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Tribuna:MODERNIZACIÓN DEL CAMPO
Tribuna
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La cornisa cantábrica ante el desarrollo rural

Los autores lanzan propuestas para impulsar unas infraestructuras regionales que permitan mantener unos niveles de población estables en el ámbito agrario y su adaptación a un entorno económico liberalizado, utilizando como referencia una de las zonas con mayor potencial en España

La lógica económica de las leyes del mercado opera sobre el sector agrario generando efectos positivos (incremento de la productividad y la competitividad, modernización, mejora en las condiciones de trabajo ... ), pero también otros indeseables no sólo en el ámbito rural, sino para la sociedad en su conjunto. La progresiva disminución de la población rural ha alcanzado niveles preocupantes, de forma que ya hay zonas en toda Europa calificables como auténticos desiertos poblacionales, al tiempo que se genera mayor desempleo y marginalidad en el ámbito urbano.Es necesario detener este proceso que conlleva desarraigo, pérdida de valores culturales tradicionales y también algo sobre lo que la sociedad cada vez se muestra más sensible: el deterioro medioambiental donde se abandonan las tierras y se dejan improductivas.

Recientemente (noviembre, 1996), promovida por la Unión Europea se ha celebrado en Cork (Irlanda), la Conferencia Europea sobre el Desarrollo Rural, bajo el eslogan Un medio rural con vida. Se ha tratado de buscar orientaciones políticas que acaben con ese proceso de reducción poblacional en el medio rural mediante la generación de un mayor dinamismo económico, social y cultural. En su declaración final se reconoce al medio rural como escenario privilegiado de desarrollo, capaz de ofrecer respuestas satisfactorias a la demanda creciente de "salud, seguridad, desarrollo personal y ocio".

En dicha declaración se coincide en que hoy las funciones del medio rural no pueden ser las tradicionales. A la misión de producir alimentos para todos debe añadir otras: distribución equilibrada de la población, espacios de ocio o conservar un patrimonio arquitectónico, una cultura tradicional y unas raíces que nadie quiere perder.

La cuestión es cómo conseguir que el medio rural mantenga unos niveles poblacionales estables, sin frenar la modernización del sector agrario y su integración en mercados progresivamente más abiertos. A nuestro juicio es posible conseguirlo, si la sociedad y las administraciones asumen el coste de esta opción como una inversión de futuro.

Analicemos estas cuestiones en relación con la zona septentrional de España. La cornisa cantábrica (incluida Galicia) actuando de forma decidida, sería un escenario idóneo para lograr el desarrollo rural del que hablamos. Aunque el peso económico relativo a la producción agraria regional está disminuyendo, la actividad ganadera, agrícola y forestal constituyen el fundamento de su mundo rural.

Por ello deben seguir teniendo atención los aspectos que afectan a la buena marcha de los subsectores fundamentales de la comisa. Se trata de una región con grandes dificultades para la diversificación productiva, por su tradicional dedicación al ganado vacuno de producción lechera.

Es preciso asegurar el mantenimiento de las explotaciones familiares con base territorial suficiente, consiguiendo una cuota media de producción por explotación no inferior a 150.000 kilos de leche por año. La cornisa cantábrica no puede aceptar como definitivo el actual mapa productivo lechero nacional. Cualquier programa de reestructuración sectorial que se diseñe, tiene que movilizar cuota con destino al área citada, bien priorizando las posibles distribuciones de la reserva nacional de cuota láctea, o mediante ayudas específicas para compra de cuota a explotaciones no competitivas.

En segundo lugar deben considerarse las actividades concernientes a la producción cárnica. Incidir en la fase de engorde del animal estimulando sistemas de explotación extensivos en contraposición a los métodos de producción masivos en cebaderos, permitirá recuperar la imagen de esta producción por la vía de la producción ecológica de calidad.

Un mayor aprovechamiento del potencial forestal y el aumento de actividades de transformación e industrialización de los productos citados, siempre desde una perspectiva de calidad, sería complemento indispensable a la producción tradicional. Deben plantearse estrategias que atemperen la tendencia al monocultivo de la leche. Fomentar iniciativas de diversificación ligadas a la agricultura, a los servicios turísticos o a la actividad industrial de bajo impacto medioambiental.

Conseguir este objetivo de desarrollo rural requiere servicios educativos, sanitarios y asistenciales dignos. Infraestructuras viarias y de comunicación adecuadas a las actividades rurales. Todo ello configuraría un escenario estable de población.La conveniencia de abordar actividades relacionadas con la conservación, recuperación y mantenimiento del mundo rural, añade complejidad a esta alternativa. Ello justifica, más si cabe, la necesidad de abordar este problema desde perspectivas globales. Integrando actuaciones públicas y privadas en programas multisectoriales de ámbito local, comarcal y regional, elaborados con la participación de la población; que simplifiquen los procedimientos, descentralicen las decisiones y dispongan los recursos suficientes para lograr un objetivo que es de todos.

Por ello, en fin, es previsible y necesaria, la modificación y adecuación de los sistemas actuales de protección al sector agrario. Aunque para una correcta aplicación de las políticas citadas, no debe suponerse la disminución relativa de los recursos económicos disponibles en el conjunto de las ayudas públicas, sino más bien una diferente distribución y aplicación, especialmente de los fondos comunitarios.

Ricardo de Andrés Mozo es ex director regional de Agricultura y Ganadería de Asturias. Rosa Inés García Ortiz es diputada regional de Cantabria. Manuel Cavero Pérez es ex director provincial del MAPA en Cantabria.

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