_
_
_
_
56º FERIA DEL LIBRO DE MADRID

'Cien años de soledad', treinta años de leyenda

La novela de García Márquez, traducida a 37 idiomas, ha vendido 25 millones de copias

El martes 30 de mayo de 1967 salió a la venta en Buenos Aires la primera edición de la novela de un autor colombiano casi desconocido: Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. Tres décadas después se ha traducido a 37 idiomas y se han vendido 25 millones de ejemplares en todo el mundo. Fue un verdadero bombazo, que hizo explosión desde el primer día. El libro salió a las librerías sin ningún tipo de campaña publicitaria, la novela agotó su primera edición de 8.000 copias a las dos semanas y pronto convirtió el título y su realismo mágico en el espejo del alma latinoamericana.

Más información
Donoso viaja al sur de Chile en su novela póstuma
Una antología reúne 30 años de 'Poesia de México'
Poesía para los patos
"En Iiteratura, todo lo que no añade es un lastre para el lector"
Papel de lija
Acuerdo de Larousse y Plaza y Janés para crear productos multimedia

Cien años de soledad fue publicada en Editorial Sudamericana, de Buenos Aires. La primera edición salió a la venta con una portada improvisada porque la que habían encargado al pintor mexicano Vicente Rojo no llegó a tiempo a la imprenta. Pero la segunda edición no tardó en salir con la portada que la inmortalizaría.Francisco Porrúa se considera sólo un "vehículo guiado por el azar" y no el artífice de uno de los fenómenos literarios más sorprendentes de este siglo. Fue el primer editor de Cien años de soledad, la novela de un joven escritor colombiano que había publicado hasta entonces sólo tres novelas cortas, que ya vaticinaban el nacimiento de un universo literario que iluminaría las letras españolas. "No sé hasta qué punto fue un sujeto soberano el que tomó esa decisión", dice ahora con reiterada modestia. "Sucedió por azar y por una serie de causas que confluyeron en un determinado momento".

Ni un instante de duda

Porrúa había leído el ensayo Los nuestros, del chileno Juan Luis Harss, en el que se recogían las opiniones y perfiles de lo que ya en 1965 eclosionaba como boom de la literatura latinoamericana. Entre los citados (Cortázar, Vargas Llosa, Borges, Onetti, Carlos Fuentes y otros) figuraba uno que a Porrúa no le sonaba de nada. Un tal Gabriel García Márquez. Pidió referencias a Harss sobre este escritor, que hasta entonces había publicado tres novelas (La hojarasca, La mala hora y El coronel no tiene quien le escriba) y éste se las dio. "Me gustó mucho El coronel ... ", recuerda Porrúa, "y me puse en contacto con él para publicarla en Argentina. La ventaja que tuve sobre Carlos Barral con este escritor es que yo pude leer todo lo que había publicado García Márquez antes de ponerme en contacto con él. Por eso yo ya me esperaba algo excepcional cuando me contestó que tenía comprometidos los derechos de esas obras, pero que podía entregarme una novela que estaba escribiendo".García Márquez le envió por correo los cuatro primeros capítulos de Cien años de soledad y Porrúa no dudó un instante. "Fue fácil darme cuenta que tenía en mis manos algo fuera de lo común. Uno se daba cuenta a primera vista que esta novela era muy innovadora, tanto en aspectos como la sintaxis y el estilo, como por la imaginación y el mundo que retrataba".

La perspectiva de los años ha hecho que la valoración de esta novela clave en la literatura latinoamericana sea distinta hoy. "Ahora hay una tendencia a separar lo que es la literatura del Caribe de la que se escribe en el Cono Sur, cada una tiene su propia lengua y características. Pero yo pensé que Cien años de soledad era una novela admirable, muy distinta de los inéditos que solían llegarme a la editorial. Cuando ésta aparece, el 30 de mayo de 1967, el boom ya existía. Pero esta novela creó un fenómeno espontáneo dentro de este marco porque la juventud se identificó inmediatamente con ella. Los jóvenes encontraron su propia voz en esos escritores, pero García Márquez añadió un fuerte elemento de fantasía, muy distinto al que sus predecesores en la literatura centroamericana habían propuesto".

No fue necesaria una fuerte campana de prensa ni nada por el estilo. "No hice por esta novela nada distinto que por las otras", dice Porrúa. "García Márquez me dijo entonces que notó cómo la gente, se reconocía en el mundo de Cien años..., a ellos mismos y a sus familias, era como un retrato de América Latina por dentro, con toda su magia, su fantasía, su memoria y su imaginación".

García Márquez siempre agradeció a Porrúa que su respuesta al leer el manuscrito fuera el envío de un cheque de 500 dólares. "Me dijo que fue la primera vez que le pagaron por adelantado sus derechos de autor".

Como editor, Porrúa ha tenido no sólo el privilegio de publicar Cien años de soledad, sino que le sucedió otro tanto con otra de las grandes novelas de ese periodo: Rayuela, de Julio Cortázar. "Tampoco en su caso fue difícil decidir", cuenta. "No era un escritor conocido cuando nos trajo su libro Las armas secretas y vimos que era un autor importante. Fue también cosa del azar, una suerte. Pero no han sido los únicos casos, me ha sucedido también con Tolkien, con Ballard y Bradbury".

Porrúa es un editor de raza, a la antigua", dice, "de los que se leen todos los libros que publican y lo que publican los demás". Para él "los autores son los que hacen al editor". Y afirma su fidelidad ciega en los escritores. "Al autor hay que defenderlo en todos sus libros. Yo he publicado toda la obra de Ballard, Bradbury y Angela Carter. El editor tiene que tener confianza intelectual en sus autores".

Pero lo que Porrúa recuerda de sí mismo en la época de Cien años de soledades sobre todo una extensa sensación de bienestar. "Fue una época de gran felicidad, no hablo de orgullo por haberla editado, sino algo más amplio. La satisfacción de realizar un sueño imposible". El sueño de todo editor.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_