El lodo anega más de 4.000 hectáreas de cultivo

El vertido de aguas tóxicas producirá graves secuelas en la agricultura de la ribera del Guadiamar y en la economía de la empresa Minas de Aznalcóllar. Al menos 4.000 hectáreas (10.000 según otros cálculos) de arrozales y frutales situados a ambos lados del río Guadiamar fueron anegadas por el lodo contaminante. Mientras, los 500 trabajadores de la mina gestionada por Boliden Apirsa, y otros 500 que dependen de ella de forma indirecta, temen que la explotación tenga que cerrar al quedar destruida la balsa donde necesariamente tienen que arrojar los estériles sobrantes de la extracción de pirita. Anders Bülow, presidente de Boliden International, empresa minera sueca registrada en Canadá, y director de su subsidiaria Boliden Apirsa, admitió anoche en declaraciones a la agencia sueca de noticias TT la gravedad de la situación. Bülow describió lo ocurrido como "inesperado y traumático".

La ola contaminante alcanzó un frente de unos 500 metros que anegó cultivos de las localidades sevillanas de Aznalcóllar, Sanlúcar la Mayor, Benacazón, Pilas, Aznalcázar, Villamanrique de la Condesa y Villafranco del Guadalquivir. Más de 500 familias trabajan esas tierras. La Junta ha advertido de que es peligroso beber agua de los pozos en la zona.

"Las consecuencias para la agricultura van a ser muy duras", explicaba ayer Juan Luis Muriel, secretario general de Medio Ambiente, quien sobrevoló en helicóptero las zonas afectadas. "Es impresionante cómo se ha desbordado el río y observar la capa negra que cubre buena parte de la vega agrícola", agregó.

El portavoz de la organización agraria Asaja-Sevilla, Felipe Gayoso, cifró los daños del vertido en 1.500 millones de pesetas y ámplió a 6.000 hectáreas la zona afectada. Aún quedan por evaluar las consecuencias a medio plazo de la infiltración de las aguas en las zonas próximas a los frutales, especialmente melocotones.