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DESASTRE ECOLÓGICO

Un espacio para la humanidad

El parque nacional de Doñana, en el municipio de Almonte (Huelva) es el más importante y extenso de España. Y su variedad zoológica le convierte en un espacio natural único en Europa. El parque, con una superficie de 50.720 hectáreas, a las que hay que sumar otras 26.540 hectáreas de áreas periféricas de protección, fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1994. Este mismo organismo lo había catalogado antes como Reserva de la Biosfera (MAB).

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Doñana acumula otros galardones. En 1985 el Consejo de Ministros del Consejo de Europa le concedió el diploma destinado a reservas o lugares naturales de interés europeo excepcional. También está considerada zona de espacial interés para las aves. El binomio Marismas-Doñana reúne dos conceptos inseparables: Doñana es la larga franja de tierra que separa a la zona propiamente de marismas de la costa atlántica. Las Marismas están constituidas por la llanura que se extiende a ambos lados del Guadalquivir, aguas abajo de Sevilla, y que se inunda seis meses al año.

Sus condiciones climáticas y el aislamiento explican su riqueza. Su fauna y flora bien podrían ser las mismas que albergó la inmensa llanura hace miles de años, dada la escasa intervención del ser humano hasta hace poco, debido probablemente a la improductividad del terreno.

Invernada de gansos

La fauna de la zona incluye colonias de garzas y gamos, además de venados y jabalíes, así como predadores (linces, meloncillos, milanos y águilas imperiales). La variabilidad estacional, además de sus estratégicas influencias atlánticas y mediterráneas, permite que en el conjunto natural se críen alternativamente patos y liebres. Se han inventariado allí ocho especies de peces, nueve de anfibios, 17 de reptiles, 125 de aves y 28 de mamíferos. La marisma es indispensable para la invernada de especies acuáticas, como el ganso: llegan cada año más de 40.000 ejemplares a los que se suman otras anátidas. Fue en 1964 cuando se estableció la Estación Biológica del coto de Doñana, bajo los auspicios del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Después, un decreto ley del 16 de octubre de 1969 aprobó la creación del Parque Nacional de Doñana. Actualmente se rige por una ley aprobada en 1978, la cual insta al Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Icona) a redactar un plan rector de uso y gestión del parque de Doñana. El plan fue aprobado en 1984, y renovado en septiembre de 1990.

El plan delimita los usos del parque y regula todas las actuaciones que se llevan a cabo en terrenos de la reserva natural. Divide la zona en cuatro partes: una para uso especial, que permite el acceso a los visitantes; una segunda zona de uso moderado; otra de uso restringido (área donde se permite el tránsito a pie de personas relacionadas con el parque); y una cuarta donde únicamente se permite el acceso de los científicos.

El desastre más importante sufrido en Doñana se remonta al verano de 1986. Unas 20.000 aves murieron en la zonas aledañas al parque nacional. No pudo aclararse si fue un brote de botulismo o la utilización indebida de un plaguicida. Sin embargo, la mayor amenaza del entorno se debe principalmente a la escasez de agua: el desmedido aprovechamiento para la producción agrícola y la sequía son causas principales de su deterioro. También la amenaza que suponen los proyectos urbanísticos, el furtivismo, los pesticidas y las basuras hace que este santuario natural corra un constante peligro. En los últimos meses, ha saltado a los titulares por las frecuentes muertes de linces, la mayoría atropellados: 16 en seis años.

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