_
_
_
_
FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN

Jeanne Moreau señala a sus 70 años que "la edad madura concede más libertad"

La actriz francesa, musa de Buñuel y Truffaut, recibe el Premio Donostia a toda su carrera

Miguel Ángel Villena

"La libertad es el privilegio de la edad. El paso del tiempo es mi compañero y mi amigo, en ningún caso mi enemigo. En realidad la edad madura concede más libertad". Así de clara tiene su filosofía vital una de las mujeres europeas más admiradas y deseadas durante décadas. Nacida en París en 1928, musa de la nueva ola francesa y actriz preferida de maestros como Buñuel, Truffaut y Antonioni, la francesa Jeanne Moreau conserva la elegancia, el misterio y la sensualidad de su juventud. "Mi belleza deriva de mi curiosidad por la vida", aclara Moreau, que ayer recibió el Premio Donostia.

Más información
Un arranque con sexo seco

Vestida con un traje pantalón tostado, la figura menuda de Jeanne Moreau se acomoda en un sofá de su suite de un hotel de San Sebastián. Entretanto sus ojos castaños miran con avidez a su alrededor y una boca discretamente maquillada comienza a rasgar un francés surgido de los cafés, de los platós, de las tablas del teatro, de las calles, de la vida. Se muestra feliz y contenta porque, por fin, puede recoger el Premio Donostia a toda su carrera que anoche le entregó el Festival de San Sebastián y que un accidente doméstico le impidió recibir el pasado año.Fuma sin parar unos cigarrillos rubios y alargados mientras abre sus pupilas y agita sus manos: "Claro que me gusta recibir este premio. ¿A quién no le gusta que le den un premio? Además considero que este premio es un homenaje de parte de un festival cuya historia ofrece una panorámica del cine europeo y mundial del último medio siglo. Es una ocasión alegre que además me permite conocer gente, desde los personajes célebres a personas menos conocidas". Esta embajadora del cine europeo, que el próximo 1 de octubre recibirá en Los Ángeles otro reconocimiento a su carrera, reconoce que siempre ha sido una rebelde. "Muchos de los personajes que he interpretado respondían a mujeres inconformistas y vitalistas, mujeres que pretendían romper las normas de una vida monótona o acomodaticia".

Tal vez el vértice femenino de aquel inolvidable triángulo que François Truffaut trazara en el año 1961 en Jules et Jim sea el arquetipo de esas mujeres pasionales, aunque Jeanne Moreau recuerda que aquella historia acababa en un asesinato y un suicidio. "Un final trágico", apostilla.Cuando se le pregunta si para ella Truffaut ha muerto, la actriz apunta a su corazón, sonríe y exclama: "Vive aquí, forma parte de mí, soy yo misma. Todos los grandes realizadores con los que he trabajado no han muerto para mí". Con más de 90 películas y muchos montajes teatrales que jalonan una biografía donde ella no distingue entre vida privada y profesión, a Jeanne Moreau le resulta difícil recordar cuáles fueron sus papeles favoritos. "Siempre depende de la personalidad del director y, sobre todo, de la historia colectiva, del argumento que se trate".

Ha sido camarera con Luis Buñuel, burguesa atormentada con Michelangelo Antonioni, novia vestida de negro con Truffaut, cupletista en la revolución mexicana con Louis Malle, propietaria de un bar sórdido con Rainer Maria Fassbinder y señora enigmática con Orson Welles, entre otros personajes que la convirtieron en una de las escasas estrellas europeas con proyección mundial. Pero esa curiosidad que mueve la vida de esta parisina la llevó en los últimos años de nuevo al teatro e incluso a ponerse detrás de la cámara y dirigir dos películas. Rebosante de proyectos y persuadida de que la edad, sus 70 años, apenas son un número, la actriz volverá a dirigir una película a finales del año próximo, al tiempo que ha aceptado un papel en una serie de la televisión francesa sobre la vida de Honoré de Balzac, con Gerard Depardieu como compañero de reparto. Pero la actividad de Moreau no se detiene en el cine o en el teatro y así acaba de rodar una campaña publicitaria para Air France y ha grabado un vídeoclip para apoyar a una artista negra que canta en swahili.

Aunque no muestra el más mínimo atisbo de nostalgia, Moreau admite que ya no ha vuelto a surgir una nueva ola como aquella que revolucionó el cine en los años sesenta. "Claro que surgen continuamente nuevos cineastas muy interesantes, pero no ha aparecido ningún grupo con aquel espíritu solidario, con aquella rebeldía contra el cine establecido y desfasado. Esa tradición de lucha la han perdido los jóvenes cineastas. Hay que recordar que los miembros de la nueva ola impulsaron una libertad de innovación y apoyaron a cineastas marginados como Orson Welles, Jean Renoir o Max Ophuls".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_