hubiera sido por la peste, que tuvo un efecto distorsionador de la realidad, la crisis habría llegado un año antes. Giménez opina que el exceso de producción se ha convertido ya en un problema mundial sin precedentes, porque los países con mayor fuerza exportadora de la UE -Dinamarca y Holanda- han perdido los mercados asiáticos como consecuencia de la recesión económica. "A todo ello", explica, "se ha sumado otro factor determinante: EE UU, que también ha aumentado su censo un 11%, ha pasado de ser un país importador de porcino a ser exportador, con lo cual Europa tendrá a partir de ahora en ese país a un duro competidor". Dinamarca, Holanda y Francia, al perder esos mercados y no poder absorber el aumento incontrolado del censo, han abocado toda su producción a los países importadores de la UE, como Alemania e Italia, lo que ha acarreado una guerra de precios a la baja para no perder mercados propios. Esta guerra de precios sin cuartel es el origen de las bajas cotizaciones actuales que amenazan con arruinar a los productores. La junta de precios de Mercolleida, la lonja de referencia para el porcino en España, mantuvo en su última reunión el kilo de cerdo en vivo en 88 pesetas, la cotización más baja de los últimos 30 años. "Es imposible que baje más", señalan los ganaderos. Los productores españoles temen que la pasividad de las autoridades comunitarias y la irrupción de EE UU en el mercado internacional del porcino contribuyan a eternizar la crisis. Por si fuera poco, el Gobierno estadounidense también quiere sacar tajada de las dificultades económicas que atraviesa Rusia, adonde iba a parar el 3% de la producción de porcino de la Europa, y ha anunciado la concesión de créditos a 20 años y a muy bajo interés para que le compre productos alimenticios, básicamente trigo y carnes. "Bruselas tiene que tomar cartas en el asunto para fomentar las exportaciones a Rusia, ya que, de no hacerlo, se nos van a adelantar los americanos y las consecuencias serían fatales para el sector", advierte Giménez. La Asociación Nacional de Productores de Ganado Porcino (Anprogapor) ha reclamado en las últimas semanas diversas medidas para frenar la crisis: incremento de las restituciones para exportar a terceros países; ayudas al almacenamiento privado de carne; compras en régimen de intervención por el Feoga; programas de ayuda alimentaria a Rusia, terceros países y organizaciones benéficas, y créditos para la exportación de animales vivos, carne y productos cárnicos.

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