_
_
_
_
_

Clinton asegura que ha comenzado el deshielo con el pueblo cubano, pero no con su Gobierno

La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, confirmó ayer que Bill Clinton, respondiendo a los deseos de Juan Pablo II, ha decidido comenzar un proceso de deshielo en las relaciones de Washington no con el régimen de Fidel Castro, sino con el pueblo cubano. Las medidas anulan algunas de las aprobadas hace dos años, tras el derribo de dos avionetas civiles por un avión militar cubano. La Cámara de Comercio de EE UU y varios congresistas aplaudieron la decisión de la Casa Blanca. No así el presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, ni el senador Jesse Helms.

Más información
Aznar se alegra de cualquier gesto que alivie las penurias cubanas
Castro califica las medidas de "positivas y constructivas"

El Gobierno, según explicó Albnight mediante un texto firmado por el presidente, justifica su decisión como un deseo de suavizar las duras condiciones de vida del pueblo cubano sin apoyar por ello al régimen de Fidel Castro, "un líder al que [los cubanos] no eligieron". Albright recalcó que de ninguna manera las medidas aprobadas deben interpretarse como un cambio en la política hacia la isla, y que lo que busca EE UU es ayudar a los cubanos a preparar una transición pacífica.Diplomáticos europeos en EE UU y grupos norteamericanos contrarios al embargo señalaron que la Casa Blanca reconoce de modo indirecto con este giro que la extrema dureza no ha servido para derribar a Castro, aunque sí para amargar más la vida de los cubanos.

Clinton tomó la decisión por iniciativa de Albright, a la que el Papa le transmitió su preocupación por las miserias de la vida cotidiana de los cubanos que pudo constatar en su viaje a la isla el pasado enero. Hace dos años, cuando el derribo de las avionetas de exiliados cubanos, la secretaría de Estado dijo: "Esto no son cojones; esto es cobardía".

La Casa Blanca, anulando parte de las medidas adoptadas hace dos años, permitirá la reanudación de los vuelos norteamericanos a Cuba, pero no para turistas sino tan sólo los que tengan objetivos humanitarios; autorizará a los exiliados a enviar un máximo de 1.200 dólares anuales (unas 180.000 pesetas) a sus familiares en Cuba, y dará luz verde a la exportación no comercial a la isla de algunos productos alimenticios, médicos y farmacéuticos. Sobre esta última cuestión, el presidente necesitará que el Congreso haga las reformas legales necesarias. Albright anunció que EE UU vigila rá de cerca que la ayuda que se envíe a la isla llegue efectivamente al pueblo cubano.

"El pueblo cubano ha empezado a pensar en el después de Castro y nosotros debemos hacer lo mismo", subrayó la secretaria de Estado, quien reconoció que de paso Washington pretende que la inmigración desde Cuba sea "legal y ordenada".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Varios congresistas, la Cámara de Comercio y destacadas personalidades habían formado a comienzos de este año un lobby para presionar a favor de la suavización del embargo. Ayer expresaron su aprobación. "Si algo no funciona, hay que cambiarlo; y el embargo no ha funcionado", declaró Javier Becerra, representante demócrata por Califomia. "Espero", afirmó su colega y correligionario de Nueva York José Serrano, "que esto sea el inicio de una nueva relación con la hermana república de Cuba".

"El presidente hace bien al dar este paso para apoyar al pueblo de Cuba", declaró el congresista, demócrata por Indiana Lee Hamilton, una de las voces más prestigiosas en materia internacional del Capitolio. "En vez de la política del aislamiento", prosiguió, "Estados Unidos debería comprometerse con el pueblo cubano y promover el nacimiento de una sociedad civil que facilite el camino a una futura transición pacífica a la democracia".

Rebajar la tensión

Esta actitud, que no supone la desaparición de la ley del embargo a Cuba y la ley Helms-Burton, era previsible después de que, en las vísperas del viaje a Cuba de Juan Pablo II, Clinton hubiera expresado su deseo de rebajar la tensión entre Washington y La Habana a poco que Castro hiciera "algún gesto en materia de derechos humanos y dernocracia". Posteriormente, Clinton acogió como "un hecho positivo" el anuncio de la liberación de presos políticos.El presidente, en realidad, ha vuelto a la política que él mismo seguía, antes del derribo de dos avionetas de la organización de exillados Hermanos al Rescate por un Mig cubano en febrero de 1996. Cuatro ciudadanos norteamericanos de origen cubano fallecieron en esa agresión, lo que llevó al titular de la Casa Blanca a ordenar la suspensión de todo tipo de vuelos a la isla y firmar, en marzo de 1996, la ley Helms-Burton.

"¿Por qué cuando se trata de Cuba, el gobierno de Clinton siempre da a cambio de nada ?", declaró el presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, quien pidió a la Casa Blanca que reexamine su decisión. El senador Helms, jefe del comité de Exteriores de la Cámara alta, le negó a Clinton la capacidad de eliminar sin permiso del Congreso sanciones como la supensión de vuelos, porque, dijo, forman parte de la ley que lleva su nombre.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_