Desgarrador
Es desgarrador tener sentado a alguien como Pinochet en el Senado chileno junto a sus víctimas desgarrándoles el recuerdo que algunos llevan años intentando guardar en el más oscuro desván, en el pozo más profundo de sus vidas. Tan desgarrador como los miles de desaparecidos que algunos se obstinan en presentar como enemigos de la patria. Sólo nos queda el alivio del fantasma de Salvador Allende murmurando continuamente al oído incorrupto del maldito general todos sus pecados, año tras año, mes tras mes, día tras día; como un martilleo vil tanto como lo fueron las balas-
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