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PREMIO A UN AUTOR CRÍTICO Y UTÓPICO

Portugal y Brasil reciben la noticia con júbilo y sienten que el premio hace justicia a su lengua

El Vaticano lamenta la decisión y tacha a José Saramago de "comunista recalcitrante"

Al fin, el Nobel de Literatura llegó a un escritor en lengua portuguesa. Tras años de espera por el galardón más importante del mundo, la euforia y el orgullo se desataron en Portugal y Brasil, donde se cree que, al fin, se ha hecho justicia con la lengua de Camoens, Camilo Castelo Branco o Eça de Queiroz. El presidente luso, Jorge Sampaio, reconoció ayer que el premio supone "una consagración del escritor y de la literatura portuguesa en un año muy significativo para nuestra cultura que, sin duda, constituye un motivo de orgullo y satisfacción colectiva". Mientras, el Vaticano salió por la misma tangente que el año pasado: la Iglesia romana lamentó que el premio haya recaído en un "comunista recalcitrante".

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El ministro de Cultura portugués, Manuel Maria Carrilho, explicó que el Nobel "conseguirá difundir la literatura portuguesa en todo el mundo y, sobre todo, como expresión de una cultura, contribuirá decisivamente a la proyección internacional de Portugal".Tras calificar la noticia de "excepcional", Jorge Sampaio envió sus "más fraternas felicitaciones y saludos a José Saramago como hombre y como escritor de excepción", por haber sabido transmitir un "testimonio claro y preciso", aunque "no haya coincidido con él en algunas ocasiones".

El presidente portugués explicó que "la atribución del Nobel nos debe invitar a una profunda reflexión sobre lo que es esencial y accesorio en nuestra vida y a meditar sobre nuestro futuro".

El ministro de Cultura, Manuel Maria Carrilho, destacó que "el día de hoy [por ayer] es un día histórico para la literatura portuguesa que supone la consagración de una obra y de un autor, ya reconocido de hecho en todo el mundo, y, a través de él, de toda una lengua y toda una cultura".

El ex presidente Mario Soares expresó también su absoluta satisfacción por el premio, que "supone, finalmente, un acto de justicia para la literatura portuguesa", y constituye un gran salto "para el prestigio de las letras lusas y, evidentemente, para el propio Saramago, que es un escritor universal. No nos debemos olvidar de que es el escritor más leído y conocido en lengua portuguesa. La literatura africana y brasileña de expresión portuguesa también tiene mucha calidad, pero creo que es un acto de justicia que el primer Nobel sea Saramago".

El primer ministro, António Guterres, de visita oficial en Mozambique, explicó que la noticia le había llenado de orgullo: "Quiero felicitar vivamente a José Saramago y con él a todos los escritores portugueses. Creo que nuestra literatura merecía desde hace años una distinción como ésta y ello va a suponer un reconocimiento del papel de Portugal en la construcción de este mundo moderno en que vivimos. Un papel en el que la literatura portuguesa siempre se afirmó con una enorme pujanza, como es el caso de Saramago". Es, añadió, "una gran alegría para todos nosotros. Creo que cada vez más Portugal es un país más respetado en todos los dominios y esto es un estímulo. Felicidades a Saramago y a Portugal".

El dirigente del Partido Socialista portugués, Manuel Alegre, insistió en que se ha hecho justicia. "La literatura portuguesa merecía un Premio Nobel y Saramago lo ha ganado porque es un gran escritor. Naturalmente, estoy muy contento. Hoy es un día grande para Portugal. Éstas son las cosas que cuentan y que realmente permanecen". La mayoría de los colegas del escritor se sumaron a esta fiesta de euforia y júbilo, entre ellos Lídia Jorge, Mário Cláudio o Agustina Bessa Luís.

El escritor José Cardoso Pires, en coma irreversible desde hace cuatro meses, también se hubiera alegrado del premio. En una entrevista con este periódico, Cardoso Pires criticaba duramente que la narrativa portuguesa nunca hubiera logrado un Nobel: "He pasado años firmando manifiestos por la concesión de este premio a un escritor portugués y no ha servido de nada. Sólo puedo decir que esta distinción nos beneficiaría a todos, aunque yo no figure entre los candidatos, puesto que el criterio suele ser el de los más leídos y esos son Saramago y Lobo Antunes".

Alguna excepción

La unanimidad fue prácticamente total en Portugal, con excepciones como la de la escritora María Teresa Horta. "Creo", dijo, "que hay mejores ecritoras que Saramago, como Agustina Bessa-Luis, o Sophia de Mello Breyner; pero como siempre, se han olvidado de las mujeres".Fuera de Portugal, las reacciones fueron mayoritariamente favorables. Saramago recibió los parabienes de numerosos escritores, como sus amigos Álvaro Mutis y Carlos Fuentes, que coincidieron en el entusiasmo, "primero por el reconocimiento al idioma portugués y segundo por el premio a Saramago". Fuentes se declaró "muy contento y feliz porque un amigo entrañable, al que admiro mucho, ha visto reconocida su indiscutible calidad de escritor".

Dario Fo, el último Nobel, afirmó que es "un honor" para él compartir el premio con Saramago, al que calificó de "persona admirable".

Mario Benedetti, que se encontraba ayer en Madrid, definió al autor de Ensayo sobre la ceguera como "uno de los grandes", y añadió que es "un escritor muy original que además tiene el coraje de lanzarse a escribir sobre temas que parecerían no ser los más aptos para la literatura".

El director de la Real Academia Española, Fernando Lázaro Carreter, consideró que "ya era hora" que se diera el Nobel a un portugués y subrayó a Saramago como un "novelista de talla admirable". Manuel de Lope se mostró igualmente "encantado" de que el Nobel hubiera caído en el ámbito ibérico, y destacó El año de la muerte de Ricardo Reis como "una novela de referencia para cualquier escritor". Francisco Umbral consideró el premio como "muy justo", y añadió que Saramago inspira su literatura en "principios morales que denuncian la sociedad actual", y que su escritura, "muy crítica", está hecha "en términos sobrios" y elaborada con "gran precisión".

Una de las reacciones más sorprendentes fue la del poeta y premio Nobel polaco Czeslaw Milosz, que dijo llanamente que no soporta la escritura de Saramago: "Es una escritura a la moda, plena de humor, pero de un humor plano. No la aguanto".

El Vaticano no entró en análisis literarios, pero un portavoz de su periódico, L"Osservatore romano, calificó a Saramago como "un comunista recalcitrante", y acusó a la Academia sueca de haber otorgado "un reconocimiento ideológicamente orientado". En un artículo que se publicará hoy, se critica El Evangelio según Jesucristo, novela que levantó gran polémica en 1992 y en la que, según el Vaticano, "se observa la visión sustancialmente antirreligiosa del escritor".

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