La muerte de Mas Canosa reabre en el exilio Cubano el debate sobre el embago a la isla
Miles de exiliados cubanos hicieron ayer largas colas ante la humilde capilla de Saint Michael, en Miami, para despedir con lágrimas a Jorge Mas Canosa, el hombre que no pudo cumplir su sueño de derrocar a Castro y convertirse en presidente de una Cuba democrática. Desde la ciudad canadiense de Vancouver, Bill Clinton dijo: "Hemos perdido una poderosa voz a favor de la libertad en Cuba y en todas partes, pero su sueño vive. Le echaremos en falta". La muerte de Mas Canosa agudizará las polémicas del exilio cubano y reabrirá el debate sobre el embargo a Cuba.
A comienzos de esta década, cuando Mas Canosa lanzó una furibunda campana contra el diario The Miami Herald, que nunca apoyó su extremismo, en Miami circularon unas pegatinas que decían: "Fidel o Mas Canosa: la misma cosa". Castro sigue el poder en La Habana, pero el cubano que más duramente le combatió emprenderá hoy su último viaje: el que le llevará al cementerio Woodlawn de la principal ciudad de Florida.Empresario de éxito, líder del sector más duro del exilio anticastrista y constructor del lobby cubano en Washington, Mas Canosa falleció el domingo a los 58 años de edad, a causa de un paro cardíaco y respiratorio. Sufría el mal de Paget, una enfermedad degenerativa de los huesos, y cáncer de pulmón.
Todas las tendencias del exilio -incluso las que denunciaban su arrogancia y brutalidad personal y su intransigencia política- reconocieron ayer a Mas Canosa el mérito de haber comprendido los mecanismos de la vida política norteamericana y haber hecho de la comunidad cubana un grupo de presión poderoso en Washington. La última prueba de esa influencia la dio el elogioso comentario de Clinton. Aunque los amigos políticos de Mas Canosa fueron los republicanos, y en particular Ronald Reagan, Clinton le calificó de "poderosa voz a favor de la libertad" y añadió: "Yo admiraba su tenacidad, su fuerza de convicción y su pasión".
El anticastrismo radical vivió ayer su primera jornada de orfandad, agravada por la ausencia de un claro heredero moral y político de Mas Canosa. El conjunto del exilio tenía la impresión de que la desaparición del padre de la Fundación Nacional Cubano-Americana abre las puertas a una expresión más abierta de sus múltiples diferencias internas.
La atmósfera del exilio cubano. en Miami ya estaba sobrecargada en los últimos meses de vida de Mas Canosa. A la enfermedad del líder, que le mantenía apartado de la política y los negocios, se sumaban graves polémicas. La principal, la provocada por la próxima visita a Cuba del papa Juan Pablo II. Mientras algunos exiliados aprueban esa visita, el núcleo duro del anticastrismo, el que lideraba Mas Canosa, la, condena en los términos más enérgicos.
La comunidad cubana se enzarzó en otro debate feroz el pasado septiembre cuando los radicales vetaron la actuación en Miami de cantantes y grupos musicales procedentes de la isla. En una carta publicada por el diario El Nuevo Herald, la cantante Gloria Estefan reafirmó su "anticomunismo-" pero denunció como "intolerante" esa actitud. La respuesta fue un llamamiento al boicoteo de todos sus discos y actuaciones.
Electorado mayoritario
Otra dura querella fue la provocada por las recientes elecciones al ayuntamiento de Miami, en las que los hispanos constituyeron el electorado mayoritario. Perdió por los pelos el alcalde saliente, Joe Carollo, que había luchado contra la corrupción municipal y se había ganado la enemistad de Mas Canosa. El vencedor fue Xavier Suárez, un "protegido" del empresario y político fallecido el domingo.Estas pugnas parecen confirman que los sectores extremistas están perdiendo el monopolio de la voz del exilio cubano. "Los moderados", según Wayne Smith, que fue jefe de la sección de intereses de EE UU en La Habana durante la presidencia de Jimmy Carter, "comienzan a expresarse sin complejos". La desaparición de Mas Canosa abre. la vía, según fuentes diplomáticas de Washington, a una creciente presión en los próximos meses a favor de terminar con la actual política norteamericana de embargo contra Cuba.
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